miércoles, 23 de junio de 2010

LA EDUCACION PÚBLICA: ENTRE SUS CRISIS Y SUS CRITICOS/ La actualización de los docentes de educación básica.

LA EDUCACION PÚBLICA: ENTRE SUS CRISIS Y SUS CRITICOS


Por: Avelino Reyes Pech

Escritores por la Educación, A.C.



El Subsecretario de Educación Media en el Estado se quejó recientemente de las declaraciones del Director del Área Académica de Humanidades de la Universidad Veracruzana, por criticar la situación educativa de Veracruz y le recomendó “abstenerse de declarar acerca de lo que no conoce” ; lo acusó de “no ser un investigador serio” (porque para serlo) “debe señalar la fuente en la que se basa para sustentar un estudio o crítica para no correr el riesgo de evidenciarse como advenedizo e investigador furtivo” Si se concede la razón al funcionario, semejante juicio habría que aplicar a un investigador del Instituto de Investigaciones en Educación de la misma Universidad por afirmar en un periódico local sobre el mal uso del “presupuesto educativo del país por prestaciones sindicales y miles de comisionados”. Como en el caso anterior, tampoco hubo cita de las fuentes que sirvan de sustento a las aseveraciones. Tampoco quedaría exento del mismo criterio, un intelectual que se autocalifica como pedagogo, Doctor Honoris Causa de la citada máxima casa de estudios; ex subsecretario de educación federal; ex asesor de un Secretario de Educación Pública del país, miembro del Consejo de Especialistas en la Educación de la citada Secretaría, quien en ocasión de recibir la condecoración calificó –según nota de prensa- al sistema educativo de catástrofe nacional por “las concesiones de los gobiernos del PAN a la cúpula sindical; la corrupción, mediocridad y tradicionalismo pedagógico; el uso de maestros para fines políticos y la complicidad de algunos profesores, así como la alianza del presidente Calderón y Elba Esther Gordillo” (que dijo), “sacrifica (sólo ella) el destino de los niños”. Como en los casos anteriores, en la nota publicada tampoco hay mención de las fuentes que sustenten importantes juicios.

Dados estos calificativos y descalificados, es pertinente aludir al problema de la declaracionitis que Héctor Aguilar Camín, también Doctor Honoris Causa de nuestra máxima casa de estudios veracruzana, categoriza en uno de sus artículos recientes como uno de “los graves obstáculos que los periodistas mexicanos deben superar para salir del estado de incredulidad en que se encuentran la prensa y periodistas”. Se ha olvidado, dice el autor, que “el trabajo del periodista no es repetir, sino informar: no copiar dichos, sino investigar hechos”. Las preguntas fundamentales qué, quién, dónde, cuándo, cómo y por qué sucedieron o suceden la cosas y quién da fe de ellas fueron sustituidas por las declaraciones, la grabadora, las palabras interesadas del declarante, dice Aguilar Camín.

Al margen de las definiciones personales de valores que se atribuyen a este exitoso periodista y escritor, su texto en comento es oportuno a la luz de las críticas que recientemente han menudeado en muchos medios impresos y electrónicos contra la educación pública. Muchas de ellas ocultan fines que están muy alejadas de la misión que deben tener prensa y periodistas. Parece que el fin no es hacer más inteligente a la sociedad en un problema fundamental para la vida de la nación; el afán es “masajear, alborotar y enardecer” a los lectores o a la audiencia según el caso. Y eso no es, a mi entender, lo que mejor urge para abrir las escuelas a la participación de la sociedad como afirman no pocos comentaristas y periodistas cuando abordan el tema de la educación.

Estamos frente a una campaña de descalificación indiscriminada de un proceso social como los hay muchos, si bien en el caso se trata del más importante y a la vez más complejo. Pero en este contexto, se soslayan o no se mencionan con el mismo énfasis las responsabilidades del Estado en la materia, de los administradores del sistema, del caos económico que afecta instalaciones y equipos educativos, de las omisiones de funcionarios, de las ocurrencias inexpertas de técnicos educativos y de diseñadores de planes y programas, de padres y familias que deseducan, de las campañas enajenantes de duopolios televisivos etc. Más bien parece que se trata del uso y abuso del ad hominen (en este caso contra una mujer) para ocultar el enfoque simplista y tendencioso que lleva a conclusiones alejadas del problema real. Un asunto es denunciar o contribuir a los graves problemas educativos, que los hay y muchos, y otra poco constructiva es manipular declaraciones y hechos ocultando o dejando de mencionar los demás factores que inciden en ellos; distorsionar la dimensión del problema insistiendo en que el sindicalismo (sindicalismos en el caso particular del Estado de Veracruz) por sí es causante del problema. Hay un aparente afán de exacerbar los ánimos de la sociedad contra la representación de los trabajadores de la educación.

Bienvenidas las opiniones que proponen y analizan, pero hay que des-velar el interés oculto de descalificar la escuela pública y querer someter a los maestros al papel de simples operarios de planes y programas aislándolos de su materia profesional. La defensa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación la deberán hacer quienes por obligación e identidad organizacional están obligados a ello y pero las generalizaciones no contribuyen a la solución de los asuntos sobre los que se dice tener interés. Vale la pena recordar que subestimar o sobreestimar actores y factores no sirve a la sociedad. La vigencia de la educación pública como instancia de equidad debe estar por encima de intereses particulares. Su defensa es obligación de los mexicanos sin distingos. Entretanto, la educación tiene que seguir caminando entre críticas y sus críticos, con el optimismo pedagógico que anima a quienes han encontrado en las aulas una manera relevante de servir a su patria.

www.escritorespor la educación.blogspot.com





La actualización de los docentes de educación básica. Factor decisivo para la calidad educativa.



Por: Margarita Moreno Azamar



En nuestra entidad un gran número de profesores en servicio nos formamos bajo el enfoque de la escuela tradicional, por lo que resulta necesario que en la actualidad, estemos abiertos a las nuevas propuestas de actualización docente para poder integrarnos de manera activa a los procesos de cambio que se están dando en el Sistema Educativo Nacional.



Actualmente con la Reforma Integral en la Educación Básica se busca que el docente sea capaz de desarrollar competencias para experimentar una nueva forma de trabajar los contenidos y vincularlos a los problemas reales que enfrentan los alumnos y esto, obviamente, implica un cambio en las prácticas pedagógicas cotidianas, pero también en la percepción y en las actitudes de todos los involucrados en la tarea.



La escuela y lo positivo que en ella debe ocurrir será posible solamente a través de un cambio progresivo apoyado por las autoridades educativas y toda la estructura administrativa del sistema educativo: jefes de sector, supervisores escolares, directivos y docentes que desempeñan la función de apoyo técnico-pedagógico, para que el profesor y la profesora frente a grupo, que son quienes finalmente hacen efectivas las nuevas propuestas, se sientan estimulados a trabajar de manera comprometida y no perciban como ajena la que, al final de cuentas, es tarea de todos.



Ante estos retos, resulta necesario ofrecer a los docentes, de manera oportuna en sus respectivos ámbitos de trabajo, oportunidades de actualización que sirvan de base ya no sólo para el conocimiento y la aplicación de la Reforma, sino para la apropiación de ésta por parte de cada maestro de grupo. Sin embargo, para lograr que cada profesor y profesora encuentre en su propia escuela la posibilidad de acceder a oportunidades de actualización, implica la realización de acciones que hasta el momento son ajenas a las posibilidades de directivos y profesores de educación básica.



Resulta entonces indispensable la intervención de quienes toman las decisiones en materia educativa, para que se generen estrategias que ofrezcan oportunidades de formación docente que sean factibles, tomando en cuenta aspectos económicos como el traslado y el tiempo disponible con que cuentan los docentes en servicio.



Una opción para la actualización docente ha sido el uso de las tecnologías de la información, y si bien es cierto que en Veracruz la Secretaría de Educación ha logrado actualizar a maestros de educación básica a través de la educación a distancia en línea, todavía hay mucho por hacer. Gran parte de las escuelas de nuestra entidad carecen del equipo necesario y del servicio de internet y si a esto sumamos la falta de espacios físicos para que los profesores asistan a consultar información y a utilizar los recursos tecnológicos indispensables para su actualización, la opción que mencionamos aunque buena, no ha tenido el impacto esperado.



Las condiciones de infraestructura y operación de las escuelas veracruzanas representan un gran reto, ya que ante sus necesidades es difícil establecer prioridades de actualización docente, sobre todo cuando el entorno de los centros educativos tiene tantas limitaciones y carencias en lo básico: ventanas, mobiliario, baños, electricidad, agua potable, por citar algunas de las más comunes.



La pregunta que surge entonces sería la siguiente: ¿Es válido apostarle a la actualización docente frente a este panorama de necesidades?



La respuesta debe ser positiva, ya que, aun con limitaciones, los profesores y profesoras comprometidos con su actualización y con la implementación de los cambios que requiere una Reforma, pueden lograr que sus alumnos se apropien de las competencias necesarias para incorporarse con éxito a la sociedad del conocimiento, sobre todo si estos docentes, reciben el estímulo y la retroalimentación constante de los compañeros de su escuela y de sus directivos.



Es necesario también mejorar los espacios colectivos de actualización docente como lo son los Centros Regionales de Actualización Magisterial (CRAM). Por algo es necesario empezar si no es posible hacerlo con todos los planteles de educación básica en la entidad, que sabemos son un número considerable (más de 11,500 en primaria y secundaria). Sin duda no es tarea fácil, pero si queremos mejorar la calidad educativa resulta imprescindible apostar a la actualización docente. Veracruz ha sido pionero en este tópico, no dudamos pueda continuar en ese camino.