martes, 27 de abril de 2010

Santos Degollado: el cristo de la reforma

SANTOS DEGOLLADO: EL CRISTO DE LA REFORMA


Por Lisardo Enríquez L.
Escritores por la Educación, A.C.

En fechas recientes leí un hermoso libro de Justo Sierra que se titula “Juárez, su obra y su tiempo”. La maestría de Sierra conduce al lector a conocer no sólo la inquebrantable virtud, voluntad y patriotismo de Don Benito Juárez, sino detalles de hechos de la guerra de reforma, y de la personalidad de quienes tuvieron en esa guerra civil una denodada participación. De cada personaje se pueden decir innumerables cosas, pero, definitivamente, en esta ocasión he decidido hablar de Don Santos Degollado, “el héroe de las derrotas”, según un sobrenombre que se le adjudicó.

José Santos Degollado Sánchez nació en Guanajuato el 30 de octubre de 1811 y murió el 15 de junio de 1869 en Llanos de Salazar, Estado de México. Incursionó en el estudio de diversas ciencias, incluyendo la teología (porque era un creyente), pero, sin duda, dedicó más tiempo a las actividades políticas y a las militares. No estaba catalogado como un gran estratega militar, pero tenía dominio de la espada y era un excelente jinete. En la guerra, su férrea voluntad y su elevada moral fueron las cualidades que lo llevaron, a pesar de grandes derrotas, a ser un auténtico héroe.

Don Santos, como se le conocía, fue un hombre respetado y admirado. Juárez lo nombró Ministro de la guerra y Marina y General en Jefe del Ejército Federal. Uno de sus soldados fue Don Ignacio Zaragoza. Juárez y Ocampo le decían Santitos de cariño. Por cierto, Don Melchor Ocampo, de quien hay que hablar aparte, lo impulsó para que interviniera en acciones políticas. Pues bien, Degollado hizo, como un gran maestro militar, que grandes huestes de mexicanos descalzos y hambrientos alzaran su fe en la escuela revolucionaria de la Reforma, para constituir, a base de lucha y de reveses, un nuevo ejército bien armado y fogueado, que él ya no dirigió en la victoria final, pero del cual fue artífice principal.

En un pasaje sobre la perseverancia y arrojo de este héroe nacional, dice Justo Sierra: “transformaba sus ejércitos incesantemente vencidos en otros más y más dispuestos a la lucha y al sacrificio; en otros, que tenían las almas encendidas por el inextinguible ardor del alma de su jefe y levantadas más en alto con su altísimo ejemplo”. Para dar una idea de lo que Degollado era al frente de sus tropas, basta con expresar que, en la batalla que tuvo lugar en Tacubaya, en los alrededores de la Ciudad de México, en abril de 1859, al tomar la decisión de emprender la retirada, él fue el último en salir a la retaguardia de sus fuerzas.

Las Leyes de Reforma, en cuya preparación participó en Veracruz, se publicaron gracias a su intervención. Fue él quien dijo al presidente Juárez que le permitiera publicarlas y que si no daban resultado lo mandara procesar. Era tal su firmeza y su pasión, que la mayor parte de la población estaba con el gobierno liberal gracias a los milagros, porque así se consideraban, de Degollado.

Cuando las fuerzas siniestras de la reacción asesinaron a Don Melchor Ocampo (el filósofo de la Reforma), Degollado pidió al congreso le permitiera vengar la sangre de este patriota de la democracia, petición que fue concedida. Pero nuestro héroe cayó en una emboscada. Capturado por el enemigo, y reconocido, fue herido en la cabeza; después le perforaron los pulmones a bayonetazos y lo mutilaron. Es, por todas estas vicisitudes en que se desarrolló la vida de Don Santos Degollado, y por la entrega de su sangre limpia, por lo que se le ha dado en llamar “El Cristo de la Reforma”. www.escritoresporlaeducacion.blogspot.com

martes, 20 de abril de 2010

Carlo Antonio Castro Guevara

La disciplina intelectual de Carlo Antonio Castro
René Sánchez García.

(Escritores por la Educación, AC)


El pasado domingo 11 de abril, en esta ciudad, falleció Carlo Antonio Castro Guevara, quien por muchos años fue uno de mis mejores maestros, excelente compañero docente, pero sobretodo, mi gran amigo. Lo conocí en el año de 1970 en Coatepec, disertando sobre la vida y obra del novelista Carlos Dickens, al celebrarse el primer centenario de su deceso. Posteriormente, en la Facultad de Pedagogía de la UV, tuve el privilegio de recibir sus enseñanzas en la cátedra de pedagogía social. Debo confesar, que debido a mi escasa edad, al ingresar, ponía poco cuidado en los contenidos de su asignatura, pero lo recuerdo por su personalidad, su presencia y su forma de ser docente.

A finales del mes de enero de 1974, ingresé como directivo y docente a la Escuela Secundaria y de Bachilleres “Experimental”, y mi sorpresa mayúscula fue encontrarme como compañero al Maestro Carlo Antonio, quien en esos momentos tenía a su cargo los talleres de Lectura y Redacción, así como Expresión Gráfica, dentro de un plan de estudios piloto, parecido al del CCH de la UNAM, que él junto con los profesores del bachillerato, sacaron adelante con gran éxito académico. Fue allí, junto con su esposa, la profesora Carmen Vargas Delgadillo (directora del plantel) y sus hijos, donde cultivé esa gran amistad duradera y sincera.

Hoy vuelvo a mencionar. Así como debo al profesor Miguel Ángel Rodríguez Peralta el descubrimiento e interés por todo lo que tiene que ver con las Ciencia de la Educación, así también mi deuda por la Antropología y el Indigenismo es con el Maestro Castro Guevara. Recuerdo que en el año de 1977, por invitación suya, asistí a un Seminario Estatal de Actualización de Promotores Culturales, auspiciado por la Dirección General de Culturas Populares de la SEP y el Gobierno de Veracruz, celebrado por espacio de 30 días en las instalaciones de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana. Al terminar dicho evento, decidí estudiar la licenciatura en Antropología Social, dentro de mi ya Casa de Estudios.

No quiero redundar en este espacio sobre el quehacer profesional desarrollado por el Maestro Carlo Antonio Castro Guevara, pues considero que ya ha sido mencionado en las páginas culturales de los diarios informativos más recientes. Sabemos ya, que aparte de haber cursado la licenciatura en Química, también realizó la de Etnología en la UNAM y en la ENAH, respectivamente; asimismo, la maestría en Ciencias Antropológicas (UNAM). Por más de 40 años se dedicó a la docencia en escuelas de nivel medio, medio superior y superior (especialmente en la Facultad de Antropología de la UV), incluyendo algunas maestrías. Conocido por su trabajo de escritor y difusor de la cultura, más de una cuarentena de libros publicados dan fe de ello. Su dedicación al estudio de las lenguas clásicas e indígenas que tradujo a su habla oral y escrita con suma perfección. El trabajo de campo realizado en varias comunidades indígenas en seis estados de la república, lo podemos constatar no sólo en su poesía, cuento y narración propias, también en la traducción de los muchos textos que le publicaron a lo largo de su fructífera vida. Y así sucesivamente.

Prefiero resaltar su disciplina intelectual forjada a diario y por años. Toda su obra académica y escrita son unas finas mezclas de talento, imaginación, sensibilidad, creación y destreza, manejadas en forma inusitada y magistral. Sus disertaciones, conferencias, pláticas y charlas nunca fueron comunes, siempre las consideré elocuentes y formativas. Para expresarse, utilizaba los recursos de la lingüística y la sintaxis, donde los acentos, puntos y comas formaban un conjunto único e irrepetible. Nunca supe en verdad a qué corriente teórica de las ciencias humanas pertenecía, pues conocía todas. Pero lo imaginé toda la vida como un crítico, nunca de la negación, sino de las propuestas alternativas, viables y con sentido. Amaba la vida, el planeta y el mundo cultural humano, luchando siempre por separar las imposturas, lo inválido, lo incorrecto, lo sinsentido.

La tarea no fue fácil. Dedicó desde niño, miles de horas a la lectura, al estudio y cientos a la escritura para difundir sus ideas y sentimientos en diarios informativos, revistas culturales y libros. Cultivó por años el estudio de las lenguas hasta dominarlas completamente, esto le permitió sin duda alguna ver a los otros con diferente perspectiva y entrar al corazón de sus indígenas a los que siempre defendió. Fue un lector bien informado, siempre de primera mano y en la lengua original, nunca a través de la televisión comercial. Magnífico observador y buen escucha, nunca dejó escapar algo que tuviera que ver con su objeto de estudio o investigación. Nunca se le escuchó hablar de política, religión o fútbol y con ello no se perdía en banalidades. A cambio, disfrutó del buen cine, del teatro, de la música, de la buena comida, de su familia, de los amigos, cuando podía.

Finalmente, para ser sinceros, se le reconoció muy poco su trabajo docente, sus aportaciones humanísticas y la amistad que profesaba. Como humano, tuvo sus errores y sus fallas, pero si de algo estoy seguro es que fue un hombre íntegro, cumplido, de palabra…como Los hombres verdaderos. http://www.escritoresporlaeducacion.blogspot.com/
sagare32@hotmail.com

lunes, 12 de abril de 2010

2010 año del desempeño escolar

2010 año del desempeño escolar


Por Margarita Moreno Azamar

(Escritores por la Educación A.C.)



El tema de la evaluación está actualmente en boca de todos, es obvio porque este 2010 en Veracruz es el "Año del desempeño escolar" y la pregunta es: ¿cómo podemos dar cuenta del desempeño escolar de los alumnos del sistema educativo veracruzano? Sencilla sería la respuesta después de tanta "difusión" que se le ha dado a la prueba ENLACE. Una segunda pregunta es: ¿realmente ENLACE da cuenta del desempeño escolar? La respuesta es parcialmente positiva porque esta evaluación da cuenta de los reactivos que pueden contestar los alumnos de acuerdo con los planes y programas oficiales de la SEP, asignándoles un puntaje dentro de la escala 200 – 800 donde la media es 500 y también ubicándolos en uno de los niveles de logro que maneja la escala de esta evaluación: insuficiente, elemental, bueno y excelente.

Esta evaluación sin duda es un referente del desempeño escolar que pueden tener los alumnos. Sin embargo, ENLACE no es una evaluación que sirva para comparar el desempeño entre entidades federativas, entre municipios, mucho menos entre escuelas. Una verdadera evaluación debe tomar en cuenta los contextos: no es lo mismo evaluar un estado con una alta diversidad geográfica y cultural, así como con una gran dispersión de sus municipios como es el caso de Veracruz, que evaluar un estado como Colima con cercanía de municipios y poca extensión territorial, por citar un ejemplo. Tampoco es ético comparar puntajes de escuelas que tienen condiciones tan diversas en lo que se refiere a infraestructura, número de docentes, número de alumnos, etc. Para realizar una valoración más equitativa tendríamos que analizar el factor de "eficacia social", entendiéndolo como la relación que existe entre las variables contexto de la escuela y logro académico de sus alumnos, es decir: la superación de las expectativas de los niveles académicos obtenidos por una escuela, considerando las características de su contexto.

Este tema es complicado, pero si realmente queremos aportar y no solamente criticar lo que tendremos que hacer es desempeñar cada uno el papel que nos corresponde. Los docentes debemos asumir el compromiso de trabajar cada vez con mayor conciencia de la labor tan importante que tenemos como transformadores sociales; los padres de familia debemos apoyar desde casa a nuestros hijos a asistir puntualmente a la escuela, a estudiar y alentarlos a comprometerse con realizar todas las actividades escolares con la mayor dedicación posible (incluyendo la resolución de la prueba ENLACE); las autoridades gubernamentales y educativas deben estar más cerca de los centros escolares, no sólo de la estructura operativa del sistema educativo, sino de los docentes frente a grupo y sobre todo de sus actores fundamentales: los alumnos.

Ahora bien, que Veracruz pueda estar arriba de los 500 puntos en ENLACE, que sería estar por arriba de la media nacional, no debe ser la meta; la meta debe ser que cada alumno del sistema educativo pueda mejorar en relación con los ciclos escolares anteriores, que cada profesor tome conciencia de la importancia de su labor a través del análisis de los resultados como parámetro de su práctica docente, y a las autoridades educativas actuales debe quedarles una profunda satisfacción de haber mantenido informados tanto al sector educativo como a la sociedad en general de lo que está pasando con la educación en Veracruz, y no sólo eso, sino de haber implementado estrategias de mejora para lograr un avance en este rubro. La semilla está sembrada… es cuestión de tiempo. www.escritoresporlaeducacion.blogspot.com