La otra versión:
El doloroso sentir de una madre
René Sánchez García.
(Escritores por la Educación, A.C.)
Más que interesante, me pareció conmovedor el texto publicado el pasado sábado 11 de febrero, en la sección cultural de un diario informativo de la capital veracruzana. Se trata de una noticia acerca de que la Maestra Esther Hernández Palacios Mirón, se hizo acreedora al premio Testimonio Carlos Montemayor 2011, que patrocina el Instituto Chihuahuense de Cultura en coordinación con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Lo anterior, debido a la entrega para concurso de un manuscrito que próximamente se convertirá en un exitoso libro, cuyo título es: Diario de una madre mutilada.
Tal y como se lo expresa a Jorge Vázquez Pacheco, redactor de la nota informativa, se trata “de un libro que hubiera preferido no escribir nunca. Es un testimonio escrito con el corazón desgarrado y lágrimas en los ojos”. Allí, precisamente están plasmados los sentimientos, las penas y los sufrimientos de una gran mujer hacia su joven y hermosa hija de tan sólo 26 años. Una parte de su ser le fue arrancada a la Maestra Esther la noche del día 8 de junio de 2010, cuando un grupo de malhechores le asesinaron a Irene, a la salida de un campo de entrenamiento deportivo en el centro de la ciudad de Xalapa. “Es un libro breve, cuya narrativa inicia el 8 de junio y concluye 30 días después”.
Por el carácter fuerte e inteligente que siempre ha manifestado a sus actividades académicas y directivas, es casi seguro (no he leído el texto, advierto) que el libro constituye también una denuncia pública acerca del doloroso hecho ocurrido, así como una dura crítica a la actual situación de inseguridad que se vive en todo el país. Por ello, la Maestra Hernández Palacios, autora, entre otros libros, de Veracruz, dos siglos de poesía (XIX y XX), así como de La poesía de Jaime Sabines, expresó: “Una de las cosas terribles en esta situación es la impunidad, la imposibilidad de justicia, la desazón y el pesimismo. Si viviéramos en otro tipo de sistema, en el que el estado de derecho prevaleciera, uno por lo menos esperaría que paguen los culpables. Pero ¿pensar eso en este país?
Sin ser una activista o militante, la ex directora del Instituto Veracruzano de Cultura y actualmente directora de Animación Cultural de CONACULTA, así como académica en el Instituto de Investigaciones Lingüístico Literarias de la Universidad Veracruzana, apoya los movimientos por la dignidad y la paz locales y nacionales y se une fraternalmente al dolor de todas las madres que sufren a causa de esta guerra mal planeada y mal conducida por el Estado. Su mensaje es claro y contundente: “Estoy convencida de que debemos ser muchos, que todos debemos levantar la voz y que nos hace mucho camino por recorrer para esperar que las cosas cambien en este país”.
Si bien ahora expresa ser una mujer sin fe en la justicia, la Maestra Esther, hija ejemplar de Don Aureliano Hernández Palacios, ex rector de la Universidad Veracruzana, ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de Veracruz, así como un excelente educador y brillante escritor defensor de la lengua, ya un poco más serena por el paso de los días, recomienda a todos los lectores y escuchas que debemos todos de tratar de sobrevivir en este clima de violencia, pero sin acostumbrarnos: “Sobrevivir pese a la impunidad significa que debemos hacer lo que nos corresponda”.
La Maestra Hernández Palacios, crítica literaria, escritora, poeta, ensayista, pero sobre todas las cosas Madre, cumplió ya con lo que debía. Su niña Irene desde las alturas debe extrañarla mucho, sí, pero debe estar aun mas orgullosa de ella, su madre. Nosotros, aunque pocos, de una u otra forma apoyaremos ésta y otras causas. Ahora sólo falta escuchar y ver qué dicen y hacen los encargados de la justicia. No tanto de la divina, sino la de los hombres.
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