lunes, 22 de junio de 2009

Séptima entrega

Apoyo social para las escuelas

Gilberto Nieto Aguilar

(Escritores por la Educación, A.C.)

El 12 de agosto de 2004 escribí en Diario de Xalapa un artículo sobre las cuotas que aportan los padres de familia para el mantenimiento de las escuelas y el sustento jurídico que las fundamenta. Si algo hay de extraordinario en el Sistema Educativo Nacional, y en concreto en educación básica, es la manera en que trabajan las escuelas públicas, prácticamente sin apoyos del gobierno, salvo los sueldos de los maestros y directivos.

Esto no afecta necesariamente la gratuidad de la educación, ya que por lo general con una cuota única la mesa directiva de padres debe cubrir las necesidades elementales a lo largo del año escolar. Durante ese lapso, la gestoría que realizan juntos o por separado padres y maestros, permite que muchas instituciones vayan resolviendo y satisfaciendo diversas necesidades tales como la adquisición de equipo de cómputo, materiales didácticos y deportivos, enseres de limpieza, mobiliario, pintura para salones, construcción de aulas, impermeabilización, etcétera.

Las cuotas suelen ser fuente de conflicto año tras año principalmente por la falta de transparencia en sus manejos, recurrente en algunas de las casi 20 mil escuelas de educación básica del Estado. Otro problema que entorpece el desarrollo de proyectos y la concreción de acuerdos y actividades es la falta de colaboración de muchos padres.

Cada asociación debe establecer las aportaciones de conformidad con los estudios que realice junto con director del plantel, sobre las necesidades de la escuela, tomando en cuenta las posibilidades económicas de los padres de familia. El Reglamento de Asociaciones de Padres de Familia los organiza con el objeto de representar sus intereses educativos ante las autoridades escolares, colaborar en el mejoramiento de la comunidad escolar y “participar en la aplicación de cooperaciones en numerario, bienes y servicios que las asociaciones hagan al establecimiento escolar” (Art. 4°).

Para el cumplimiento de las acciones que se necesitan emprender, una de las atribuciones de tal asociación es reunir fondos con aportaciones voluntarias de sus miembros (Art. 6°). La palabra “voluntarias” que aparece en este artículo, da pie para que muchos padres se nieguen a colaborar con la escuela pública a donde asisten sus hijos, pero conviene que lean el artículo 18 que establece como una de las obligaciones de los padres de familia cumplir con los deberes que se deriven del ejercicio de la patria potestad o tutela. Si los padres no tienen voluntad de apoyar, ponen en riesgo la seguridad y comodidad de sus hijos asistiendo a un edificio deteriorado, de mal aspecto y cuya construcción quizá represente un peligro para los estudiantes.

De antemano sabemos que hay padres o madres solteras que no cuentan con medios económicos suficientes para enfrentar los gastos de inicio de cursos. Pero las facultades que concede el artículo 8° pueden ser aprovechadas para analizar los casos extremos de insolvencia económica sin olvidar que no siempre los padres que más se quejan son los que menos tienen.

Los artículos 65, 66 y 67 de la Ley General de Educación y 98, 99 y 100 correspondientes de la Ley Estatal de Educación, actualizan el Reglamento de Asociaciones de Padres de Familia. En estos documentos se establecen derechos y obligaciones de los padres de familia con la escuela pública para mejorar el trabajo escolar y valdría la pena revisar el artículo 31 constitucional para entender el sentido tributario emanado de la Constitución.

Por lo anterior, están fuera de tono quienes agreden con tanta vehemencia la captación de cuotas escolares que, en el plano social y jurídico, son perfectamente legales y, sobre todo, necesarias. El interés jurídico debería descansar en un enfoque diferente. Deberían subsanar, por ejemplo, algunas lagunas que impiden perfeccionar y hacer más justo el proceso, así como ejercer un control más estricto de las cuotas recabadas por las asociaciones de padres de familia, puesto que es evidente la importancia del manejo claro y detallado de cuentas y el buen uso del dinero a favor de necesidades reales de la institución educativa.

Pero en fin, esa es la escuela pública, la escuela de gobierno. La que ha hecho posible, con todos sus defectos, que México deje de ser un país de analfabetas; misma que ha sido salvada del deterioro y de convertirse en ruinas gracias a las acciones de los maestros, los directores y los padres de familia.

maestrosescritores@hotmail.com

Sexta entrega

Entre profesores y alumnos te veas…

(Escritores por la Educación, A.C.)

René Sánchez García

En memoria de Raúl Contreras Ferto y Guadalupe Álvarez Naveda: formadoresde docentes por excelencia.

Sólo en muy contadas ocasiones, un texto reúne trabajos escritos que den cuenta a la vez, tanto del quehacer teórico-metodológico como de los resultados de algunos proyectos prácticos, acerca de lo que piensan y hacen los profesores y los alumnos a nivel universitario en cuanto a la formación y tarea docente. Sólo dos investigadoras tan prestigiadas y conocedoras de esta temática como lo son Concepción Barrón y Edith Chehaybar, adscritas al Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, lo pudieron lograr a través de la coordinación del libro Docentes y alumnos. Perspectivas y prácticas, (México, 2007, 210 p.), bajo el sello de esta máxima Casa de Estudios y Plaza y Valdés Editores.

Básicamente se trata de seis excelentes ensayos, producto del trabajo intelectual y metodológico que aplicaron cada uno de los autores a sus proyectos de investigación universitaria, a fin de encontrar nuevas respuestas a las múltiples interrogantes que nacen de los procesos de la formación y la tarea docente, en la que intervienen los dos agentes más importantes del proceso de enseñanza-aprendizaje en la escuela: profesores y alumnos. Sólo que en esta ocasión se abordan dichos temas desde un punto de vista crítico y reflexivo, así como dentro de una nueva orientación que pretende dejar atrás ese tipo de aprendizaje centrado cien por ciento en el alumno y empezar a navegar en otros tipos de alternativas más acordes con estos tiempos de cambios y transformaciones globales, que han trastocado fuertemente a la cultura en general y a la educación en particular.

Dentro del eje de la formación docente, el libro presenta las colaboraciones de Edith Chehaybar con el trabajo “Una cultura reflexiva y crítica en la formación de docentes universitarios”, así como el ensayo “Trayecto formativo: asesoría y acompañamiento al colectivo docente” de Concepción Barrón, Elena Lozano y Abigail Sánchez. En el primero, encontramos una novedosa propuesta ideológica y metodológica sobre la formación, dentro de una cultura reflexiva y crítica que permite a los docentes interesados, analizar su práctica pedagógica dentro de una conciencia crítica. En el otro, se presentan los resultados positivos de cómo una asesoría académica especializada, mejora tanto el proceso educativo como el desempeño de los actores de manera humana y crítica, reconociendo la importancia de la cultura propia del lugar donde se implementó dicha formación continua.

Los otros cuatro trabajos restantes pertenecen al eje de la tarea docente y merecen ser leídos, pues hablan de cómo transitar hacia el aprendizaje centrado en el alumno, así como también hacia una mejor y más clara comprensión de las estrategias de enseñanza-aprendizaje. Así, Graciela Pérez Rivera en “Hacia un modelo de educación centrado en el aprendizaje”, reflexiona acerca de impulsar el desarrollo de estudiantes más autodidactas, críticos y creativos. Emma Leticia Canales en “Estrategias para propiciar un aprendizaje crítico y reflexivo con base en una docencia de calidad”, menciona que dicha calidad implica que al alumno aprenda a reflexionar sobre el mundo que lo rodea y a vincular la escuela con la vida. Este aprendizaje experencial reconoce a los alumnos como agentes activos en su proceso de formación y al docente como un mediador y organizador. Tiburcio Moreno Olivos en “La evaluación del aprendizaje: una vieja historia contada desde otra ventana”, afirma que se requiere de una metodología sensible a las diferencias, a los acontecimientos imprevistos, al cambio y al progreso, a las manifestaciones observables y a los significados latentes dentro de la vida natural del aula. Y Rosa Aurora Padilla en “Sistemas internacionales de evaluación: una práctica reciente”, analiza el tema con base a dos dimensiones: su generación y propósitos y la evaluación de factores asociados. Todo esto con la pretensión de dar cuenta de la gestación de tales estudios y dar a conocer los componentes de corte sociocultural y escolar, citados en los cuestionarios aplicados a los alumnos universitarios. Trata de hacernos comprender que la evaluación en el aula debe entenderse como un diálogo continuo y sujeto a criterios validados internacionalmente, lejanos a nuestra realidad nacional.

Libro interesante, actual y de fácil comprensión que todos los docentes de cualquier nivel escolar, deben más que leer sus contenidos teóricos y metodológicos, lograr su aplicación dentro de las aulas donde desarrollan su función sustantiva. Email: maestrosescritores@hotmail.com

viernes, 5 de junio de 2009

Quinta entrega

¿POSIBILIDAD DE INNOVACIÓN EN EDUCACIÓN?

Por: Marco Antonio Figueroa Quinto
(Escritores por la Educación, A.C.)


Cada año que pasa en la operatividad de la educación de nuestro país, la historia registra que muchos se conforman con repetir cotidianamente lo mismo, y sin cambiar esos hábitos, van forjando a las nuevas generaciones, sin posibilidad de aprender nada nuevo ni actual; conducta que se refuerza con la aprobación de las autoridades superiores, que medrosas, timoratas y temerosas de lo nuevo, continúan con actitudes obsoletas, reforzando a los tradicionalistas y reprimiendo a los innovadores; aquellos que se atreven a evolucionar, modernizarse e innovar, pero que al final, son ignorados y rechazados en sus logros y méritos. En Veracruz desde hace unos años, la Secretaría de Educación ha implementado estímulos para docentes que propongan estrategias, técnicas, procedimientos o métodos que conlleven acciones de innovación pedagógica. Últimamente, han agregado un premio económico para incentivar y motivar a los profesionales de la educación a que registren nuevas acciones, las que seguramente han contribuido en la mejora de las nuevas generaciones en su aprendizaje y hábitos. ¿Pero cuántos de estos modelos han sido tomados en cuenta? ¿Sabrán las altas autoridades los retos que enfrentan quienes desafían el quieticismo e inmovilidad? Respuestas que nadie dará, ya que después de ser premiados, dichos modelos se archivan y olvidan.

Igualmente quienes tenemos la energía para enfrentar al sistema establecido -de no hacer más de lo medianamente posible-, seguramente para alcanzar el éxito de ser tomados en cuenta, deberemos de transitar en los espinosos caminos de la censura y crítica mal sana de compañeros, directivos y autoridades, que vía de padres mal informados, harán llegar sus inconformidades, ya que aleccionados por malos maestros querrán que nada cambie. Aunque todo parece señalar que la innovación es el tema de hoy y el desafío del futuro, claramente vemos que México (con altos niveles de desigualdades y pobreza extrema) no es un país en el que la cultura del emprendimiento y la innovación estén arraigadas entre la población. La experiencia de otros países que han demostrado alta productividad pedagógica, evidencian que quien no innova pierde competitividad y está poniendo en riesgo su subsistencia futura.

Como consecuencia de ello, en México el mundo público y privado ha coincidido en sus discursos políticos para hacer frente a esta realidad. ¿Quién no habla hoy de innovación y emprendimiento como lo fundamental? El punto es cuánto de lo que se dice se está haciendo. ¿Cuáles son las innovaciones en educación que estamos emprendiendo? Lo primero es propiciar mejoras en el sistema educativo que nos permitan que nuestro país se desarrolle y gracias a ello elevemos nuestro estándar de vida. ¿Existen textos educativos en emprendimiento y/o innovación a nivel escolar? ¿Qué propuestas metodológicas se han desarrollado para fomentar el espíritu emprendedor en los investigadores, profesionistas y docentes con ideas renovadoras? ¿Qué gama de recursos para el aprendizaje hay disponibles en educación para el emprendimiento? ¿Disponen los colegios de capacitación dedicadas al tema? ¿Quiénes trabajan por desarrollar la cultura del emprendimiento y la innovación entre nuestros profesionales y educadores? ¿Cuáles son los indicadores con los que se puede medir este tipo de cosas? ¿Cuánto es lo que el país destina de su presupuesto en investigación y desarrollo a la educación? Si no tenemos respuestas satisfactorias a estas interrogantes, hay que ser críticos y aceptar que no hemos hecho lo que debemos y los resultados nos delatan la negligencia.

Estamos perdiendo la oportunidad de hacer de nuestro entorno un mejor lugar para vivir. Si el conocimiento en la humanidad se duplica aproximadamente cada 5 años, ¿qué sentido tiene que los textos educativos sigan siendo gruesos libros con contenidos “inmóviles” e “inmunes” a las nuevas tendencias de la sociedad del conocimiento? ¿No resulta lógico disponer de una educación más ágil y dinámica? Esto implica revertir paradigmas enormes, pues el rol del colegio y del docente debe replantearse por completo. Dejan de ser transmisores de conocimientos y se convierten en facilitadores de experiencias e impulsores del desarrollo de las competencias y capacidades individuales de cada joven. En este sentido, contar con metodologías y recursos para el aprendizaje innovadores resulta una condición mínima y absolutamente necesaria.

Otro problema que observamos viene dado por los medios de comunicación, que por lo general se desvinculan de su rol formativo porque los estímulos que poseen –desde un punto de vista comercial- les impiden ser sustentables de otra forma que no sea el reemplazo de la cultura por farándula. Si deseamos medios distintos, hay que estar dispuestos a pagar lo que ello implica. Así que se necesita docentes valientes y preparados para plasmar sus proyectos de innovación, perfeccionarlos en la práctica educativa -sin descuidar los programas institucionales- y dar a conocer sus resultados después de una evaluación imparcial. Padres de familia conscientes de la problemática educativa por la que se atraviesa, y los retos que enfrentarán sus hijos, no dejándose manipular -ni inferir- por aquellos que piensan que todo lo pasado es mejor, que no vale la pena arriesgarse en cosas nuevas, así como solicitar a directivos y autoridades que si no apoyan, no obstaculicen lo que desconocen, y en este caso específico, estar enterado, que lo único permanente es el cambio. ¿Fácil no? Así están las cosas en este renglón, lo que puede cambiar con buena voluntad y profesionalismo. Email: maestrosescritores@hotmail.com