DOCENTES Y VALORES HUMANOS
Marco Antonio Figueroa Quinto
(Escritores por la Educación A.C.)
Sin duda que una de las actividades humanas más importantes y trascendentes en nuestra sociedad es la docente, esa que va modelando a las nuevas generaciones en conocimientos, destrezas, actitudes, competencias, aptitudes y valores que serán fundamentales para el desarrollo de la sociedad, en cualquiera de ellas. Hoy compartimos con nuestros lectores serias consideraciones que darán paso a la reflexión, lo que servirá para vislumbrar esencias, potencialidades y cualidades que podemos rescatar, desarrollar y perfeccionar.
En ocasiones se nos hace muy difícil referirnos a lo que muchos denominamos Valores Humanos, cualidades fácil de describir pero muy difícil de saber aplicarlo en la vida ordinaria, ya que estos se deben de entender como sentimientos , pensamientos y acciones de nobleza, surgidas desde lo más profundo de nuestra espiritualidad, cuestiones que son los caminos para alcanzar esas magnas aspiraciones humanas: Belleza, verdad y bondad; llámese como sea, según tradición, costumbre o formación, que por su naturalidad y cercanía a nuestras buenas acciones, muchas veces omitimos, surgiendo entonces la barbarie de la que también estamos hechos, pero por nuestros defectos de carácter e imperfecciones la repetimos constantemente, esto último no deberá ser.
Por ello la responsabilidad como docentes nos debe llevar hacer de nuestra vida un todo congruente, exigiendo sólo lo que uno esta dispuesto a cumplir, lo demás es fatuidad, engreimiento y necedad, que debemos evitar, combatir y desterrar, pensando en el bello privilegio de trasmitir lo mejor de nuestra cultura a las nuevas generaciones, es como surge este material, con el propósito de encontrar un punto de apoyo para ser mejores. Una de las interrogantes que surge sería ¿Qué son los valores humanos? En principio cuando hablamos de valor, generalmente nos referimos a cosas materiales, espirituales, instituciones, profesiones, derechos civiles, etc., que permiten al hombre realizarse de alguna manera. El valor es, entonces, una propiedad de las cosas o de las personas. Todo lo que es, por el simple hecho de existir, vale. Un mismo objeto (persona o cosa) puede poseer varios tipos de valores, por ejemplo, un coche puede ser útil además de bello. El valor es pues captado como un bien, ya que se le identifica con lo bueno, con lo perfecto o con lo valioso. El mal es, entonces, la carencia o la ausencia de bien. Se llama mal al vacío, es decir, a lo que no existe. Por ejemplo, el agujero en la ropa, es la falta o ausencia de tela. Los valores humanos como ya lo mencionamos son aquéllos que perfeccionan al hombre en lo más íntimamente humano, haciéndolo más humano, con mayor calidad como persona. Se entiende por humano todo aquello que lleve al hombre a defender y crecer en su dignidad de persona.
El valor humano conduce al bien humano. Recordemos que bien es aquello que mejora, perfecciona, completa; perfecciona al hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su libertad, en su razón. Se puede tener buena o mala salud, más o menos cultura, por ejemplo, pero esto no afecta directamente al ser hombre. Sin embargo vivir en la mentira, el hacer uso de la violencia o el cometer un fraude, degradan a la persona, empeoran al ser humano, lo deshumanizan. Por el contrario las acciones buenas, vivir la verdad, actuar con honestidad, el buscar la justicia, le perfeccionan. El valor humano te lleva a construirte como hombre, a hacerte más humano. Depende exclusivamente de la elección libre, el sujeto decide alcanzar dichos valores y esto sólo será posible basándose en esfuerzo y perseverancia.
El hombre actúa como sujeto activo y no pasivo ante los valores humanos, ya que se obtienen basándose en mérito. Estos valores perfeccionan al hombre de tal manera que lo hacen más humano, por ejemplo, la justicia hace al hombre más noble, de mayor calidad como persona. Para lograr comprender plenamente los valores humanos debemos analizar la relación que éstos guardan con otro tipo de valores. Siendo el ser humano el punto de referencia para los valores, cabe jerarquizarlos de acuerdo con su capacidad para perfeccionar al hombre ¡esto es base primordial para la práctica docente! Un valor cobrará mayor importancia en cuanto logre perfeccionar al hombre en un aspecto más íntimamente humano. Los valores infrahumanos: Son aquellos que sí perfeccionan al hombre, pero en aspectos más inferiores, en aspectos que comparte con otros seres, con los animales, por ejemplo. Aquí se encuentran valores como el placer, la fuerza, la agilidad, la salud. Los valores humanos que surgen del proceso educativo, con influencias en el individuo para desarrollar en el seno de la familia y en los miembros de una sociedad, valores tales como respeto, sobriedad, tolerancia, honestidad, lealtad, veracidad, trabajo, responsabilidad y congruencia son de vital importancia, lo que permitirá influir en la calidad de las relaciones con las personas significativas en su vida, padres, hermanos, parientes, maestros, directivos, amigos y demás miembros de la sociedad con que exista una relación. De este modo como retroalimentación la familia como reflejo de los que sucede intramuros contribuye a lanzar personas valiosas para el bien de la sociedad.
Recordemos que una persona valiosa, es una aquella que posee valores interiores y que vive de acuerdo a ellos. Los docentes sabemos que un hombre vale entonces, lo que valen sus valores y la manera en como los vive. Por ello vaya nuestro respeto, admiración y reconocimiento a la labor docente que trabaja para rescatar, mejorar y exaltar los valores humanos ¡Estamos! maestrosescritores@hotmail.com
El proceder de la educación social
Gilberto Nieto López
(Escritores por la Educación, A. C.)
El humanista, filósofo y pedagogo español Juan Luis Vives, expresó en sus Diálogos: la educación, mediante la conversación entre Flexíbulo y Grinferantes, que “… no es lo mismo fingir modestia que sentirla. Lo fingido alguna vez se descubre o manifiesta; lo verdadero permanece siempre. Fingiendo modestia, alguna vez en público o en privado harás o dirás inadvertidamente –que no siempre serás dueño de ti mismo– algo conque declares el fingimiento, y cuantos lo conozcan te aborrecerán tanto y aun más cuanto antes te amaran”.
Anteriormente, en el artículo de “Sócrates y nuestra formación”, comentamos la importancia de permitirnos ser felices, pero sobre todo de “enseñar a nuestras nuevas generaciones un camino que les consienta el ser reflexivos y sensibles de su entorno, que los lleve a un nivel superior de conciencia que les permita amar, ser justos y felices”, ¿posiblemente nosotros los adultos conseguiríamos educar a nuestros hijos, sobrinos, primos y alumnos sin tener plataforma pedagógica alguna? Habiendo una infinidad de respuestas viables, me aventuro a decir que sí es posible, debido a que enseñamos los valores intrínsecamente, haciéndolo subjetivamente bien o mal, pero haciéndolo finalmente sin compendios, únicamente con el trato humano.
La esencia que en mí impregnó la cita de Juan Luis Vives confluye en la necesidad de ser congruentes en nuestras vidas; desde un te amo a la pareja, hasta un discurso político de campaña; ¿a caso tenemos ascendiente moral sobre nuestros hijos al decirles que no fumen, cuando ellos nos ven haciéndolo? ¿O podemos pedirle a la sociedad que cambie de actitud cuando no lo hacemos? Pues algo es muy seguro, los alumnos, padres de familia, parejas sentimentales, amigos, compañeros laborales y sociedad en general, distinguirán, tarde o temprano, si concurriera en nosotros un proceder simulado.
Para argumentar mi enunciación sobre la posibilidad de enseñar sin formación pedagógica, realizo la siguiente interrogante ¿podríamos concretar algún método didáctico oficial sin el trato humano en el aula? ¿Sin un canal de comunicación afectivo? Hace un par de días leí una carta escrita por un distinguido funcionario de la educación. Él promovía los derechos y deberes de los maestros, que bien, de ser preciso, pudiesen extrapolarse al hogar.
Éste ilustre funcionario, seductor de mi admiración, reafirma en cada oportunidad la congruencia expuesta con antelación; pedía asumir una actitud paternal ante los alumnos, delimitada siempre por el respeto; impedir y detestar los vicios; pregonar la honestidad y bondad cuantas veces sea necesario, para permitirnos reprender menos; corregir lo que se deba, sin dejar alguna vez que la ira nuble nuestro juicio, evitando ser duro y mucho menos amenazador; evitar la mezquindad al alabar los logros de nuestros alumnos, pero tampoco exagerar, puesto que lo uno provoca disgusto y lo otro autosuficiencia. Seguramente existe interés e incertidumbre sobre la identidad de este funcionario, retórico y pedagogo, que más bien sorpresa induce al conmemorar 1914 años de su defunción, estoy hablando de Marco Fabio Quintiliano, cuyo prestigio otorgó como reconocimiento el ser llamado mejor profesor de retórica del mundo antiguo junto a Isócrates.
Sócrates, Juan Luis Vives, Quintiliano y François Rabelais entre otros; nos han estado diciendo por centurias que debemos enaltecer la dignidad humana, lograremos alcanzarla acuñando el amor, la justicia, la felicidad, la congruencia y la comunicación como lábaro de nuestro proceder habitual. Pero finalmente atreviéndome a parafrasear al humanista, escritor, filósofo y político francés Michel Eyquem de Montaigne; todas estas grafías constituyen las divagaciones de un veracruzano que sólo ha conseguido penetrar en el conocimiento social la parte más efímera y superficial, lo demás depende de cada uno de nosotros. maestrosescritores@hotmail.com
GILBERTO NIETO Y EL EJERCICIO DE ESCRIBIR
Ariel López Alvarez
(Escritores por la Educación, A.C.)
Hay ensayistas y articulistas que son un buen ejemplo de quienes buscan expresar sus inquietudes y desasosiegos sin perder la prudencia, dejando testimonio de su crítica para el juicio de los demás y la posteridad. Diría yo que en el seno de una sociedad de complejos intereses, ellos son el mejor vocero para plasmar las preocupaciones de nuestro tiempo.
Entre otros, Gilberto Nieto Aguilar es uno de esos articulistas preocupados por tener siempre algo que aportar en sus constantes colaboraciones a Diario de Xalapa desde julio del 2004. Desvela las ideas con la maestría del torero que desvanece aquellos pases que desgarran el ole de las gargantas de las multitudes y, con su perseverante esfuerzo de publicación, ha alcanzado vincular su trabajo con el interés del lector que gusta de apoyar el juicio con las argumentaciones de quienes tienen opiniones siempre interesantes, que las adosan con una chispa de agudeza mental, y que lo hacen sin sentirse depositarios de la verdad, aquella verdad que es ensueño de muchos y que ha conducido a fanatismos y conformidades en la historia.
Si los perfiles de sus artículos son múltiples es porque son muestra de una amplia cultura. Se esfuerza por ser entendido, lo que supone el ejercicio de revisión de lo pensado y de cómo se ha de escribir. Se ve que es partidario de la recomendación de Monterroso y otros de torturar al texto para no torturar a los lectores. Deshilvana con argumentos las categorías de una cuestión, como el buen profesor que es, al punto de proveernos el medio para entender, pensar y juzgar sus contenidos. Esto último me hace recordar a Neruda, en Confieso que he vivido, quien registra la sentencia de un poeta amigo suyo que en ocasiones lo interrumpía a voces: “No sigas, no sigas, que me influencias”. Luego, el que comunica permea en la conciencia de los demás, asesta golpes con su estilete de dudas o certezas hasta lo más hondo del pensamiento, precisamente ahí donde el individuo se permite la reflexión, para construir el saber propio, el de su conciencia.
Orientaciones y esfuerzos como el descrito permiten los cuestionamientos al columnista, ¿Cómo puede la acuciosa inteligencia cohabitar con sus vacilaciones, atar y desatar los fardos, envolver y desenvolver los conceptos, hasta dar a luz una idea expresada con sencillez?, ¿Cómo supera la vanidad de la erudición para compartir con claridad su conocimiento y puntos de vista y someterse a la crítica?, y sobre todo, ¿Cómo puede ejercitar llanamente su libertad de pensamiento en un México que no ha abandonado del todo el esquema de la ortodoxia política, inflexibilidad de la que adolecen sectores más amplios de aquellos que participan en un partido?
En palabras de Nieto Aguilar, “La escritura es una proyección del yo, un ejercicio íntimo y privado sobre convicciones o aspectos de la vida que interesan al autor. Es un punto de vista, una visión del mundo, una opinión más que, al ser publicada, se suma al concierto de conceptos y propuestas que pueden enriquecer el acervo humano, considerando que no todo lo que se dice es cierto, ni todo es importante, ni puede plantear verdades absolutas o irrefutables” (D.X.; 26/10/2008).
En fin, algo tiene el que busca dilucidar los fenómenos que se presentan en su entorno. Es probable que las intenciones provengan de la sed de expresar y volcar su inquieto espíritu. Entiendo que Gilberto Nieto Aguilar trabajó muchos textos antes de ocupar un espacio en los medios; y como lector, puedo decir que ha alcanzado a redactar por encima de los circunloquios, sin el rodeo de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresar más brevemente. Ahora, después de cinco años ininterrumpidos de creación, Nieto Aguilar escribe para todos porque antes ha escrito para sí mismo.
CULTURA ESCOLAR Y SU IMPACTO EN LA ATENCIÓN DE LA DIVERSIDAD
Por Anita Rodríguez Flores
(Escritores por la Educación, A.C.)
Al hablar acerca del término de diversidad, es importante destacar que la mayoría de las escuelas a las que pueden asistir los alumnos con algún tipo de discapacidad o necesidades educativas especiales no cuentan con las condiciones necesarias para atender al alumnado que forma parte de ella.
En la actualidad muchas de las instituciones educativas carecen de flexibilidad en su enseñanza, lo cual no favorece la incorporación de aquellos alumnos que se encuentran en una situación de desventaja. Se habla aquí, de que a pesar de los avances que existen hoy en día como parte de la transformación de la sociedad, muchas personas en el mundo se encuentran excluidas desde edades tempranas.
La educación que reciben no es de calidad debido a la rigidez del propio sistema tradicional de enseñanza, algunas de las problemáticas relacionadas con este aspecto subyacen de la imposición de modelos no adecuados a la realidad de los países, así como también a la necesidad de homogeneizar los planteamientos curriculares ocasionando en los alumnos la segregación y exclusión.
Existen ciertos modelos muy arraigados en algunas escuelas que es difícil cambiar, puesto que forman parte de su cultura escolar, es en este sentido, que los niños, niñas y jóvenes que requieren un tipo de atención especial aún no cuentan con una aceptación total.
En otros casos, existe resistencia al realizar adecuaciones curriculares necesarias para llevar a cabo la intervención educativa con los alumnos que requieren un apoyo específico por presentar alguna discapacidad o necesidades educativas especiales.
El hecho de considerar que al realizar adecuaciones a los elementos del currículo se genera en el aula una mayor carga de trabajo y al pensar que las necesidades educativas especiales únicamente pueden ser apoyadas por los maestros especialistas, impide que se avance en la atención de los alumnos por parte de los maestros de educación regular.
De esta forma, los aspectos más visibles relacionados con la cultura escolar que pueden observarse en las aulas de las escuelas regulares tienen que ver con:
· Las prácticas y rituales de la acción educativa: en donde interviene la graduación, selección y división de los alumnos.
· El ritmo de la clase: caracterizado por la forma disciplinaria, el tipo de instrucciones y la relación poco directa con los alumnos.
· Los discursos: es decir, las palabras, expresiones, frases y formas de comunicación tanto verbales como corporales en donde las más comunes son para clasificar, etiquetar o evidenciar a los alumnos.
No se puede generalizar que en todos los centros escolares se presenta la misma situación, pero si se pueden encontrar elementos comunes que intervienen en la aceptación o no de los niños, y jóvenes con necesidades educativas especiales y capacidades diferentes. Por tal razón sería conveniente que se analizara la cultura escolar que interviene en la atención a la diversidad y con ello avanzar en una verdadera inclusión escolar.
LA CONDICION PARA EDUCAR
Por Avelino Reyes Pech
(Escritores por la Educación, A.C.)
“La educación... ni empieza ni termina
en los territorios de la razón”.
Pablo Latapí
Un escueto comunicado del titular de la Secretaría de Educación Pública fue la reacción del gobierno federal con motivo de la muerte de Pablo Latapí Sarre acaecida el 3 de agosto de este año. No hubo desgarraduras de vestimentas ni oraciones fúnebres presidenciales; por supuesto el ilustre educador no era amigo del Presidente y el jefe del ejecutivo no creyó necesario o no tuvo tiempo de rendir honores “de cuerpo presente” ni mucho menos ceremonias de héroe civil en el Campo Marte del Ejército como en alguna ocasión ha sucedido. Tampoco se trataba de fotografiarse con algún privilegiado de los profesionales deportistas que las televisoras encumbran con el calificativo de selección nacional a sabiendas de no que no son ni lo uno ni lo otro.
Se ha hecho lo justo y debía ser así, como la vida de quien ahora ha muerto su cuerpo; como corresponde a un maestro, quien vendiendo su tiempo, inteligencia y trabajo, nunca aceptó vender su libertad de expresión, su agudeza crítica al poder y su independencia intelectual. Nunca, por tanto hubiera aceptado honores del gobierno si era a cambio de una conducta política de incondicionalidad como hay muchas y la pérdida de su autonomía intelectual. Al momento de redactar estas líneas, en diferentes lugares y pluralidad de grupos que lo conocieron por su cátedra, sus textos o su legado han llevado a cabo póstumos homenajes.
Como era de esperarse, hay coincidencia con quienes se han comprometido no en la fácil aunque importante tarea de la difusión de las aportaciones que hizo al país el educador formado en la “Compañía de Jesús”. Habrá que reproducir la conducta de quienes como él, nunca necesitó vivir del oropel de sus títulos académicos que tuvo muchos y dignamente merecidos. Su cercanía a algunos funcionarios de la educación pública y privada nunca los usó para buscar fama, nóminas o privilegios porque sabía bien que su papel era ser y hacer el contrapeso del poder político como la única forma de servir a la causa de la educación o para decirlo con las palabras de uno de sus discípulos “entender el mundo y criticarlo”. Promovió, dirigió y estimuló instituciones educativas y formó discípulos. Demostró durante cuatro décadas de investigación que la actividad educativa no es viable comprenderla y menos ejercerla si se aísla de sus relaciones con la economía, la política, la justicia y por encima de todo la equidad.
Clara lección para todos aquellos que promueven una educación mimética que enaltece un simple símil de proyecto industrial, comercial o técnico en una sociedad sumida en la pobreza de los más y la dominación de los menos. Artículos, libros, instituciones y tareas a las que Latapí dedicó su lúcida tarea compromete a quienes ejercemos o ejercimos la tarea docente y especialmente a quienes forman futuros educadores y a entender que la educación es necesariamente un proyecto político cuya condición es la equidad como esencia de la ética.
En 1995, Latapi escribió que “eficacia o moralidad, pragmatismo o conciencia, negociación de conveniencias o lealtad a los principios serán siempre dilemas difíciles en la práctica política; pero importa no perder nunca de vista el sentido último de las cosas” El nunca perdió el sentido de las cosas. No se puede, dice el refrán, estar en misa y andar en la procesión. No es compatible pues realizar la tarea de educar y perder la autonomía. Aplicar un programa escolar como un fin en sí mismo y ceder la autonomía que necesita el maestro es contradictorio a la profesión de educar. Formar e informar es un binomio indisoluble en la acción didáctica de los maestros. Entender y vivir la libertad de conciencia y de actitud frente a la inequidad social y económica es la primera condición para educar; es la forma de armonizar con “el sentido último de las cosas” el compromiso cotidiano y arduo de quienes quieran caminar con seguridad y ser digno al beso de sus hijos.
Los nuevos rumbos de la Asociación Estatal de Padres de Familia.
Luis Gerardo Martínez García
(Escritores por la Educación A. C.)
Gilberto Nieto López
(Escritores por la Educación, A. C.)
El humanista, filósofo y pedagogo español Juan Luis Vives, expresó en sus Diálogos: la educación, mediante la conversación entre Flexíbulo y Grinferantes, que “… no es lo mismo fingir modestia que sentirla. Lo fingido alguna vez se descubre o manifiesta; lo verdadero permanece siempre. Fingiendo modestia, alguna vez en público o en privado harás o dirás inadvertidamente –que no siempre serás dueño de ti mismo– algo conque declares el fingimiento, y cuantos lo conozcan te aborrecerán tanto y aun más cuanto antes te amaran”.
Anteriormente, en el artículo de “Sócrates y nuestra formación”, comentamos la importancia de permitirnos ser felices, pero sobre todo de “enseñar a nuestras nuevas generaciones un camino que les consienta el ser reflexivos y sensibles de su entorno, que los lleve a un nivel superior de conciencia que les permita amar, ser justos y felices”, ¿posiblemente nosotros los adultos conseguiríamos educar a nuestros hijos, sobrinos, primos y alumnos sin tener plataforma pedagógica alguna? Habiendo una infinidad de respuestas viables, me aventuro a decir que sí es posible, debido a que enseñamos los valores intrínsecamente, haciéndolo subjetivamente bien o mal, pero haciéndolo finalmente sin compendios, únicamente con el trato humano.
La esencia que en mí impregnó la cita de Juan Luis Vives confluye en la necesidad de ser congruentes en nuestras vidas; desde un te amo a la pareja, hasta un discurso político de campaña; ¿a caso tenemos ascendiente moral sobre nuestros hijos al decirles que no fumen, cuando ellos nos ven haciéndolo? ¿O podemos pedirle a la sociedad que cambie de actitud cuando no lo hacemos? Pues algo es muy seguro, los alumnos, padres de familia, parejas sentimentales, amigos, compañeros laborales y sociedad en general, distinguirán, tarde o temprano, si concurriera en nosotros un proceder simulado.
Para argumentar mi enunciación sobre la posibilidad de enseñar sin formación pedagógica, realizo la siguiente interrogante ¿podríamos concretar algún método didáctico oficial sin el trato humano en el aula? ¿Sin un canal de comunicación afectivo? Hace un par de días leí una carta escrita por un distinguido funcionario de la educación. Él promovía los derechos y deberes de los maestros, que bien, de ser preciso, pudiesen extrapolarse al hogar.
Éste ilustre funcionario, seductor de mi admiración, reafirma en cada oportunidad la congruencia expuesta con antelación; pedía asumir una actitud paternal ante los alumnos, delimitada siempre por el respeto; impedir y detestar los vicios; pregonar la honestidad y bondad cuantas veces sea necesario, para permitirnos reprender menos; corregir lo que se deba, sin dejar alguna vez que la ira nuble nuestro juicio, evitando ser duro y mucho menos amenazador; evitar la mezquindad al alabar los logros de nuestros alumnos, pero tampoco exagerar, puesto que lo uno provoca disgusto y lo otro autosuficiencia. Seguramente existe interés e incertidumbre sobre la identidad de este funcionario, retórico y pedagogo, que más bien sorpresa induce al conmemorar 1914 años de su defunción, estoy hablando de Marco Fabio Quintiliano, cuyo prestigio otorgó como reconocimiento el ser llamado mejor profesor de retórica del mundo antiguo junto a Isócrates.
Sócrates, Juan Luis Vives, Quintiliano y François Rabelais entre otros; nos han estado diciendo por centurias que debemos enaltecer la dignidad humana, lograremos alcanzarla acuñando el amor, la justicia, la felicidad, la congruencia y la comunicación como lábaro de nuestro proceder habitual. Pero finalmente atreviéndome a parafrasear al humanista, escritor, filósofo y político francés Michel Eyquem de Montaigne; todas estas grafías constituyen las divagaciones de un veracruzano que sólo ha conseguido penetrar en el conocimiento social la parte más efímera y superficial, lo demás depende de cada uno de nosotros. maestrosescritores@hotmail.com
GILBERTO NIETO Y EL EJERCICIO DE ESCRIBIR
Ariel López Alvarez
(Escritores por la Educación, A.C.)
Hay ensayistas y articulistas que son un buen ejemplo de quienes buscan expresar sus inquietudes y desasosiegos sin perder la prudencia, dejando testimonio de su crítica para el juicio de los demás y la posteridad. Diría yo que en el seno de una sociedad de complejos intereses, ellos son el mejor vocero para plasmar las preocupaciones de nuestro tiempo.
Entre otros, Gilberto Nieto Aguilar es uno de esos articulistas preocupados por tener siempre algo que aportar en sus constantes colaboraciones a Diario de Xalapa desde julio del 2004. Desvela las ideas con la maestría del torero que desvanece aquellos pases que desgarran el ole de las gargantas de las multitudes y, con su perseverante esfuerzo de publicación, ha alcanzado vincular su trabajo con el interés del lector que gusta de apoyar el juicio con las argumentaciones de quienes tienen opiniones siempre interesantes, que las adosan con una chispa de agudeza mental, y que lo hacen sin sentirse depositarios de la verdad, aquella verdad que es ensueño de muchos y que ha conducido a fanatismos y conformidades en la historia.
Si los perfiles de sus artículos son múltiples es porque son muestra de una amplia cultura. Se esfuerza por ser entendido, lo que supone el ejercicio de revisión de lo pensado y de cómo se ha de escribir. Se ve que es partidario de la recomendación de Monterroso y otros de torturar al texto para no torturar a los lectores. Deshilvana con argumentos las categorías de una cuestión, como el buen profesor que es, al punto de proveernos el medio para entender, pensar y juzgar sus contenidos. Esto último me hace recordar a Neruda, en Confieso que he vivido, quien registra la sentencia de un poeta amigo suyo que en ocasiones lo interrumpía a voces: “No sigas, no sigas, que me influencias”. Luego, el que comunica permea en la conciencia de los demás, asesta golpes con su estilete de dudas o certezas hasta lo más hondo del pensamiento, precisamente ahí donde el individuo se permite la reflexión, para construir el saber propio, el de su conciencia.
Orientaciones y esfuerzos como el descrito permiten los cuestionamientos al columnista, ¿Cómo puede la acuciosa inteligencia cohabitar con sus vacilaciones, atar y desatar los fardos, envolver y desenvolver los conceptos, hasta dar a luz una idea expresada con sencillez?, ¿Cómo supera la vanidad de la erudición para compartir con claridad su conocimiento y puntos de vista y someterse a la crítica?, y sobre todo, ¿Cómo puede ejercitar llanamente su libertad de pensamiento en un México que no ha abandonado del todo el esquema de la ortodoxia política, inflexibilidad de la que adolecen sectores más amplios de aquellos que participan en un partido?
En palabras de Nieto Aguilar, “La escritura es una proyección del yo, un ejercicio íntimo y privado sobre convicciones o aspectos de la vida que interesan al autor. Es un punto de vista, una visión del mundo, una opinión más que, al ser publicada, se suma al concierto de conceptos y propuestas que pueden enriquecer el acervo humano, considerando que no todo lo que se dice es cierto, ni todo es importante, ni puede plantear verdades absolutas o irrefutables” (D.X.; 26/10/2008).
En fin, algo tiene el que busca dilucidar los fenómenos que se presentan en su entorno. Es probable que las intenciones provengan de la sed de expresar y volcar su inquieto espíritu. Entiendo que Gilberto Nieto Aguilar trabajó muchos textos antes de ocupar un espacio en los medios; y como lector, puedo decir que ha alcanzado a redactar por encima de los circunloquios, sin el rodeo de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresar más brevemente. Ahora, después de cinco años ininterrumpidos de creación, Nieto Aguilar escribe para todos porque antes ha escrito para sí mismo.
CULTURA ESCOLAR Y SU IMPACTO EN LA ATENCIÓN DE LA DIVERSIDAD
Por Anita Rodríguez Flores
(Escritores por la Educación, A.C.)
Al hablar acerca del término de diversidad, es importante destacar que la mayoría de las escuelas a las que pueden asistir los alumnos con algún tipo de discapacidad o necesidades educativas especiales no cuentan con las condiciones necesarias para atender al alumnado que forma parte de ella.
En la actualidad muchas de las instituciones educativas carecen de flexibilidad en su enseñanza, lo cual no favorece la incorporación de aquellos alumnos que se encuentran en una situación de desventaja. Se habla aquí, de que a pesar de los avances que existen hoy en día como parte de la transformación de la sociedad, muchas personas en el mundo se encuentran excluidas desde edades tempranas.
La educación que reciben no es de calidad debido a la rigidez del propio sistema tradicional de enseñanza, algunas de las problemáticas relacionadas con este aspecto subyacen de la imposición de modelos no adecuados a la realidad de los países, así como también a la necesidad de homogeneizar los planteamientos curriculares ocasionando en los alumnos la segregación y exclusión.
Existen ciertos modelos muy arraigados en algunas escuelas que es difícil cambiar, puesto que forman parte de su cultura escolar, es en este sentido, que los niños, niñas y jóvenes que requieren un tipo de atención especial aún no cuentan con una aceptación total.
En otros casos, existe resistencia al realizar adecuaciones curriculares necesarias para llevar a cabo la intervención educativa con los alumnos que requieren un apoyo específico por presentar alguna discapacidad o necesidades educativas especiales.
El hecho de considerar que al realizar adecuaciones a los elementos del currículo se genera en el aula una mayor carga de trabajo y al pensar que las necesidades educativas especiales únicamente pueden ser apoyadas por los maestros especialistas, impide que se avance en la atención de los alumnos por parte de los maestros de educación regular.
De esta forma, los aspectos más visibles relacionados con la cultura escolar que pueden observarse en las aulas de las escuelas regulares tienen que ver con:
· Las prácticas y rituales de la acción educativa: en donde interviene la graduación, selección y división de los alumnos.
· El ritmo de la clase: caracterizado por la forma disciplinaria, el tipo de instrucciones y la relación poco directa con los alumnos.
· Los discursos: es decir, las palabras, expresiones, frases y formas de comunicación tanto verbales como corporales en donde las más comunes son para clasificar, etiquetar o evidenciar a los alumnos.
No se puede generalizar que en todos los centros escolares se presenta la misma situación, pero si se pueden encontrar elementos comunes que intervienen en la aceptación o no de los niños, y jóvenes con necesidades educativas especiales y capacidades diferentes. Por tal razón sería conveniente que se analizara la cultura escolar que interviene en la atención a la diversidad y con ello avanzar en una verdadera inclusión escolar.
LA CONDICION PARA EDUCAR
Por Avelino Reyes Pech
(Escritores por la Educación, A.C.)
“La educación... ni empieza ni termina
en los territorios de la razón”.
Pablo Latapí
Un escueto comunicado del titular de la Secretaría de Educación Pública fue la reacción del gobierno federal con motivo de la muerte de Pablo Latapí Sarre acaecida el 3 de agosto de este año. No hubo desgarraduras de vestimentas ni oraciones fúnebres presidenciales; por supuesto el ilustre educador no era amigo del Presidente y el jefe del ejecutivo no creyó necesario o no tuvo tiempo de rendir honores “de cuerpo presente” ni mucho menos ceremonias de héroe civil en el Campo Marte del Ejército como en alguna ocasión ha sucedido. Tampoco se trataba de fotografiarse con algún privilegiado de los profesionales deportistas que las televisoras encumbran con el calificativo de selección nacional a sabiendas de no que no son ni lo uno ni lo otro.
Se ha hecho lo justo y debía ser así, como la vida de quien ahora ha muerto su cuerpo; como corresponde a un maestro, quien vendiendo su tiempo, inteligencia y trabajo, nunca aceptó vender su libertad de expresión, su agudeza crítica al poder y su independencia intelectual. Nunca, por tanto hubiera aceptado honores del gobierno si era a cambio de una conducta política de incondicionalidad como hay muchas y la pérdida de su autonomía intelectual. Al momento de redactar estas líneas, en diferentes lugares y pluralidad de grupos que lo conocieron por su cátedra, sus textos o su legado han llevado a cabo póstumos homenajes.
Como era de esperarse, hay coincidencia con quienes se han comprometido no en la fácil aunque importante tarea de la difusión de las aportaciones que hizo al país el educador formado en la “Compañía de Jesús”. Habrá que reproducir la conducta de quienes como él, nunca necesitó vivir del oropel de sus títulos académicos que tuvo muchos y dignamente merecidos. Su cercanía a algunos funcionarios de la educación pública y privada nunca los usó para buscar fama, nóminas o privilegios porque sabía bien que su papel era ser y hacer el contrapeso del poder político como la única forma de servir a la causa de la educación o para decirlo con las palabras de uno de sus discípulos “entender el mundo y criticarlo”. Promovió, dirigió y estimuló instituciones educativas y formó discípulos. Demostró durante cuatro décadas de investigación que la actividad educativa no es viable comprenderla y menos ejercerla si se aísla de sus relaciones con la economía, la política, la justicia y por encima de todo la equidad.
Clara lección para todos aquellos que promueven una educación mimética que enaltece un simple símil de proyecto industrial, comercial o técnico en una sociedad sumida en la pobreza de los más y la dominación de los menos. Artículos, libros, instituciones y tareas a las que Latapí dedicó su lúcida tarea compromete a quienes ejercemos o ejercimos la tarea docente y especialmente a quienes forman futuros educadores y a entender que la educación es necesariamente un proyecto político cuya condición es la equidad como esencia de la ética.
En 1995, Latapi escribió que “eficacia o moralidad, pragmatismo o conciencia, negociación de conveniencias o lealtad a los principios serán siempre dilemas difíciles en la práctica política; pero importa no perder nunca de vista el sentido último de las cosas” El nunca perdió el sentido de las cosas. No se puede, dice el refrán, estar en misa y andar en la procesión. No es compatible pues realizar la tarea de educar y perder la autonomía. Aplicar un programa escolar como un fin en sí mismo y ceder la autonomía que necesita el maestro es contradictorio a la profesión de educar. Formar e informar es un binomio indisoluble en la acción didáctica de los maestros. Entender y vivir la libertad de conciencia y de actitud frente a la inequidad social y económica es la primera condición para educar; es la forma de armonizar con “el sentido último de las cosas” el compromiso cotidiano y arduo de quienes quieran caminar con seguridad y ser digno al beso de sus hijos.
Los nuevos rumbos de la Asociación Estatal de Padres de Familia.
Luis Gerardo Martínez García
(Escritores por la Educación A. C.)
En fecha reciente, integrantes del grupo Escritores por la Educación (AC) nos reunimos con la actual presidenta de la Asociación Estatal de Padres de Familia (AC). Intercambiamos ideas, dudas, inquietudes y propuestas ante los nuevos rumbos de la AEPFAC que dirige la maestra Diana Santiago Huesca.
Junto con un equipo de trabajo conformado por padres-profesores, la AEPFAC intenta reposicionarse políticamente como una instancia no gubernamental con facultades para apoyar las asociaciones de padres de familia en las escuelas de educación básica del estado de Veracruz. Eso significa redoblar esfuerzos a fin de mejorar la imagen de esa asociación civil ante la sociedad y ante las instancias educativas prioritariamente; de igual manera implica establecer estrategias que hagan cumplir las funciones por las que fue creada. La AEPFAC exige de la comunidad educativa un giro de 180 grados que coadyuve a la resolución de los problemas y fortalecimiento de los proyectos de los padres de familia que tienen una participación importante en cada una de las más de 23 mil escuelas que conforman el sistema educativo estatal actualmente.
Los padres de familia han sido el pilar sustantivo en la vida y mantenimiento de las escuelas. Tanto los profesores como las autoridades educativas han recurrido a la organización de las asociaciones de padres de familia como garantes de la existencia de las escuelas y su estructura interna. La mayoría desarrollan un trabajo decoroso en escuelas rurales, urbanas e indígenas. El Estado en muchas de las veces ha dejado en manos de los padres de familia por muchos años; en coordinación con los directivos y profesores ellos realizan actividades muchas veces extraescolares para poder financiar las necesidades y requerimientos que exigen las escuelas. Con o sin AEPFAC las asociaciones de familia han subsistido desde el siglo pasado. A un año de haber asumido la presidencia, Diana Santiago Huesca comenta a los Escritores por la Educación su experiencia y las tareas que han servido como “parteaguas” de la anterior existencia de la AEPFAC (de más de 20 años): “Hemos llegado a apoyar a los padres de familia que vienen trabajando a favor de la educación de sus hijos; queremos sumarnos al trabajo que ellos realizan día con día a lo largo de todo el estado de Veracruz; porque nosotros también somos padres y queremos lo mejor para nuestra familia.”
Los nuevos rumbos de la Asociación Estatal de Padres de Familia están marcados por un rediseño de su estructura, redefinición de sus tareas y acciones, replanteamiento de su relación con las asociaciones de padres de familia de las escuelas, renovación de sus cuadros de trabajo y revisión de su conformación legal (desde su registro como asociación civil hasta sus estatutos y conformación legislativa). Dice Diana Santiago: “Para estar más cerca de las escuelas y de los padres de familia y sus necesidades y problemáticas, tenemos ya 10 representaciones en todo el estado de Veracruz. Trabajamos estrechamente con las instancias gubernamentales que viabilicen la resolución de problemas y agilicen las solicitudes de los padres de familia”.
De manera corresponsable la AEPFAC desarrolla una de las acciones más complicadas de nuestra sociedad veracruzana: dignificar la labor de los padres de familia sin trastocar la función de los docentes. A esto se le suman los retos que implican ser, como asociación civil, una organización no gubernamental fiable: ¿cómo creer en una asociación que por muchos años no aportó gran cosa? ¿qué hacer para que la asociación además, de ser reconocida sea conocida? El panorama no es fácil para ninguna de las partes: asociación civil, padres de familia, escuela, sociedad e instancias gubernamentales.
Aún así, Diana Santiago y su profesional equipo trabajan sistemáticamente conscientes de que sus aportaciones deben estar en sintonía con un proyecto propio en esencia filosófica, pedagógica y social, evitando cometer los errores de administraciones pasadas. Hoy los padres de familia cobran particular valor en tanto que las puertas de las escuelas se han ido abriendo paulatinamente, ellos tienen mayor injerencia y responsabilidades, y de igual manera se han fortalecido sus derechos. Los padres de familia informados tienen presente el compromiso que les exigen sus hijos en las escuelas pero saben que no pueden ir solos, que las alianzas políticas con profesores y autoridades educativas serán benéficas en tanto sus propósitos respondan a las características de sus hijos. Al respecto la AEPFAC consiente está de su responsabilidad social y política. maestrosescritores@hotmail.com
La escuela multigrado
Yolanda Hernández Lagunes
Escritores por la Educación, A. C.
A cualquier docente de escuela multigrado se le presentan muchos retos educativos que debe afrontar diariamente.
Uno de los retos más grandes es el atender simultáneamente alumnos de diversos grados, esto tiene ventajas y desventajas durante el proceso de enseñanza-aprendizaje; por un lado puede favorecer la colaboración y ayuda mutua entre alumnos de distintos grados, pero al mismo tiempo el docente tiene que organizar y planear de tal manera que articule los contenidos de las diversas asignaturas y grados.
Al articular contenidos de diversos grados, el nivel de complejidad va cambiando tomando en cuenta el grado en el que se encuentre el alumno. El profesor tiene que utilizar los libros de texto, ficheros de actividades, libros para el maestro y avances programáticos mismos que son utilizados en la escuela de organización completa, lo que significa que casi no hay material que sea única y exclusivamente para la organización en multigrado, en la que el docente tenga un apoyo cuando realiza la planeación; considerando además que la situación determina el logro de una planeación adecuada, el profesor debe conocer el plan y programas de estudios de los diferentes grados con el fin de lograr desarrollar en sus alumnos habilidades que les lleven a realizar un aprendizaje autónomo, en el que el profesor será un facilitador e intermediario entre el conocimiento y el alumno.
Otro reto muy importante es el de tratar por todos los medios de darle el espacio a cada asignatura para que los temas no sean abordados de manera superficial, como sucede con frecuencia en las asignaturas de ciencias naturales, historia y geografía; ya que regularmente los temas son vistos en una sola sesión a través de una lectura rápida, cuestionarios, dictados y otras actividades que no llevan a los alumnos a apropiarse de los contenidos.
Otro reto que el profesor debe sortear es el del tiempo que los alumnos deben esperar para ser atendidos, ya que debe alternar su atención entre los distintos grados; durante este lapso los alumnos están sin hacer nada y quizás lleguen armar un desorden, por lo que es importante que en el salón de clases existan rincones de trabajo de las distintas asignaturas, en donde haya guiones o fichas de trabajo, además también deben existir distintos materiales didácticos que mantengan ocupado al alumno mientras espera ser atendido por el maestro.
La evaluación es otro reto que el profesor multigrado debe enfrentar por que además de no saber qué y cómo evaluar, se enfrenta con la dificultad de elaborar su propio instrumento de evaluación, en virtud de que su planeación difiere de cualquier otra y debe analizar a detalle qué es lo que quiere y debe evaluar, tomando en cuenta el avance en las asignaturas así como el logro de los objetivos de aprendizaje de las mismas.
Podría seguir enumerando más retos y dificultades por las que atraviesa el profesor multigrado, pero es más importante detallar qué es lo que queremos lograr, como lo es una escuela en la que se trabaje el mayor número de días del calendario escolar; una escuela que enseñe al alumno a ser honrado, cortes, responsable, reflexivo e independiente, además que promueva el aprendizaje colaborativo; en donde los padres de familia estén estrechamente vinculados en el proceso de enseñanza – aprendizaje de sus hijos; que responda a la equidad; la evaluación sea la adecuada; exista material que realmente sea útil para la planeación, etc. E-mail: maestrosescritores@hotmail.com
Algunas interrogantes entre la escuela pública y privada
Por Esperanza Aurora Hakim Vista
(Escritores por la Educación, A.C.)
¿A caso la escuela no integra la empresa humana más grande del planeta? ¿No se le ha conferido, por siglos, la acción social más relevante, como la de formar seres integrales y felices, capaces de construir conocimientos, desarrollar habilidades y mostrar valores y actitudes de alto orden? ¿No ha pretendido enseñar bien, más que centrar la atención en las formas en cómo aprenden los estudiantes, para así diversificar y favorecer entornos de aprendizaje pertinentes? ¿No ha querido mejorar el bien común de los ciudadanos, a partir de trabajar en equipo, en comunidades de aprendizaje para así, fortalecer el: aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir con los demás? ¿No ha buscado con toda vehemencia que los educandos aprendan para ser y saber hacer frente a los desafíos que la vida les presenta en la multiculturalidad de escenario y a cualquier edad?
¿No evalúa conocimientos, habilidades y destrezas, actitudes y valores siempre? ¿Estamos satisfechos con los niveles de logro académico obtenidos por las alumnas y los alumnos de nuestros países latinoamericanos, de México, de Veracruz, de la sociedad planetaria? ¿Cuáles son los multifactores que -dependen exclusivamente del contexto escolar- que no permiten alcanzar la calidad tan anhelada en el ámbito educacional?
¿Que ofrecemos en la escuela: un servicio -público o privado-, un bien común y derecho
insoslayable de todo ciudadano o ambos? Los padres y madres de familia ¿no tenemos el derecho y la obligación de contar con una rendición de cuentas del servicio que pagamos a través de nuestras contribuciones al Estado-Nación? Fortalecer el trabajo entre pares, como estrategia de formación continua y de desarrollo profesional de las y los docentes desde las distintas funciones que realizan dentro de las escuelas ¿no posibilita el desaprender para aprender desde las múltiples y diversas experiencias del propio profesorado?
¿Por qué persistimos a resistirnos a ser evaluados, cuando es una de las acciones que de manera permanente y a cada momento es lo que las y los docentes realizamos desde que ingresamos al aula? ¿Por qué no arriesgarnos -como en otros momentos lo hemos hecho- a probar maneras distintas de hacer las cosas -para el bien individual y colectivo-, cuando lo obtenido en la última década del siglo pasado y primeros años del Siglo XXI, denotan los grandes fracasos logrados en la tarea más humana de lo humano, como lo es la EDUCACIÓN?
Como bien afirma Philippe Perrenoud, en su magistral conferencia virtual, El Desarrollo de Competencias Docentes para los Maestros del siglo XXI (2008) […] Preparación al cambio. No es el mismo cambio de acuerdo al lugar que cada uno ocupa en una sociedad. Unos sufren el cambio y otros lo deciden, sin embargo, el poder está en orientar el cambio, aprobarlo, y los demás adaptarse a él aunque no decidió que sucediera, pero que está ahí.
Las personas en las sociedades están sujetas a los cambios, la escuela va seguir cambiando siempre al estar inmersa en una “reforma permanente”, que la lleva transformaciones que, aunque no todas están bien pensadas o bien ejecutadas, existen. La mejor preparación al cambio es hacer oír la voz, buscar acuerdos, negociaciones, todo cambio implica un progreso para mí y los otros, ser capaz de hacer el cambio es una posibilidad de evaluarlo, saber resistir a él… (participar de forma proactiva, es decir, si yo me opongo qué propongo)…ya que muchos cambios olvidan las necesidades de los maestros, de los alumnos, de las sociedades. La resistencia al cambio conlleva a querer preservar lo alcanzado, de ahí que los cambios deban ser vinculados por los actores, los docentes y formadores, ello hará más eficiente la transformación […]
Parafraseando a Hugo Assmann, (2002), uno de los principales representantes de la Biopedagogía: La educación que tenemos es un peligro para la humanidad, al haber perdido su encanto, por ello necesitamos re-encantarla… reconocernos como "aprendientes", es decir, como sujetos que aprenden a cada momento a lo largo de su vida y a través de cada experiencia suscitada... Y diría yo, hasta el último de nuestros suspiros...
Grandes preguntas que tenemos pendientes por contestarnos: ¿Qué tenemos y debemos hacer para re-encantar la educación de hoy? ¿Qué políticas gubernamentales y educativas, y cuáles acciones son indispensables y urgentes desdoblar para poder alcanzar las metas acordadas en 1990, respecto a la Educación para Todos (EPT)? ¿En qué parte se perdió la "Vocación Docente"?, donde al decir de Octavio Paz: "...la vocación más que un proceso intelectual es algo sobre todo afectivo, vinculado principalmente con las emociones, con el espíritu, con la esencia humana."
maestrosescritores@hotmail.com
Educación y seguridad pública
Luis Alberto Ortiz Castañeda
(Escritores por la Educación, A. C.)
En los últimos años hemos sido testigos de cómo nuestra sociedad ha cambiado en la manera de concebir, conceptualizar y vivir los valores, mismos que nos dan la pauta para una sociedad armónica y con principios elementales para la sana convivencia, que nos permitan ser una sociedad tolerante, pacifista y respetuosa de las garantías individuales que nuestra constitución acuña.
Pero esto desafortunadamente no es así, día a día somos testigos de cómo diferentes factores socioculturales modifican la conducta de la sociedad, agentes como los medios de comunicación audiovisual, por poner solo un ejemplo, presentan en sus programas, conductas malas como buenas, antivalores que parecen virtudes y características plausibles de los protagonistas.
Pero ojalá esto solo quedará dentro de las pantallas de televisión, sin embargo, tristemente no es así; en nuestros hogares y escuelas vemos cómo las relaciones interpersonales se deterioran cada vez más, se ha perdido el respeto a los padres, a nuestros compañeros y por consecuencia se ha perdido el respeto a la figura del maestro, anteriormente venerado y reconocido por su labor encomiable de trasmitir conocimientos, formar conciencias, desarrollar y transmitir valores.
Las políticas públicas de los gobiernos, que en campaña anunciaban que iban a ser los “gobiernos del empleo y la seguridad”, pasaron una vez instalados en el poder, a ser los “gobiernos del desempleo y la inseguridad”. Esto también motiva un cambio de conducta en la sociedad, misma que se siente agredida al encontrarse entre promesas incumplidas, despidos, carestía y salarios bajos.
El aumento del consumo de drogas entre los jóvenes y niños ha sido exponencial en los últimos años, incrementando con ellos los problemas de salud y el número de muertos en el transitar del consumo, la distribución y venta de las mismas. ¿Cómo podemos revertir estas tendencias autodestructivas en las que hemos caído como sociedad?
Desde mi punto de vista la educación, debe ser la punta de lanza para el cambio en todos los aspectos, la educación bien organizada debe lograr crear ciudadanos capaces de convivir en sociedad, fomentando valores y actitudes positivos, que busquen el cambio en los niños para que sean ellos los gestores del cambio en sus hogares, es decir, buscar que los niños lleven las bases para generar cambios sociales positivos, que de no lograrlo en un presente, seguramente lo harán a futuro cuando sean adultos, siempre y cuando se haya actuado hoy mismo.
La Secretaria de Educación Pública y las Secretarias de Educación de los Estados, han hechos esfuerzos para intentar disminuir los índices de actos delictivos en torno a las escuelas, con programas como “Escuela segura” y “Operación mochila”, también se ha implementado la materia de “Cultura de la legalidad” para algunas escuelas secundarias del país. Pero ¿será esto suficiente? Considero que si bien son esfuerzos importantes por tratar de brindar información y seguridad a las escuelas y a sus miembros, debería de existir un trabajo mejor articulado entre las Secretarías de Educación, Seguridad Pública y Salud, en donde haya un trabajo interdisciplinario que promueva el intercambio de experiencias y conocimientos, útiles para la formación de niños y jóvenes, que realice encuentros, foros y debates nacionales en torno a la cultura de la prevención del delito, en torno a las repercusiones y las maneras de prevenir conductas adictivas, que impulse propuestas sobre la manera en que el trabajo pedagógico puede tener relevancia, cuando los aprendizajes son permanentes y enfocados al desarrollo de competencias para convivir en una sociedad en marco de la legalidad.
Que estos foros no sólo se hagan con “expertos” en el tema, sino también con la sociedad en general, las asociaciones civiles y las ONG, que les ha tocado vivir en carne propia algún acto delictivo, para que con su experiencias validen propuestas y que las mismas sean efectivas, sin que caigan en manos de intereses mezquinos, normalmente ligados a la política, ya que lo importante es dar soluciones efectivas para la sociedad. Es decir, nos espera una labor titánica si realmente queremos revertir las conductas nocivas, aunque considero que no es imposible, hombro a hombro, autoridades, maestros, padres de familia y la sociedad en su conjunto podemos lograrlo, por el bien de nuestro país.
maestrosescritores@hotmail.com