jueves, 1 de octubre de 2009

DOCENTES Y VALORES HUMANOS

Marco Antonio Figueroa Quinto
(Escritores por la Educación A.C.)
Sin duda que una de las actividades humanas más importantes y trascendentes en nuestra sociedad es la docente, esa que va modelando a las nuevas generaciones en conocimientos, destrezas, actitudes, competencias, aptitudes y valores que serán fundamentales para el desarrollo de la sociedad, en cualquiera de ellas. Hoy compartimos con nuestros lectores serias consideraciones que darán paso a la reflexión, lo que servirá para vislumbrar esencias, potencialidades y cualidades que podemos rescatar, desarrollar y perfeccionar.
En ocasiones se nos hace muy difícil referirnos a lo que muchos denominamos Valores Humanos, cualidades fácil de describir pero muy difícil de saber aplicarlo en la vida ordinaria, ya que estos se deben de entender como sentimientos , pensamientos y acciones de nobleza, surgidas desde lo más profundo de nuestra espiritualidad, cuestiones que son los caminos para alcanzar esas magnas aspiraciones humanas: Belleza, verdad y bondad; llámese como sea, según tradición, costumbre o formación, que por su naturalidad y cercanía a nuestras buenas acciones, muchas veces omitimos, surgiendo entonces la barbarie de la que también estamos hechos, pero por nuestros defectos de carácter e imperfecciones la repetimos constantemente, esto último no deberá ser.
Por ello la responsabilidad como docentes nos debe llevar hacer de nuestra vida un todo congruente, exigiendo sólo lo que uno esta dispuesto a cumplir, lo demás es fatuidad, engreimiento y necedad, que debemos evitar, combatir y desterrar, pensando en el bello privilegio de trasmitir lo mejor de nuestra cultura a las nuevas generaciones, es como surge este material, con el propósito de encontrar un punto de apoyo para ser mejores. Una de las interrogantes que surge sería ¿Qué son los valores humanos? En principio cuando hablamos de valor, generalmente nos referimos a cosas
materiales, espirituales, instituciones, profesiones, derechos civiles, etc., que permiten al hombre realizarse de alguna manera. El valor es, entonces, una propiedad de las cosas o de las personas. Todo lo que es, por el simple hecho de existir, vale. Un mismo objeto (persona o cosa) puede poseer varios tipos de valores, por ejemplo, un coche puede ser útil además de bello. El valor es pues captado como un bien, ya que se le identifica con lo bueno, con lo perfecto o con lo valioso. El mal es, entonces, la carencia o la ausencia de bien. Se llama mal al vacío, es decir, a lo que no existe. Por ejemplo, el agujero en la ropa, es la falta o ausencia de tela. Los valores humanos como ya lo mencionamos son aquéllos que perfeccionan al hombre en lo más íntimamente humano, haciéndolo más humano, con mayor calidad como persona. Se entiende por humano todo aquello que lleve al hombre a defender y crecer en su dignidad de persona.
El
valor humano conduce al bien humano. Recordemos que bien es aquello que mejora, perfecciona, completa; perfecciona al hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su libertad, en su razón. Se puede tener buena o mala salud, más o menos cultura, por ejemplo, pero esto no afecta directamente al ser hombre. Sin embargo vivir en la mentira, el hacer uso de la violencia o el cometer un fraude, degradan a la persona, empeoran al ser humano, lo deshumanizan. Por el contrario las acciones buenas, vivir la verdad, actuar con honestidad, el buscar la justicia, le perfeccionan. El valor humano te lleva a construirte como hombre, a hacerte más humano. Depende exclusivamente de la elección libre, el sujeto decide alcanzar dichos valores y esto sólo será posible basándose en esfuerzo y perseverancia.
El hombre actúa como sujeto activo y no pasivo ante los valores humanos, ya que se obtienen basándose en mérito. Estos valores perfeccionan al hombre de tal manera que lo hacen más humano, por ejemplo, la justicia hace al hombre más noble, de mayor calidad como persona. Para lograr comprender plenamente los valores humanos debemos analizar la relación que éstos guardan con otro tipo de valores. Siendo el ser humano el punto de referencia para los valores, cabe jerarquizarlos de acuerdo con su capacidad para perfeccionar al hombre ¡esto es base primordial para la práctica docente! Un valor cobrará mayor importancia en cuanto logre perfeccionar al hombre en un aspecto más íntimamente humano. Los valores infrahumanos: Son aquellos que sí perfeccionan al hombre, pero en aspectos más inferiores, en aspectos que comparte con otros seres, con los animales, por ejemplo. Aquí se encuentran valores como el placer, la fuerza, la agilidad, la salud. Los valores humanos que surgen del proceso educativo, con influencias en el individuo para desarrollar en el seno de la familia y en los miembros de una sociedad, valores tales como respeto, sobriedad, tolerancia, honestidad, lealtad, veracidad, trabajo, responsabilidad y congruencia son de vital importancia, lo que permitirá influir en la calidad de las relaciones con las personas significativas en su vida, padres, hermanos, parientes, maestros, directivos, amigos y demás miembros de la sociedad con que exista una relación. De este modo como retroalimentación la familia como reflejo de los que sucede intramuros contribuye a lanzar personas valiosas para el bien de la sociedad.
Recordemos que una persona valiosa, es una aquella que posee valores interiores y que vive de acuerdo a ellos. Los docentes sabemos que un hombre vale entonces, lo que valen sus valores y la manera en como los vive. Por ello vaya nuestro respeto, admiración y reconocimiento a la labor docente que trabaja para rescatar, mejorar y exaltar los valores humanos ¡Estamos! maestrosescritores@hotmail.com
El proceder de la educación social

Gilberto Nieto López
(Escritores por la Educación, A. C.)

El humanista, filósofo y pedagogo español Juan Luis Vives, expresó en sus Diálogos: la educación, mediante la conversación entre Flexíbulo y Grinferantes, que “… no es lo mismo fingir modestia que sentirla. Lo fingido alguna vez se descubre o manifiesta; lo verdadero permanece siempre. Fingiendo modestia, alguna vez en público o en privado harás o dirás inadvertidamente –que no siempre serás dueño de ti mismo– algo conque declares el fingimiento, y cuantos lo conozcan te aborrecerán tanto y aun más cuanto antes te amaran”.

Anteriormente, en el artículo de “Sócrates y nuestra formación”, comentamos la importancia de permitirnos ser felices, pero sobre todo de “enseñar a nuestras nuevas generaciones un camino que les consienta el ser reflexivos y sensibles de su entorno, que los lleve a un nivel superior de conciencia que les permita amar, ser justos y felices”, ¿posiblemente nosotros los adultos conseguiríamos educar a nuestros hijos, sobrinos, primos y alumnos sin tener plataforma pedagógica alguna? Habiendo una infinidad de respuestas viables, me aventuro a decir que sí es posible, debido a que enseñamos los valores intrínsecamente, haciéndolo subjetivamente bien o mal, pero haciéndolo finalmente sin compendios, únicamente con el trato humano.

La esencia que en mí impregnó la cita de Juan Luis Vives confluye en la necesidad de ser congruentes en nuestras vidas; desde un te amo a la pareja, hasta un discurso político de campaña; ¿a caso tenemos ascendiente moral sobre nuestros hijos al decirles que no fumen, cuando ellos nos ven haciéndolo? ¿O podemos pedirle a la sociedad que cambie de actitud cuando no lo hacemos? Pues algo es muy seguro, los alumnos, padres de familia, parejas sentimentales, amigos, compañeros laborales y sociedad en general, distinguirán, tarde o temprano, si concurriera en nosotros un proceder simulado.

Para argumentar mi enunciación sobre la posibilidad de enseñar sin formación pedagógica, realizo la siguiente interrogante ¿podríamos concretar algún método didáctico oficial sin el trato humano en el aula? ¿Sin un canal de comunicación afectivo? Hace un par de días leí una carta escrita por un distinguido funcionario de la educación. Él promovía los derechos y deberes de los maestros, que bien, de ser preciso, pudiesen extrapolarse al hogar.

Éste ilustre funcionario, seductor de mi admiración, reafirma en cada oportunidad la congruencia expuesta con antelación; pedía asumir una actitud paternal ante los alumnos, delimitada siempre por el respeto; impedir y detestar los vicios; pregonar la honestidad y bondad cuantas veces sea necesario, para permitirnos reprender menos; corregir lo que se deba, sin dejar alguna vez que la ira nuble nuestro juicio, evitando ser duro y mucho menos amenazador; evitar la mezquindad al alabar los logros de nuestros alumnos, pero tampoco exagerar, puesto que lo uno provoca disgusto y lo otro autosuficiencia. Seguramente existe interés e incertidumbre sobre la identidad de este funcionario, retórico y pedagogo, que más bien sorpresa induce al conmemorar 1914 años de su defunción, estoy hablando de Marco Fabio Quintiliano, cuyo prestigio otorgó como reconocimiento el ser llamado mejor profesor de retórica del mundo antiguo junto a Isócrates.

Sócrates, Juan Luis Vives, Quintiliano y François Rabelais entre otros; nos han estado diciendo por centurias que debemos enaltecer la dignidad humana, lograremos alcanzarla acuñando el amor, la justicia, la felicidad, la congruencia y la comunicación como lábaro de nuestro proceder habitual. Pero finalmente atreviéndome a parafrasear al humanista, escritor, filósofo y político francés Michel Eyquem de Montaigne; todas estas grafías constituyen las divagaciones de un veracruzano que sólo ha conseguido penetrar en el conocimiento social la parte más efímera y superficial, lo demás depende de cada uno de nosotros. maestrosescritores@hotmail.com




GILBERTO NIETO Y EL EJERCICIO DE ESCRIBIR

Ariel López Alvarez
(Escritores por la Educación, A.C.)



Hay ensayistas y articulistas que son un buen ejemplo de quienes buscan expresar sus inquietudes y desasosiegos sin perder la prudencia, dejando testimonio de su crítica para el juicio de los demás y la posteridad. Diría yo que en el seno de una sociedad de complejos intereses, ellos son el mejor vocero para plasmar las preocupaciones de nuestro tiempo.
Entre otros, Gilberto Nieto Aguilar es uno de esos articulistas preocupados por tener siempre algo que aportar en sus constantes colaboraciones a Diario de Xalapa desde julio del 2004. Desvela las ideas con la maestría del torero que desvanece aquellos pases que desgarran el ole de las gargantas de las multitudes y, con su perseverante esfuerzo de publicación, ha alcanzado vincular su trabajo con el interés del lector que gusta de apoyar el juicio con las argumentaciones de quienes tienen opiniones siempre interesantes, que las adosan con una chispa de agudeza mental, y que lo hacen sin sentirse depositarios de la verdad, aquella verdad que es ensueño de muchos y que ha conducido a fanatismos y conformidades en la historia.
Si los perfiles de sus artículos son múltiples es porque son muestra de una amplia cultura. Se esfuerza por ser entendido, lo que supone el ejercicio de revisión de lo pensado y de cómo se ha de escribir. Se ve que es partidario de la recomendación de Monterroso y otros de torturar al texto para no torturar a los lectores. Deshilvana con argumentos las categorías de una cuestión, como el buen profesor que es, al punto de proveernos el medio para entender, pensar y juzgar sus contenidos. Esto último me hace recordar a Neruda, en Confieso que he vivido, quien registra la sentencia de un poeta amigo suyo que en ocasiones lo interrumpía a voces: “No sigas, no sigas, que me influencias”. Luego, el que comunica permea en la conciencia de los demás, asesta golpes con su estilete de dudas o certezas hasta lo más hondo del pensamiento, precisamente ahí donde el individuo se permite la reflexión, para construir el saber propio, el de su conciencia.
Orientaciones y esfuerzos como el descrito permiten los cuestionamientos al columnista, ¿Cómo puede la acuciosa inteligencia cohabitar con sus vacilaciones, atar y desatar los fardos, envolver y desenvolver los conceptos, hasta dar a luz una idea expresada con sencillez?, ¿Cómo supera la vanidad de la erudición para compartir con claridad su conocimiento y puntos de vista y someterse a la crítica?, y sobre todo, ¿Cómo puede ejercitar llanamente su libertad de pensamiento en un México que no ha abandonado del todo el esquema de la ortodoxia política, inflexibilidad de la que adolecen sectores más amplios de aquellos que participan en un partido?
En palabras de Nieto Aguilar, “La escritura es una proyección del yo, un ejercicio íntimo y privado sobre convicciones o aspectos de la vida que interesan al autor. Es un punto de vista, una visión del mundo, una opinión más que, al ser publicada, se suma al concierto de conceptos y propuestas que pueden enriquecer el acervo humano, considerando que no todo lo que se dice es cierto, ni todo es importante, ni puede plantear verdades absolutas o irrefutables” (D.X.; 26/10/2008).
En fin, algo tiene el que busca dilucidar los fenómenos que se presentan en su entorno. Es probable que las intenciones provengan de la sed de expresar y volcar su inquieto espíritu. Entiendo que Gilberto Nieto Aguilar trabajó muchos textos antes de ocupar un espacio en los medios; y como lector, puedo decir que ha alcanzado a redactar por encima de los circunloquios, sin el rodeo de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresar más brevemente. Ahora, después de cinco años ininterrumpidos de creación, Nieto Aguilar escribe para todos porque antes ha escrito para sí mismo.



CULTURA ESCOLAR Y SU IMPACTO EN LA ATENCIÓN DE LA DIVERSIDAD
Por Anita Rodríguez Flores
(Escritores por la Educación, A.C.)

Al hablar acerca del término de diversidad, es importante destacar que la mayoría de las escuelas a las que pueden asistir los alumnos con algún tipo de discapacidad o necesidades educativas especiales no cuentan con las condiciones necesarias para atender al alumnado que forma parte de ella.
En la actualidad muchas de las instituciones educativas carecen de flexibilidad en su enseñanza, lo cual no favorece la incorporación de aquellos alumnos que se encuentran en una situación de desventaja. Se habla aquí, de que a pesar de los avances que existen hoy en día como parte de la transformación de la sociedad, muchas personas en el mundo se encuentran excluidas desde edades tempranas.
La educación que reciben no es de calidad debido a la rigidez del propio sistema tradicional de enseñanza, algunas de las problemáticas relacionadas con este aspecto subyacen de la imposición de modelos no adecuados a la realidad de los países, así como también a la necesidad de homogeneizar los planteamientos curriculares ocasionando en los alumnos la segregación y exclusión.
Existen ciertos modelos muy arraigados en algunas escuelas que es difícil cambiar, puesto que forman parte de su cultura escolar, es en este sentido, que los niños, niñas y jóvenes que requieren un tipo de atención especial aún no cuentan con una aceptación total.
En otros casos, existe resistencia al realizar adecuaciones curriculares necesarias para llevar a cabo la intervención educativa con los alumnos que requieren un apoyo específico por presentar alguna discapacidad o necesidades educativas especiales.
El hecho de considerar que al realizar adecuaciones a los elementos del currículo se genera en el aula una mayor carga de trabajo y al pensar que las necesidades educativas especiales únicamente pueden ser apoyadas por los maestros especialistas, impide que se avance en la atención de los alumnos por parte de los maestros de educación regular.
De esta forma, los aspectos más visibles relacionados con la cultura escolar que pueden observarse en las aulas de las escuelas regulares tienen que ver con:
· Las prácticas y rituales de la acción educativa: en donde interviene la graduación, selección y división de los alumnos.
· El ritmo de la clase: caracterizado por la forma disciplinaria, el tipo de instrucciones y la relación poco directa con los alumnos.
· Los discursos: es decir, las palabras, expresiones, frases y formas de comunicación tanto verbales como corporales en donde las más comunes son para clasificar, etiquetar o evidenciar a los alumnos.
No se puede generalizar que en todos los centros escolares se presenta la misma situación, pero si se pueden encontrar elementos comunes que intervienen en la aceptación o no de los niños, y jóvenes con necesidades educativas especiales y capacidades diferentes. Por tal razón sería conveniente que se analizara la cultura escolar que interviene en la atención a la diversidad y con ello avanzar en una verdadera inclusión escolar.




LA CONDICION PARA EDUCAR

Por Avelino Reyes Pech
(Escritores por la Educación, A.C.)

“La educación... ni empieza ni termina
en los territorios de la razón”.
Pablo Latapí

Un escueto comunicado del titular de la Secretaría de Educación Pública fue la reacción del gobierno federal con motivo de la muerte de Pablo Latapí Sarre acaecida el 3 de agosto de este año. No hubo desgarraduras de vestimentas ni oraciones fúnebres presidenciales; por supuesto el ilustre educador no era amigo del Presidente y el jefe del ejecutivo no creyó necesario o no tuvo tiempo de rendir honores “de cuerpo presente” ni mucho menos ceremonias de héroe civil en el Campo Marte del Ejército como en alguna ocasión ha sucedido. Tampoco se trataba de fotografiarse con algún privilegiado de los profesionales deportistas que las televisoras encumbran con el calificativo de selección nacional a sabiendas de no que no son ni lo uno ni lo otro.
Se ha hecho lo justo y debía ser así, como la vida de quien ahora ha muerto su cuerpo; como corresponde a un maestro, quien vendiendo su tiempo, inteligencia y trabajo, nunca aceptó vender su libertad de expresión, su agudeza crítica al poder y su independencia intelectual. Nunca, por tanto hubiera aceptado honores del gobierno si era a cambio de una conducta política de incondicionalidad como hay muchas y la pérdida de su autonomía intelectual. Al momento de redactar estas líneas, en diferentes lugares y pluralidad de grupos que lo conocieron por su cátedra, sus textos o su legado han llevado a cabo póstumos homenajes.
Como era de esperarse, hay coincidencia con quienes se han comprometido no en la fácil aunque importante tarea de la difusión de las aportaciones que hizo al país el educador formado en la “Compañía de Jesús”. Habrá que reproducir la conducta de quienes como él, nunca necesitó vivir del oropel de sus títulos académicos que tuvo muchos y dignamente merecidos. Su cercanía a algunos funcionarios de la educación pública y privada nunca los usó para buscar fama, nóminas o privilegios porque sabía bien que su papel era ser y hacer el contrapeso del poder político como la única forma de servir a la causa de la educación o para decirlo con las palabras de uno de sus discípulos “entender el mundo y criticarlo”. Promovió, dirigió y estimuló instituciones educativas y formó discípulos. Demostró durante cuatro décadas de investigación que la actividad educativa no es viable comprenderla y menos ejercerla si se aísla de sus relaciones con la economía, la política, la justicia y por encima de todo la equidad.
Clara lección para todos aquellos que promueven una educación mimética que enaltece un simple símil de proyecto industrial, comercial o técnico en una sociedad sumida en la pobreza de los más y la dominación de los menos. Artículos, libros, instituciones y tareas a las que Latapí dedicó su lúcida tarea compromete a quienes ejercemos o ejercimos la tarea docente y especialmente a quienes forman futuros educadores y a entender que la educación es necesariamente un proyecto político cuya condición es la equidad como esencia de la ética.
En 1995, Latapi escribió que “eficacia o moralidad, pragmatismo o conciencia, negociación de conveniencias o lealtad a los principios serán siempre dilemas difíciles en la práctica política; pero importa no perder nunca de vista el sentido último de las cosas” El nunca perdió el sentido de las cosas. No se puede, dice el refrán, estar en misa y andar en la procesión. No es compatible pues realizar la tarea de educar y perder la autonomía. Aplicar un programa escolar como un fin en sí mismo y ceder la autonomía que necesita el maestro es contradictorio a la profesión de educar. Formar e informar es un binomio indisoluble en la acción didáctica de los maestros. Entender y vivir la libertad de conciencia y de actitud frente a la inequidad social y económica es la primera condición para educar; es la forma de armonizar con “el sentido último de las cosas” el compromiso cotidiano y arduo de quienes quieran caminar con seguridad y ser digno al beso de sus hijos.




Los nuevos rumbos de la Asociación Estatal de Padres de Familia.
Luis Gerardo Martínez García
(Escritores por la Educación A. C.)

En fecha reciente, integrantes del grupo Escritores por la Educación (AC) nos reunimos con la actual presidenta de la Asociación Estatal de Padres de Familia (AC). Intercambiamos ideas, dudas, inquietudes y propuestas ante los nuevos rumbos de la AEPFAC que dirige la maestra Diana Santiago Huesca.
Junto con un equipo de trabajo conformado por padres-profesores, la AEPFAC intenta reposicionarse políticamente como una instancia no gubernamental con facultades para apoyar las asociaciones de padres de familia en las escuelas de educación básica del estado de Veracruz. Eso significa redoblar esfuerzos a fin de mejorar la imagen de esa asociación civil ante la sociedad y ante las instancias educativas prioritariamente; de igual manera implica establecer estrategias que hagan cumplir las funciones por las que fue creada. La AEPFAC exige de la comunidad educativa un giro de 180 grados que coadyuve a la resolución de los problemas y fortalecimiento de los proyectos de los padres de familia que tienen una participación importante en cada una de las más de 23 mil escuelas que conforman el sistema educativo estatal actualmente.
Los padres de familia han sido el pilar sustantivo en la vida y mantenimiento de las escuelas. Tanto los profesores como las autoridades educativas han recurrido a la organización de las asociaciones de padres de familia como garantes de la existencia de las escuelas y su estructura interna. La mayoría desarrollan un trabajo decoroso en escuelas rurales, urbanas e indígenas. El Estado en muchas de las veces ha dejado en manos de los padres de familia por muchos años; en coordinación con los directivos y profesores ellos realizan actividades muchas veces extraescolares para poder financiar las necesidades y requerimientos que exigen las escuelas. Con o sin AEPFAC las asociaciones de familia han subsistido desde el siglo pasado. A un año de haber asumido la presidencia, Diana Santiago Huesca comenta a los Escritores por la Educación su experiencia y las tareas que han servido como “parteaguas” de la anterior existencia de la AEPFAC (de más de 20 años): “Hemos llegado a apoyar a los padres de familia que vienen trabajando a favor de la educación de sus hijos; queremos sumarnos al trabajo que ellos realizan día con día a lo largo de todo el estado de Veracruz; porque nosotros también somos padres y queremos lo mejor para nuestra familia.”
Los nuevos rumbos de la Asociación Estatal de Padres de Familia están marcados por un rediseño de su estructura, redefinición de sus tareas y acciones, replanteamiento de su relación con las asociaciones de padres de familia de las escuelas, renovación de sus cuadros de trabajo y revisión de su conformación legal (desde su registro como asociación civil hasta sus estatutos y conformación legislativa). Dice Diana Santiago: “Para estar más cerca de las escuelas y de los padres de familia y sus necesidades y problemáticas, tenemos ya 10 representaciones en todo el estado de Veracruz. Trabajamos estrechamente con las instancias gubernamentales que viabilicen la resolución de problemas y agilicen las solicitudes de los padres de familia”.
De manera corresponsable la AEPFAC desarrolla una de las acciones más complicadas de nuestra sociedad veracruzana: dignificar la labor de los padres de familia sin trastocar la función de los docentes. A esto se le suman los retos que implican ser, como asociación civil, una organización no gubernamental fiable: ¿cómo creer en una asociación que por muchos años no aportó gran cosa? ¿qué hacer para que la asociación además, de ser reconocida sea conocida? El panorama no es fácil para ninguna de las partes: asociación civil, padres de familia, escuela, sociedad e instancias gubernamentales.
Aún así, Diana Santiago y su profesional equipo trabajan sistemáticamente conscientes de que sus aportaciones deben estar en sintonía con un proyecto propio en esencia filosófica, pedagógica y social, evitando cometer los errores de administraciones pasadas. Hoy los padres de familia cobran particular valor en tanto que las puertas de las escuelas se han ido abriendo paulatinamente, ellos tienen mayor injerencia y responsabilidades, y de igual manera se han fortalecido sus derechos. Los padres de familia informados tienen presente el compromiso que les exigen sus hijos en las escuelas pero saben que no pueden ir solos, que las alianzas políticas con profesores y autoridades educativas serán benéficas en tanto sus propósitos respondan a las características de sus hijos. Al respecto la AEPFAC consiente está de su responsabilidad social y política. maestrosescritores@hotmail.com




La escuela multigrado

Yolanda Hernández Lagunes
Escritores por la Educación, A. C.

A cualquier docente de escuela multigrado se le presentan muchos retos educativos que debe afrontar diariamente.

Uno de los retos más grandes es el atender simultáneamente alumnos de diversos grados, esto tiene ventajas y desventajas durante el proceso de enseñanza-aprendizaje; por un lado puede favorecer la colaboración y ayuda mutua entre alumnos de distintos grados, pero al mismo tiempo el docente tiene que organizar y planear de tal manera que articule los contenidos de las diversas asignaturas y grados.

Al articular contenidos de diversos grados, el nivel de complejidad va cambiando tomando en cuenta el grado en el que se encuentre el alumno. El profesor tiene que utilizar los libros de texto, ficheros de actividades, libros para el maestro y avances programáticos mismos que son utilizados en la escuela de organización completa, lo que significa que casi no hay material que sea única y exclusivamente para la organización en multigrado, en la que el docente tenga un apoyo cuando realiza la planeación; considerando además que la situación determina el logro de una planeación adecuada, el profesor debe conocer el plan y programas de estudios de los diferentes grados con el fin de lograr desarrollar en sus alumnos habilidades que les lleven a realizar un aprendizaje autónomo, en el que el profesor será un facilitador e intermediario entre el conocimiento y el alumno.

Otro reto muy importante es el de tratar por todos los medios de darle el espacio a cada asignatura para que los temas no sean abordados de manera superficial, como sucede con frecuencia en las asignaturas de ciencias naturales, historia y geografía; ya que regularmente los temas son vistos en una sola sesión a través de una lectura rápida, cuestionarios, dictados y otras actividades que no llevan a los alumnos a apropiarse de los contenidos.

Otro reto que el profesor debe sortear es el del tiempo que los alumnos deben esperar para ser atendidos, ya que debe alternar su atención entre los distintos grados; durante este lapso los alumnos están sin hacer nada y quizás lleguen armar un desorden, por lo que es importante que en el salón de clases existan rincones de trabajo de las distintas asignaturas, en donde haya guiones o fichas de trabajo, además también deben existir distintos materiales didácticos que mantengan ocupado al alumno mientras espera ser atendido por el maestro.

La evaluación es otro reto que el profesor multigrado debe enfrentar por que además de no saber qué y cómo evaluar, se enfrenta con la dificultad de elaborar su propio instrumento de evaluación, en virtud de que su planeación difiere de cualquier otra y debe analizar a detalle qué es lo que quiere y debe evaluar, tomando en cuenta el avance en las asignaturas así como el logro de los objetivos de aprendizaje de las mismas.

Podría seguir enumerando más retos y dificultades por las que atraviesa el profesor multigrado, pero es más importante detallar qué es lo que queremos lograr, como lo es una escuela en la que se trabaje el mayor número de días del calendario escolar; una escuela que enseñe al alumno a ser honrado, cortes, responsable, reflexivo e independiente, además que promueva el aprendizaje colaborativo; en donde los padres de familia estén estrechamente vinculados en el proceso de enseñanza – aprendizaje de sus hijos; que responda a la equidad; la evaluación sea la adecuada; exista material que realmente sea útil para la planeación, etc. E-mail: maestrosescritores@hotmail.com






Algunas interrogantes entre la escuela pública y privada

Por Esperanza Aurora Hakim Vista
(Escritores por la Educación, A.C.)


¿A caso la escuela no integra la empresa humana más grande del planeta? ¿No se le ha conferido, por siglos, la acción social más relevante, como la de formar seres integrales y felices, capaces de construir conocimientos, desarrollar habilidades y mostrar valores y actitudes de alto orden? ¿No ha pretendido enseñar bien, más que centrar la atención en las formas en cómo aprenden los estudiantes, para así diversificar y favorecer entornos de aprendizaje pertinentes? ¿No ha querido mejorar el bien común de los ciudadanos, a partir de trabajar en equipo, en comunidades de aprendizaje para así, fortalecer el: aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir con los demás? ¿No ha buscado con toda vehemencia que los educandos aprendan para ser y saber hacer frente a los desafíos que la vida les presenta en la multiculturalidad de escenario y a cualquier edad?

¿No evalúa conocimientos, habilidades y destrezas, actitudes y valores siempre? ¿Estamos satisfechos con los niveles de logro académico obtenidos por las alumnas y los alumnos de nuestros países latinoamericanos, de México, de Veracruz, de la sociedad planetaria? ¿Cuáles son los multifactores que -dependen exclusivamente del contexto escolar- que no permiten alcanzar la calidad tan anhelada en el ámbito educacional?
¿Que ofrecemos en la escuela: un servicio -público o privado-, un bien común y derecho
insoslayable de todo ciudadano o ambos? Los padres y madres de familia ¿no tenemos el derecho y la obligación de contar con una rendición de cuentas del servicio que pagamos a través de nuestras contribuciones al Estado-Nación? Fortalecer el trabajo entre pares, como estrategia de formación continua y de desarrollo profesional de las y los docentes desde las distintas funciones que realizan dentro de las escuelas ¿no posibilita el desaprender para aprender desde las múltiples y diversas experiencias del propio profesorado?

¿Por qué persistimos a resistirnos a ser evaluados, cuando es una de las acciones que de manera permanente y a cada momento es lo que las y los docentes realizamos desde que ingresamos al aula? ¿Por qué no arriesgarnos -como en otros momentos lo hemos hecho- a probar maneras distintas de hacer las cosas -para el bien individual y colectivo-, cuando lo obtenido en la última década del siglo pasado y primeros años del Siglo XXI, denotan los grandes fracasos logrados en la tarea más humana de lo humano, como lo es la EDUCACIÓN?

Como bien afirma Philippe Perrenoud, en su magistral conferencia virtual, El Desarrollo de Competencias Docentes para los Maestros del siglo XXI (2008) […] Preparación al cambio. No es el mismo cambio de acuerdo al lugar que cada uno ocupa en una sociedad. Unos sufren el cambio y otros lo deciden, sin embargo, el poder está en orientar el cambio, aprobarlo, y los demás adaptarse a él aunque no decidió que sucediera, pero que está ahí.

Las personas en las sociedades están sujetas a los cambios, la escuela va seguir cambiando siempre al estar inmersa en una “reforma permanente”, que la lleva transformaciones que, aunque no todas están bien pensadas o bien ejecutadas, existen. La mejor preparación al cambio es hacer oír la voz, buscar acuerdos, negociaciones, todo cambio implica un progreso para mí y los otros, ser capaz de hacer el cambio es una posibilidad de evaluarlo, saber resistir a él… (participar de forma proactiva, es decir, si yo me opongo qué propongo)…ya que muchos cambios olvidan las necesidades de los maestros, de los alumnos, de las sociedades. La resistencia al cambio conlleva a querer preservar lo alcanzado, de ahí que los cambios deban ser vinculados por los actores, los docentes y formadores, ello hará más eficiente la transformación […]

Parafraseando a Hugo Assmann, (2002), uno de los principales representantes de la Biopedagogía: La educación que tenemos es un peligro para la humanidad, al haber perdido su encanto, por ello necesitamos re-encantarla… reconocernos como "aprendientes", es decir, como sujetos que aprenden a cada momento a lo largo de su vida y a través de cada experiencia suscitada... Y diría yo, hasta el último de nuestros suspiros...

Grandes preguntas que tenemos pendientes por contestarnos: ¿Qué tenemos y debemos hacer para re-encantar la educación de hoy? ¿Qué políticas gubernamentales y educativas, y cuáles acciones son indispensables y urgentes desdoblar para poder alcanzar las metas acordadas en 1990, respecto a la Educación para Todos (EPT)? ¿En qué parte se perdió la "Vocación Docente"?, donde al decir de Octavio Paz: "...la vocación más que un proceso intelectual es algo sobre todo afectivo, vinculado principalmente con las emociones, con el espíritu, con la esencia humana."
maestrosescritores@hotmail.com



Educación y seguridad pública

Luis Alberto Ortiz Castañeda
(Escritores por la Educación, A. C.)

En los últimos años hemos sido testigos de cómo nuestra sociedad ha cambiado en la manera de concebir, conceptualizar y vivir los valores, mismos que nos dan la pauta para una sociedad armónica y con principios elementales para la sana convivencia, que nos permitan ser una sociedad tolerante, pacifista y respetuosa de las garantías individuales que nuestra constitución acuña.

Pero esto desafortunadamente no es así, día a día somos testigos de cómo diferentes factores socioculturales modifican la conducta de la sociedad, agentes como los medios de comunicación audiovisual, por poner solo un ejemplo, presentan en sus programas, conductas malas como buenas, antivalores que parecen virtudes y características plausibles de los protagonistas.

Pero ojalá esto solo quedará dentro de las pantallas de televisión, sin embargo, tristemente no es así; en nuestros hogares y escuelas vemos cómo las relaciones interpersonales se deterioran cada vez más, se ha perdido el respeto a los padres, a nuestros compañeros y por consecuencia se ha perdido el respeto a la figura del maestro, anteriormente venerado y reconocido por su labor encomiable de trasmitir conocimientos, formar conciencias, desarrollar y transmitir valores.

Las políticas públicas de los gobiernos, que en campaña anunciaban que iban a ser los “gobiernos del empleo y la seguridad”, pasaron una vez instalados en el poder, a ser los “gobiernos del desempleo y la inseguridad”. Esto también motiva un cambio de conducta en la sociedad, misma que se siente agredida al encontrarse entre promesas incumplidas, despidos, carestía y salarios bajos.

El aumento del consumo de drogas entre los jóvenes y niños ha sido exponencial en los últimos años, incrementando con ellos los problemas de salud y el número de muertos en el transitar del consumo, la distribución y venta de las mismas. ¿Cómo podemos revertir estas tendencias autodestructivas en las que hemos caído como sociedad?

Desde mi punto de vista la educación, debe ser la punta de lanza para el cambio en todos los aspectos, la educación bien organizada debe lograr crear ciudadanos capaces de convivir en sociedad, fomentando valores y actitudes positivos, que busquen el cambio en los niños para que sean ellos los gestores del cambio en sus hogares, es decir, buscar que los niños lleven las bases para generar cambios sociales positivos, que de no lograrlo en un presente, seguramente lo harán a futuro cuando sean adultos, siempre y cuando se haya actuado hoy mismo.

La Secretaria de Educación Pública y las Secretarias de Educación de los Estados, han hechos esfuerzos para intentar disminuir los índices de actos delictivos en torno a las escuelas, con programas como “Escuela segura” y “Operación mochila”, también se ha implementado la materia de “Cultura de la legalidad” para algunas escuelas secundarias del país. Pero ¿será esto suficiente? Considero que si bien son esfuerzos importantes por tratar de brindar información y seguridad a las escuelas y a sus miembros, debería de existir un trabajo mejor articulado entre las Secretarías de Educación, Seguridad Pública y Salud, en donde haya un trabajo interdisciplinario que promueva el intercambio de experiencias y conocimientos, útiles para la formación de niños y jóvenes, que realice encuentros, foros y debates nacionales en torno a la cultura de la prevención del delito, en torno a las repercusiones y las maneras de prevenir conductas adictivas, que impulse propuestas sobre la manera en que el trabajo pedagógico puede tener relevancia, cuando los aprendizajes son permanentes y enfocados al desarrollo de competencias para convivir en una sociedad en marco de la legalidad.

Que estos foros no sólo se hagan con “expertos” en el tema, sino también con la sociedad en general, las asociaciones civiles y las ONG, que les ha tocado vivir en carne propia algún acto delictivo, para que con su experiencias validen propuestas y que las mismas sean efectivas, sin que caigan en manos de intereses mezquinos, normalmente ligados a la política, ya que lo importante es dar soluciones efectivas para la sociedad. Es decir, nos espera una labor titánica si realmente queremos revertir las conductas nocivas, aunque considero que no es imposible, hombro a hombro, autoridades, maestros, padres de familia y la sociedad en su conjunto podemos lograrlo, por el bien de nuestro país.

maestrosescritores@hotmail.com

lunes, 22 de junio de 2009

Séptima entrega

Apoyo social para las escuelas

Gilberto Nieto Aguilar

(Escritores por la Educación, A.C.)

El 12 de agosto de 2004 escribí en Diario de Xalapa un artículo sobre las cuotas que aportan los padres de familia para el mantenimiento de las escuelas y el sustento jurídico que las fundamenta. Si algo hay de extraordinario en el Sistema Educativo Nacional, y en concreto en educación básica, es la manera en que trabajan las escuelas públicas, prácticamente sin apoyos del gobierno, salvo los sueldos de los maestros y directivos.

Esto no afecta necesariamente la gratuidad de la educación, ya que por lo general con una cuota única la mesa directiva de padres debe cubrir las necesidades elementales a lo largo del año escolar. Durante ese lapso, la gestoría que realizan juntos o por separado padres y maestros, permite que muchas instituciones vayan resolviendo y satisfaciendo diversas necesidades tales como la adquisición de equipo de cómputo, materiales didácticos y deportivos, enseres de limpieza, mobiliario, pintura para salones, construcción de aulas, impermeabilización, etcétera.

Las cuotas suelen ser fuente de conflicto año tras año principalmente por la falta de transparencia en sus manejos, recurrente en algunas de las casi 20 mil escuelas de educación básica del Estado. Otro problema que entorpece el desarrollo de proyectos y la concreción de acuerdos y actividades es la falta de colaboración de muchos padres.

Cada asociación debe establecer las aportaciones de conformidad con los estudios que realice junto con director del plantel, sobre las necesidades de la escuela, tomando en cuenta las posibilidades económicas de los padres de familia. El Reglamento de Asociaciones de Padres de Familia los organiza con el objeto de representar sus intereses educativos ante las autoridades escolares, colaborar en el mejoramiento de la comunidad escolar y “participar en la aplicación de cooperaciones en numerario, bienes y servicios que las asociaciones hagan al establecimiento escolar” (Art. 4°).

Para el cumplimiento de las acciones que se necesitan emprender, una de las atribuciones de tal asociación es reunir fondos con aportaciones voluntarias de sus miembros (Art. 6°). La palabra “voluntarias” que aparece en este artículo, da pie para que muchos padres se nieguen a colaborar con la escuela pública a donde asisten sus hijos, pero conviene que lean el artículo 18 que establece como una de las obligaciones de los padres de familia cumplir con los deberes que se deriven del ejercicio de la patria potestad o tutela. Si los padres no tienen voluntad de apoyar, ponen en riesgo la seguridad y comodidad de sus hijos asistiendo a un edificio deteriorado, de mal aspecto y cuya construcción quizá represente un peligro para los estudiantes.

De antemano sabemos que hay padres o madres solteras que no cuentan con medios económicos suficientes para enfrentar los gastos de inicio de cursos. Pero las facultades que concede el artículo 8° pueden ser aprovechadas para analizar los casos extremos de insolvencia económica sin olvidar que no siempre los padres que más se quejan son los que menos tienen.

Los artículos 65, 66 y 67 de la Ley General de Educación y 98, 99 y 100 correspondientes de la Ley Estatal de Educación, actualizan el Reglamento de Asociaciones de Padres de Familia. En estos documentos se establecen derechos y obligaciones de los padres de familia con la escuela pública para mejorar el trabajo escolar y valdría la pena revisar el artículo 31 constitucional para entender el sentido tributario emanado de la Constitución.

Por lo anterior, están fuera de tono quienes agreden con tanta vehemencia la captación de cuotas escolares que, en el plano social y jurídico, son perfectamente legales y, sobre todo, necesarias. El interés jurídico debería descansar en un enfoque diferente. Deberían subsanar, por ejemplo, algunas lagunas que impiden perfeccionar y hacer más justo el proceso, así como ejercer un control más estricto de las cuotas recabadas por las asociaciones de padres de familia, puesto que es evidente la importancia del manejo claro y detallado de cuentas y el buen uso del dinero a favor de necesidades reales de la institución educativa.

Pero en fin, esa es la escuela pública, la escuela de gobierno. La que ha hecho posible, con todos sus defectos, que México deje de ser un país de analfabetas; misma que ha sido salvada del deterioro y de convertirse en ruinas gracias a las acciones de los maestros, los directores y los padres de familia.

maestrosescritores@hotmail.com

Sexta entrega

Entre profesores y alumnos te veas…

(Escritores por la Educación, A.C.)

René Sánchez García

En memoria de Raúl Contreras Ferto y Guadalupe Álvarez Naveda: formadoresde docentes por excelencia.

Sólo en muy contadas ocasiones, un texto reúne trabajos escritos que den cuenta a la vez, tanto del quehacer teórico-metodológico como de los resultados de algunos proyectos prácticos, acerca de lo que piensan y hacen los profesores y los alumnos a nivel universitario en cuanto a la formación y tarea docente. Sólo dos investigadoras tan prestigiadas y conocedoras de esta temática como lo son Concepción Barrón y Edith Chehaybar, adscritas al Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, lo pudieron lograr a través de la coordinación del libro Docentes y alumnos. Perspectivas y prácticas, (México, 2007, 210 p.), bajo el sello de esta máxima Casa de Estudios y Plaza y Valdés Editores.

Básicamente se trata de seis excelentes ensayos, producto del trabajo intelectual y metodológico que aplicaron cada uno de los autores a sus proyectos de investigación universitaria, a fin de encontrar nuevas respuestas a las múltiples interrogantes que nacen de los procesos de la formación y la tarea docente, en la que intervienen los dos agentes más importantes del proceso de enseñanza-aprendizaje en la escuela: profesores y alumnos. Sólo que en esta ocasión se abordan dichos temas desde un punto de vista crítico y reflexivo, así como dentro de una nueva orientación que pretende dejar atrás ese tipo de aprendizaje centrado cien por ciento en el alumno y empezar a navegar en otros tipos de alternativas más acordes con estos tiempos de cambios y transformaciones globales, que han trastocado fuertemente a la cultura en general y a la educación en particular.

Dentro del eje de la formación docente, el libro presenta las colaboraciones de Edith Chehaybar con el trabajo “Una cultura reflexiva y crítica en la formación de docentes universitarios”, así como el ensayo “Trayecto formativo: asesoría y acompañamiento al colectivo docente” de Concepción Barrón, Elena Lozano y Abigail Sánchez. En el primero, encontramos una novedosa propuesta ideológica y metodológica sobre la formación, dentro de una cultura reflexiva y crítica que permite a los docentes interesados, analizar su práctica pedagógica dentro de una conciencia crítica. En el otro, se presentan los resultados positivos de cómo una asesoría académica especializada, mejora tanto el proceso educativo como el desempeño de los actores de manera humana y crítica, reconociendo la importancia de la cultura propia del lugar donde se implementó dicha formación continua.

Los otros cuatro trabajos restantes pertenecen al eje de la tarea docente y merecen ser leídos, pues hablan de cómo transitar hacia el aprendizaje centrado en el alumno, así como también hacia una mejor y más clara comprensión de las estrategias de enseñanza-aprendizaje. Así, Graciela Pérez Rivera en “Hacia un modelo de educación centrado en el aprendizaje”, reflexiona acerca de impulsar el desarrollo de estudiantes más autodidactas, críticos y creativos. Emma Leticia Canales en “Estrategias para propiciar un aprendizaje crítico y reflexivo con base en una docencia de calidad”, menciona que dicha calidad implica que al alumno aprenda a reflexionar sobre el mundo que lo rodea y a vincular la escuela con la vida. Este aprendizaje experencial reconoce a los alumnos como agentes activos en su proceso de formación y al docente como un mediador y organizador. Tiburcio Moreno Olivos en “La evaluación del aprendizaje: una vieja historia contada desde otra ventana”, afirma que se requiere de una metodología sensible a las diferencias, a los acontecimientos imprevistos, al cambio y al progreso, a las manifestaciones observables y a los significados latentes dentro de la vida natural del aula. Y Rosa Aurora Padilla en “Sistemas internacionales de evaluación: una práctica reciente”, analiza el tema con base a dos dimensiones: su generación y propósitos y la evaluación de factores asociados. Todo esto con la pretensión de dar cuenta de la gestación de tales estudios y dar a conocer los componentes de corte sociocultural y escolar, citados en los cuestionarios aplicados a los alumnos universitarios. Trata de hacernos comprender que la evaluación en el aula debe entenderse como un diálogo continuo y sujeto a criterios validados internacionalmente, lejanos a nuestra realidad nacional.

Libro interesante, actual y de fácil comprensión que todos los docentes de cualquier nivel escolar, deben más que leer sus contenidos teóricos y metodológicos, lograr su aplicación dentro de las aulas donde desarrollan su función sustantiva. Email: maestrosescritores@hotmail.com

viernes, 5 de junio de 2009

Quinta entrega

¿POSIBILIDAD DE INNOVACIÓN EN EDUCACIÓN?

Por: Marco Antonio Figueroa Quinto
(Escritores por la Educación, A.C.)


Cada año que pasa en la operatividad de la educación de nuestro país, la historia registra que muchos se conforman con repetir cotidianamente lo mismo, y sin cambiar esos hábitos, van forjando a las nuevas generaciones, sin posibilidad de aprender nada nuevo ni actual; conducta que se refuerza con la aprobación de las autoridades superiores, que medrosas, timoratas y temerosas de lo nuevo, continúan con actitudes obsoletas, reforzando a los tradicionalistas y reprimiendo a los innovadores; aquellos que se atreven a evolucionar, modernizarse e innovar, pero que al final, son ignorados y rechazados en sus logros y méritos. En Veracruz desde hace unos años, la Secretaría de Educación ha implementado estímulos para docentes que propongan estrategias, técnicas, procedimientos o métodos que conlleven acciones de innovación pedagógica. Últimamente, han agregado un premio económico para incentivar y motivar a los profesionales de la educación a que registren nuevas acciones, las que seguramente han contribuido en la mejora de las nuevas generaciones en su aprendizaje y hábitos. ¿Pero cuántos de estos modelos han sido tomados en cuenta? ¿Sabrán las altas autoridades los retos que enfrentan quienes desafían el quieticismo e inmovilidad? Respuestas que nadie dará, ya que después de ser premiados, dichos modelos se archivan y olvidan.

Igualmente quienes tenemos la energía para enfrentar al sistema establecido -de no hacer más de lo medianamente posible-, seguramente para alcanzar el éxito de ser tomados en cuenta, deberemos de transitar en los espinosos caminos de la censura y crítica mal sana de compañeros, directivos y autoridades, que vía de padres mal informados, harán llegar sus inconformidades, ya que aleccionados por malos maestros querrán que nada cambie. Aunque todo parece señalar que la innovación es el tema de hoy y el desafío del futuro, claramente vemos que México (con altos niveles de desigualdades y pobreza extrema) no es un país en el que la cultura del emprendimiento y la innovación estén arraigadas entre la población. La experiencia de otros países que han demostrado alta productividad pedagógica, evidencian que quien no innova pierde competitividad y está poniendo en riesgo su subsistencia futura.

Como consecuencia de ello, en México el mundo público y privado ha coincidido en sus discursos políticos para hacer frente a esta realidad. ¿Quién no habla hoy de innovación y emprendimiento como lo fundamental? El punto es cuánto de lo que se dice se está haciendo. ¿Cuáles son las innovaciones en educación que estamos emprendiendo? Lo primero es propiciar mejoras en el sistema educativo que nos permitan que nuestro país se desarrolle y gracias a ello elevemos nuestro estándar de vida. ¿Existen textos educativos en emprendimiento y/o innovación a nivel escolar? ¿Qué propuestas metodológicas se han desarrollado para fomentar el espíritu emprendedor en los investigadores, profesionistas y docentes con ideas renovadoras? ¿Qué gama de recursos para el aprendizaje hay disponibles en educación para el emprendimiento? ¿Disponen los colegios de capacitación dedicadas al tema? ¿Quiénes trabajan por desarrollar la cultura del emprendimiento y la innovación entre nuestros profesionales y educadores? ¿Cuáles son los indicadores con los que se puede medir este tipo de cosas? ¿Cuánto es lo que el país destina de su presupuesto en investigación y desarrollo a la educación? Si no tenemos respuestas satisfactorias a estas interrogantes, hay que ser críticos y aceptar que no hemos hecho lo que debemos y los resultados nos delatan la negligencia.

Estamos perdiendo la oportunidad de hacer de nuestro entorno un mejor lugar para vivir. Si el conocimiento en la humanidad se duplica aproximadamente cada 5 años, ¿qué sentido tiene que los textos educativos sigan siendo gruesos libros con contenidos “inmóviles” e “inmunes” a las nuevas tendencias de la sociedad del conocimiento? ¿No resulta lógico disponer de una educación más ágil y dinámica? Esto implica revertir paradigmas enormes, pues el rol del colegio y del docente debe replantearse por completo. Dejan de ser transmisores de conocimientos y se convierten en facilitadores de experiencias e impulsores del desarrollo de las competencias y capacidades individuales de cada joven. En este sentido, contar con metodologías y recursos para el aprendizaje innovadores resulta una condición mínima y absolutamente necesaria.

Otro problema que observamos viene dado por los medios de comunicación, que por lo general se desvinculan de su rol formativo porque los estímulos que poseen –desde un punto de vista comercial- les impiden ser sustentables de otra forma que no sea el reemplazo de la cultura por farándula. Si deseamos medios distintos, hay que estar dispuestos a pagar lo que ello implica. Así que se necesita docentes valientes y preparados para plasmar sus proyectos de innovación, perfeccionarlos en la práctica educativa -sin descuidar los programas institucionales- y dar a conocer sus resultados después de una evaluación imparcial. Padres de familia conscientes de la problemática educativa por la que se atraviesa, y los retos que enfrentarán sus hijos, no dejándose manipular -ni inferir- por aquellos que piensan que todo lo pasado es mejor, que no vale la pena arriesgarse en cosas nuevas, así como solicitar a directivos y autoridades que si no apoyan, no obstaculicen lo que desconocen, y en este caso específico, estar enterado, que lo único permanente es el cambio. ¿Fácil no? Así están las cosas en este renglón, lo que puede cambiar con buena voluntad y profesionalismo. Email: maestrosescritores@hotmail.com

miércoles, 20 de mayo de 2009

Cuarta entrega

Obertura a “La caverna de nuestro actuar”
Gilberto Nieto López

(Escritores por la Educación A. C.)

En los albores de esta vertiginosa y tecnológica década, y cursando los últimos semestres de preparatoria, llevé una maravillosa materia llamada filosofía. Lo que me llena de interés y atracción en estos momentos es tratar de responder a la pregunta: ¿qué tenía de extraordinario dicha materia para un estudiante de 17 años cuya atención se encontraba inmersa en otros menesteres?

Es razón de muchos decir que un papel protagónico debió haber sido desarrollado por el catedrático de la materia, por ello expreso que el maestro Delfino Hernández Blanco fue uno de los culpables de mi encanto hacia la filosofía. La pregunta inicialmente obvia para un estudiante de hace 9 años, era “¿por qué debo estudiar algo tan ajeno al área de exactas?, pues alguien con una visión sobre la ingeniería no necesita conocer lo que dijeron o hicieron tantos viejitos del pasado”.

Actualmente considero una blasfemia el haber expresar dicho vocablo con desestimo; no obstante, me atrevo a decir que era inauguralmente la sentencia de muchos, cuya contemplación final fue cambiada con el desarrollo de la materia. Análisis, reflexión, visión, participación, concientización, sensibilización al entorno; son algunos de los tantos beneficios fundados por una “simple materia curricular”, que en mí, cambió el paradigma que concebía del mundo.

Llamar a un amigo por Anito, Melito o Litón, se consideraba una grave falta de respeto, pues aquellos hombres de lengua vituperante habían incitado la muerte del maestro Sócrates. El tiempo extraescolar se consumía tratando de definir el “apeiron” de Anaximandro; pretendiendo comprender el significado del fuego que proyectaba las sombras sobre la caverna de Platón, intentando vislumbrar el alma, las virtudes y el fin del hombre; intuyendo la lógica, la ciencia, los silogismos y el objeto de la metafísica de Aristóteles; y definiendo particularmente cuál era el origen de todas las cosas, como todo un orgulloso e improvisado filósofo presocrático. Eran en su generalidad, formas cotidianas de pasar un rato agradable, a demás del creciente uso del Internet, la enajenación con los videojuegos de consola, las amenizadas salidas con los amigos y las reuniones familiares.

Aún conservo nuestro libro, Historia de las Doctrinas Filosóficas de Raúl Gutiérrez Sáenz (Editorial Esfinge, México, 1999), ubicado en mi librero, entre La Revolución del Aprendizaje (Dryden, G & Vos, J. México, 2002) e Ingeniería del Software (Pressman, R. España, 2002). Desde Tales de Mileto hasta Bertrand Russell, cada hoja subrayada con esmero en color amarillo fluorescente expresa más que una simple materia de preparatoria, expresa un tinte sublime que impregnó a generaciones, contribuyendo a ser más analíticos, reflexivos y críticos… un axiomático dolor de cabeza para aquel que quisiera cegarnos, engañarnos, convencernos o dominarnos con sus palabras, actos y congruencias divergentes al deseo de mejorar al mundo, ¿es por ello que ahora quedará solo en el recuerdo de quienes la cursamos?

Posiblemente sea necesaria la mediación de un mayor número de “Delfinos” en las aulas, además de una mayor conciencia oficial y social sobre la necesidad de un auténtico espacio de reflexión, como el que podría brindar en secundaria la materia de Cultura de la Legalidad. Más de uno recordará el haber llevado a la práctica los conocimientos adquiridos de las declinaciones grecolatinas vistas en taller de lectura y redacción de tercer semestre, y más de uno secundará el haber intentando escribir su libreta en griego al estudiar a Sócrates, Platón y Aristóteles.

Bellos recuerdos que permisiblemente no evocarán las nuevas generaciones de estudiantes. Como lo he expuesto con insistencia en mis artículos anteriores, tenemos la obligación de enseñar a nuestras descendencias sociales “un camino que les consienta el ser reflexivos y sensibles de su entorno, que los lleve a un nivel superior de conciencia que les permita amar, ser justos y felices”, a pesar de que los espacios para ello se hagan cada vez más escasos, pero con la fortuna de poder enseñar en lugar y tiempo cualquiera.

lunes, 18 de mayo de 2009

Tercera entrega

Reflexionar la práctica docente

(Escritores por la Educación, A.C.)

Por Julieta Hernández Dorantes.

Con el título de Desarrollar la práctica reflexiva en el oficio de enseñar (México, 2004, Ed. Grao, 224 p.), el investigador Philippe Perrenoud, realiza un serio y profundo debate acerca de la profesionalización del docente, de las diferentes vicisitudes que presenta el concepto mismo, apostando por la recuperación del saber a través de la experiencia.

Este libro está dirigido a todos aquellos docentes que tienen interés en revalorar y transformar su práctica, encaminándola hacia nuevas alternativas didácticas. Aquí, el docente como practicante reflexivo, no se conforma con lo que ha aprendido en su formación inicial, sino que está en constante búsqueda de nuevas propuestas, construye mejores propósitos, aprende de los obstáculos, realiza proyecciones a futuro; por lo que se requiere de una nueva actitud reflexiva por parte del docente, de acuerdo con Perrenoud.


No se trata sólo de elevar el nivel académico del docente para desarrollar una profesionalización en el mismo, más bien, de ir más allá en relación con el saber, el riesgo, la libertad, y la responsabilidad del oficio de ser enseñante.

Bajo esta perspectiva, dice, formar un practicante reflexivo es formar a un profesional capaz de conocer, dominar su propio desarrollo y evolución, a partir de la construcción de competencias y saberes nuevos por medio de la experiencia.

El propósito de este libro se fija, tanto en la formación inicial, como en la formación continua del docente; haciendo hincapié en que la formación del docente debe estar orientada hacia la profesionalización en la práctica reflexiva, tomando en cuenta diversos aspectos: competencias claves, articulación entre teoría-práctica, aprendizaje basado en problemas, evaluación formativa, cooperatividad entre los docentes, entre otros.

Por lo que se considera necesario que este libro debe ser revisado por los enseñantes interesados en el análisis y la reflexión de su práctica, para conocer aquellos referentes que pudieran ser retomados en su práctica, o simplemente para tener una lectura más acerca de una propuesta en la conceptualización y debate del oficio de ser docente.

Segunda entrega

Encuentro con maestros

Avelino Reyes Pech
(Escritores por la Educación, AC)


“... el de educación es uno de esos conceptos que todo mundo
entiende... aunque cada quien a su manera”.
Antonio Gago Huget.


En la obra escrita titulada “El Consejo Técnico”, perteneciente a la colección Libros del Rincón, (1998) editada por la Secretaría de Educación Pública y escrita por Cecilia Fierro y Susana Rojas, se considera al Consejo Técnico (Escolar) como uno de los procesos de “gestión interna para conocer la calidad de los resultados, el alcance de la labor de un grupo de docentes como equipo de trabajo (sólo) porque se convierte en una instancia de encuentro de los maestros con su propia palabra sistematizada”; pero antes que eso, es tal vez la única posibilidad de saber qué sucede en una escuela cuando las maestras y maestros se sienten liberados, dicen las autoras, de escuchar ponencias de especialistas y de funcionarios que señalen problemas y dicten pautas.

Este libro toca una de las preocupaciones fundamentales de esta Asociación de Escritores por la Educación, porque más allá del escándalo generado -con razón o sin ella- por la llamada “Alianza por la Calidad de la Educación” parece que hay acuerdo entre quienes nos gusta hablar de educación, que mientras el salón de clases siga siendo un misterio social, un “bunquer” de muchos maestros en servicio y un espacio de complicidad, comodidad o que atemoriza a la mayoría de los directivos escolares, ninguna reforma educativa podrá operar en la realidad y con algún nivel de éxito por más que se le pregone y se hable de virtudes que se vuelven virtuales en el mejor de los casos.

No es que los maestros sean incapaces para aplicar modelos educativos, sino porque los autores de las reformas escolares, con las meritorias excepciones de que habla la regla, no tienen testimonios de fuente confiable sobre lo que sucede en las aulas en donde actúan y o interactúan maestros y alumnos en el nunca fácil trabajo de enseñar y aprender, por qué sucede lo que sucede y de qué o quienes depende su modificación a fin de que el proceso educativo satisfaga las necesidades contemporáneas de la sociedad que no se reducen a la “competitividad”, palabra que monopoliza el discurso oficial u oficioso.

Mientras quienes toman decisiones en el “sistema” ignoren o subestimen testimonios de los reales protagonistas, los aportes de las escuelas sobre dificultades y “pistas”, preguntas, dudas, interpretaciones, reacciones y opiniones sistematizadas del cuerpo docente, los planes, programas y reformas curriculares seguirán siendo una formalidad y un distractor sexenal contra la sociedad para mantenerla en un bajo nivel cultural del que usan y abusan los capitanes del poder político y económico.

Primera entrega


Maestros escritores y viceversa

Luis Gerardo Martínez García
(Escritores por la Educación, A.C.)


De unos años a la fecha, la educación y la cultura en México han sido fuertemente impactadas y severamente cuestionadas. Los adelantos científicos y tecnológicos, las transformaciones políticas y sociales, así como los cambios en las economías mundiales, han modificado completamente el rumbo nacionalista y tradicionalista de sus políticas. Por otro lado, la sociedad en su conjunto, a partir de los resultados de las evaluaciones nacionales e internacionales de la educación básica, ha criticado fuertemente la funcionalidad de la escuela, el papel del docente, la calidad de los procesos de enseñanza y los contenidos de aprendizaje, pero sobretodo, la responsabilidad gubernamental como rector de dichas políticas educativas y culturales.

Por ello, las voces ciudadanas demandan, no más cambios o reformas parciales, sino una verdadera revolución integral educativa y cultural, que no solo se limite a recoger los reclamos y las necesidades, sino fundamentalmente que sea acorde con lo que sucede en todos y cada uno de los ámbitos que ya han sido trastocados o roto los límites y fronteras para insertarse en la modernidad y globalización. Es allí donde precisamente, quienes sentimos la imperiosa necesidad de manifestarnos por medio de la palabra escrita, para tratar de entender lo que sucede a diario en el aula y la escuela, deseamos caminar juntos y con paso seguro hacia un nuevo proyecto, que no se limite a informar, sino que contribuya a formar opiniones diversas y razonadas sobre este interesante fenómeno social.

Por ello, iniciar un proyecto (o reiniciarlo) siempre representa un reto. Hoy lo hemos logrado en colectivo. Un grupo de maestros nos hemos dado cita entorno a una taza de café, una rica charla, una cordial compañía y un grato montón de letras que tornean las ideas de este grupo de maestros escritores.

El inicio es difícil pero placentero, complejo pero sintomático, relajado pero disciplinado. El inicio siempre es esperanzador para los que encabezan un proceso y también para los acompañantes; esto es, las expectativas siempre están en el ánimo de quienes, como en este caso, luchamos por una mejor calidad de la educación: maestros escritores y maestros lectores. Lo interesante es que el inicio no tiene retorno (se podrá fracasar en un intento); lo iniciado existe, y posiblemente permanezca. Ahora bien, peor es no hacer algo por defender los ideales personales y de grupo.

Es oportuno señalar que en este inicio tenemos muchos cómplices, la aventura está acompañada de mentes que desde sus espacios trabajan permanentemente por una sociedad mejor. Uno de esos entes lo es Diario de Xalapa, que cada vez que tocamos nos abre sus planas; la generosidad de sus directivos siempre ha sido plena. Hoy no es la excepción. De igual manera podemos hablar de la complacencia de los lectores que siempre lo acompañan a uno desde el anonimato en más de las veces; los potenciales lectores se multiplican con la presencia que tiene este medio informativo en su distribución estatal de forma impresa, como con la versión electrónica que aparece permanentemente en la Internet alrededor del mundo. Luego entonces, el reto para nosotros es aún mayor.

Pues bien, los compañeros que integran esta asociación civil de Escritores por la Educación son educadores que por años vienen desempeñando una labor docente responsable y digna; ahora se agrupan para poder conversar con la sociedad sobre temas educativos, respetando la diversidad de pensamiento. Ese es el primer indicador que los identifica a todos plenamente. Además es gente con quien hemos establecido vínculos francos de amistad; con todos vivimos y convivimos desde las trincheras donde se alojan nuestras expectativas, temores, triunfos, proyectos, alegrías, sabores y sinsabores; departimos y compartimos desde islas que finalmente creemos que son un gran archipiélago. Con todos ellos iniciamos por el placer de escribir; ¿a dónde queremos llegar? No lo sabemos. ¿Alguien puede saber eso? Es lo que menos importa, lo que es realmente trascendente es lo que hagamos aquí y ahora.

En esta primera entrega nos comprometemos con aquella sociedad justa con la que muchos hemos soñado, desde nuestras plumas y voces lucharemos por una mejor educación, defenderemos junto con muchas voluntades el respeto a la libertad de expresión que urge en materia de educación. Hoy iniciamos junto con ustedes.