La otra versión:
¡De panzazo!, una película para reflexionar
René Sánchez García.
(Escritores por la Educación, A.C.)
Se tiene estimado que para finales de este mes de febrero se estrene en todas las salas cinematográficas del país el film ¡De panzazo! Se trata de un documental dirigido por el cineasta mexicano Juan Carlos Rulfo a iniciativa de la Organización Mexicanos Primero. El periodista Carlos Loret de Mola, director del noticiario Primero Noticias de Televisa, es el encargado de narrar y conducir dicha película, que habla sobre el estado actual de la educación básica en México, que más que en crisis, caótica o paralizada se encuentra en un verdadero estado de desastre nacional sin visos de solución.
Aunque originalmente “panzazo” significa el caer de panza, dicho término en educación se utiliza para señalar la aprobación de un curso, grado o asignatura con la calificación mínima y sin la total comprensión de los contenidos de aprendizaje necesarios; en esta película se utiliza para “presentar el drama y las esperanzas del sistema educativo nacional de hoy, haciendo un llamado al compromiso”. Este documental que se llevó casi 200 horas de filmación, fue presentado al final del Festival de Cine de Morelia, donde fue bastante aclamada por la crítica especializada.
¡De panzazo!, es un documental fílmico lleno de reportajes, entrevistas y testimonios; así como la presentación de una infinidad de datos estadísticos recolectados en libros, revistas e investigaciones nacionales y extranjeras. Es un acercamiento con los principales actores de la educación y la escuela: alumnos, maestros, padres de familia, autoridades, medios de comunicación y miembros de la sociedad en general. Todos, exclusivamente todos, narran cómo es la escuela y la triste realidad que se vive en las aulas. Es un dar rostro y voz a estos actores. Las cifras numéricas señalan nuestro rezago educativo (tanto de la escuela pública como privada) en comparación con otros países.
Algo bastante novedoso de este documental, es que fueron los propios alumnos de las escuelas primarias y secundarias seleccionadas de los estados de Guanajuato, Guerrero y el Distrito Federal quienes filmaron las escenas, de allí que aparezcan la pobreza, el hambre, las condiciones en que se encuentran las aulas y las escuelas, así como el capital cultural de los padres. Asimismo, se deja entrever la perversa influencia de los medios de comunicación masiva y la lucha de todos en contra de la futura privatización de la educación básica.
La película presenta dos entrevistas. La primera con Elba Esther Gordillo, líder vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, y la otra con Alonso Lujambio, Secretario de Educación Pública. Aquí se muestran no sólo algunas coincidencias, contradicciones y ausencia de conocimientos y datos importantes sobre el problema educativo nacional; sino lo que todos ya sabemos desde hace tiempo: la educación para el Estado Mexicano representa sólo un gasto, no una inversión social. En otras palabras, una ausencia total de una verdadera política educativa propia.
La película ¡De panzazo! tiene como intención generar conciencia sobre la importancia de mejorar la educación nacional; posicionar el tema de la calidad para un segundo plano, a fin de rescatar el de la política educativa como eje rector; y buscar dar impulso a las reformas pendientes para lograr resolver todos los problemas añejos no resueltos hasta ahora. Pero lo que me parece más importante, el hacer llegar este film a todas las escuelas del país a fin de que todos los actores involucrados reflexionen.
sagare32@hotmail.com
lunes, 20 de febrero de 2012
Aulas sin ventanas…
Por Luis Gerardo Martínez García (Escritores por la Educación, A.C.)
Con relativa frecuencia se juzga la calidad de la educación, únicamente a partir los resultados del aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, en su momento el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se dio a la tarea de cuestionar bajo una estricta investigación esa premisa. El planteamiento que se hizo fue “Existen otros factores que influyen en los niveles de logro de los alumnos, como el gasto asignado a la educación, la gestión y organización escolares, así como la existencia y condiciones de los recursos materiales con que cuentan las escuelas, es decir su infraestructura.”
Esta postura puso en tela de juicio a muchas secretarías de educación estatales –incluida la federal-. El INEE evidencia el gran abandono en que se encuentra la infraestructura escolar en primarias y secundarias; expone las carencias de espacios físicos y los esfuerzos que particularmente los padres de familia hacen por cuidar y mantener en buen estado las instalaciones. El Estado tiene en abandono, casi total, a las escuelas públicas urbanas, rurales, indígenas, telesecundarias, técnicas, generales y de cursos comunitarios. Las escuelas privadas tienen un nivel medio de espacios físicos, de mantenimiento y conservación de sus instalaciones; sin olvidar que son patrimonios personales o familiares. En este caso, si bien los padres de familia intervienen para la conservación de las instalaciones escolares, éstas son propiedad privada.
No es difícil encontrar en el territorio nacional escuelas públicas en abandono, deterioradas o completamente amorfas (chozas, casas de cartón, bancas bajo un árbol); ¿por qué tenemos tan descuidados a los niños y jóvenes estudiantes, con espacios escolares poco dignos? De cuatro a seis horas diarias ellos permanecen trabajando intelectualmente en escuelas sin pintar, sin espacios recreativos, sin laboratorios, sin baños propios, sin biblioteca o, aulas sin ventanas. ¿Por qué la clase política no ve esa situación difícil para la sociedad? Los criterios de creación de espacios escolares, mantenimiento y conservación de las instalaciones escolares son tan arbitrarios y desiguales que han llevado a fomentar el favoritismo, la tendencia partidista y el desorden. La ausencia de políticas públicas al respecto tienen en profundo deterioro las escuelas de los más marginados.
Los índices que miden espacios físicos de apoyo a la enseñanza son los siguientes. En Primarias: sala de cómputo, biblioteca, sala de maestros y aula de actividades artísticas; en Secundarias: laboratorio de cómputo, laboratorio de física, química o biología, biblioteca y salón de usos múltiples. El reporte de investigación que presentó el INEE da a conocer el abandono y deterioro en que están las escuelas públicas, rurales e indígenas.
En ese reporte (El estado que guardan nuestras escuelas. Infraestructura escolar en primarias y secundarias de México), el INEE afirma que “existe una notable carencia de espacios físicos de apoyo a la enseñanza, con importantes diferencias entre las modalidades; (destaca) el esmero de las escuelas primarias y secundarias por cuidar y mantener las instalaciones escolares, aun en contextos socioeconómicos menos favorables.” Al respecto, el INEE enfatiza la necesidad de: Crear escuelas concentradoras, Mejorar el modelo de infraestructura educativa básica y Equipar las escuelas con criterios de equidad. Es urgente que no sólo padres de familia sean los responsables de esta tarea (que por cierto no es la única por la que trabajan todo el año); sino que autoridades educativas, sociedad civil, representantes populares y sindicatos magisteriales vean como suya la posibilidad de crear espacios dignos para niños y jóvenes. ¿Es posible que continuemos con aulas sin ventanas?
ciudadmexico@hotmail.com
Por Luis Gerardo Martínez García (Escritores por la Educación, A.C.)
Con relativa frecuencia se juzga la calidad de la educación, únicamente a partir los resultados del aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, en su momento el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se dio a la tarea de cuestionar bajo una estricta investigación esa premisa. El planteamiento que se hizo fue “Existen otros factores que influyen en los niveles de logro de los alumnos, como el gasto asignado a la educación, la gestión y organización escolares, así como la existencia y condiciones de los recursos materiales con que cuentan las escuelas, es decir su infraestructura.”
Esta postura puso en tela de juicio a muchas secretarías de educación estatales –incluida la federal-. El INEE evidencia el gran abandono en que se encuentra la infraestructura escolar en primarias y secundarias; expone las carencias de espacios físicos y los esfuerzos que particularmente los padres de familia hacen por cuidar y mantener en buen estado las instalaciones. El Estado tiene en abandono, casi total, a las escuelas públicas urbanas, rurales, indígenas, telesecundarias, técnicas, generales y de cursos comunitarios. Las escuelas privadas tienen un nivel medio de espacios físicos, de mantenimiento y conservación de sus instalaciones; sin olvidar que son patrimonios personales o familiares. En este caso, si bien los padres de familia intervienen para la conservación de las instalaciones escolares, éstas son propiedad privada.
No es difícil encontrar en el territorio nacional escuelas públicas en abandono, deterioradas o completamente amorfas (chozas, casas de cartón, bancas bajo un árbol); ¿por qué tenemos tan descuidados a los niños y jóvenes estudiantes, con espacios escolares poco dignos? De cuatro a seis horas diarias ellos permanecen trabajando intelectualmente en escuelas sin pintar, sin espacios recreativos, sin laboratorios, sin baños propios, sin biblioteca o, aulas sin ventanas. ¿Por qué la clase política no ve esa situación difícil para la sociedad? Los criterios de creación de espacios escolares, mantenimiento y conservación de las instalaciones escolares son tan arbitrarios y desiguales que han llevado a fomentar el favoritismo, la tendencia partidista y el desorden. La ausencia de políticas públicas al respecto tienen en profundo deterioro las escuelas de los más marginados.
Los índices que miden espacios físicos de apoyo a la enseñanza son los siguientes. En Primarias: sala de cómputo, biblioteca, sala de maestros y aula de actividades artísticas; en Secundarias: laboratorio de cómputo, laboratorio de física, química o biología, biblioteca y salón de usos múltiples. El reporte de investigación que presentó el INEE da a conocer el abandono y deterioro en que están las escuelas públicas, rurales e indígenas.
En ese reporte (El estado que guardan nuestras escuelas. Infraestructura escolar en primarias y secundarias de México), el INEE afirma que “existe una notable carencia de espacios físicos de apoyo a la enseñanza, con importantes diferencias entre las modalidades; (destaca) el esmero de las escuelas primarias y secundarias por cuidar y mantener las instalaciones escolares, aun en contextos socioeconómicos menos favorables.” Al respecto, el INEE enfatiza la necesidad de: Crear escuelas concentradoras, Mejorar el modelo de infraestructura educativa básica y Equipar las escuelas con criterios de equidad. Es urgente que no sólo padres de familia sean los responsables de esta tarea (que por cierto no es la única por la que trabajan todo el año); sino que autoridades educativas, sociedad civil, representantes populares y sindicatos magisteriales vean como suya la posibilidad de crear espacios dignos para niños y jóvenes. ¿Es posible que continuemos con aulas sin ventanas?
ciudadmexico@hotmail.com
La otra versión:
El doloroso sentir de una madre
René Sánchez García.
(Escritores por la Educación, A.C.)
Más que interesante, me pareció conmovedor el texto publicado el pasado sábado 11 de febrero, en la sección cultural de un diario informativo de la capital veracruzana. Se trata de una noticia acerca de que la Maestra Esther Hernández Palacios Mirón, se hizo acreedora al premio Testimonio Carlos Montemayor 2011, que patrocina el Instituto Chihuahuense de Cultura en coordinación con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Lo anterior, debido a la entrega para concurso de un manuscrito que próximamente se convertirá en un exitoso libro, cuyo título es: Diario de una madre mutilada.
Tal y como se lo expresa a Jorge Vázquez Pacheco, redactor de la nota informativa, se trata “de un libro que hubiera preferido no escribir nunca. Es un testimonio escrito con el corazón desgarrado y lágrimas en los ojos”. Allí, precisamente están plasmados los sentimientos, las penas y los sufrimientos de una gran mujer hacia su joven y hermosa hija de tan sólo 26 años. Una parte de su ser le fue arrancada a la Maestra Esther la noche del día 8 de junio de 2010, cuando un grupo de malhechores le asesinaron a Irene, a la salida de un campo de entrenamiento deportivo en el centro de la ciudad de Xalapa. “Es un libro breve, cuya narrativa inicia el 8 de junio y concluye 30 días después”.
Por el carácter fuerte e inteligente que siempre ha manifestado a sus actividades académicas y directivas, es casi seguro (no he leído el texto, advierto) que el libro constituye también una denuncia pública acerca del doloroso hecho ocurrido, así como una dura crítica a la actual situación de inseguridad que se vive en todo el país. Por ello, la Maestra Hernández Palacios, autora, entre otros libros, de Veracruz, dos siglos de poesía (XIX y XX), así como de La poesía de Jaime Sabines, expresó: “Una de las cosas terribles en esta situación es la impunidad, la imposibilidad de justicia, la desazón y el pesimismo. Si viviéramos en otro tipo de sistema, en el que el estado de derecho prevaleciera, uno por lo menos esperaría que paguen los culpables. Pero ¿pensar eso en este país?
Sin ser una activista o militante, la ex directora del Instituto Veracruzano de Cultura y actualmente directora de Animación Cultural de CONACULTA, así como académica en el Instituto de Investigaciones Lingüístico Literarias de la Universidad Veracruzana, apoya los movimientos por la dignidad y la paz locales y nacionales y se une fraternalmente al dolor de todas las madres que sufren a causa de esta guerra mal planeada y mal conducida por el Estado. Su mensaje es claro y contundente: “Estoy convencida de que debemos ser muchos, que todos debemos levantar la voz y que nos hace mucho camino por recorrer para esperar que las cosas cambien en este país”.
Si bien ahora expresa ser una mujer sin fe en la justicia, la Maestra Esther, hija ejemplar de Don Aureliano Hernández Palacios, ex rector de la Universidad Veracruzana, ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de Veracruz, así como un excelente educador y brillante escritor defensor de la lengua, ya un poco más serena por el paso de los días, recomienda a todos los lectores y escuchas que debemos todos de tratar de sobrevivir en este clima de violencia, pero sin acostumbrarnos: “Sobrevivir pese a la impunidad significa que debemos hacer lo que nos corresponda”.
La Maestra Hernández Palacios, crítica literaria, escritora, poeta, ensayista, pero sobre todas las cosas Madre, cumplió ya con lo que debía. Su niña Irene desde las alturas debe extrañarla mucho, sí, pero debe estar aun mas orgullosa de ella, su madre. Nosotros, aunque pocos, de una u otra forma apoyaremos ésta y otras causas. Ahora sólo falta escuchar y ver qué dicen y hacen los encargados de la justicia. No tanto de la divina, sino la de los hombres.
sagare32@hotmail.com
El doloroso sentir de una madre
René Sánchez García.
(Escritores por la Educación, A.C.)
Más que interesante, me pareció conmovedor el texto publicado el pasado sábado 11 de febrero, en la sección cultural de un diario informativo de la capital veracruzana. Se trata de una noticia acerca de que la Maestra Esther Hernández Palacios Mirón, se hizo acreedora al premio Testimonio Carlos Montemayor 2011, que patrocina el Instituto Chihuahuense de Cultura en coordinación con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Lo anterior, debido a la entrega para concurso de un manuscrito que próximamente se convertirá en un exitoso libro, cuyo título es: Diario de una madre mutilada.
Tal y como se lo expresa a Jorge Vázquez Pacheco, redactor de la nota informativa, se trata “de un libro que hubiera preferido no escribir nunca. Es un testimonio escrito con el corazón desgarrado y lágrimas en los ojos”. Allí, precisamente están plasmados los sentimientos, las penas y los sufrimientos de una gran mujer hacia su joven y hermosa hija de tan sólo 26 años. Una parte de su ser le fue arrancada a la Maestra Esther la noche del día 8 de junio de 2010, cuando un grupo de malhechores le asesinaron a Irene, a la salida de un campo de entrenamiento deportivo en el centro de la ciudad de Xalapa. “Es un libro breve, cuya narrativa inicia el 8 de junio y concluye 30 días después”.
Por el carácter fuerte e inteligente que siempre ha manifestado a sus actividades académicas y directivas, es casi seguro (no he leído el texto, advierto) que el libro constituye también una denuncia pública acerca del doloroso hecho ocurrido, así como una dura crítica a la actual situación de inseguridad que se vive en todo el país. Por ello, la Maestra Hernández Palacios, autora, entre otros libros, de Veracruz, dos siglos de poesía (XIX y XX), así como de La poesía de Jaime Sabines, expresó: “Una de las cosas terribles en esta situación es la impunidad, la imposibilidad de justicia, la desazón y el pesimismo. Si viviéramos en otro tipo de sistema, en el que el estado de derecho prevaleciera, uno por lo menos esperaría que paguen los culpables. Pero ¿pensar eso en este país?
Sin ser una activista o militante, la ex directora del Instituto Veracruzano de Cultura y actualmente directora de Animación Cultural de CONACULTA, así como académica en el Instituto de Investigaciones Lingüístico Literarias de la Universidad Veracruzana, apoya los movimientos por la dignidad y la paz locales y nacionales y se une fraternalmente al dolor de todas las madres que sufren a causa de esta guerra mal planeada y mal conducida por el Estado. Su mensaje es claro y contundente: “Estoy convencida de que debemos ser muchos, que todos debemos levantar la voz y que nos hace mucho camino por recorrer para esperar que las cosas cambien en este país”.
Si bien ahora expresa ser una mujer sin fe en la justicia, la Maestra Esther, hija ejemplar de Don Aureliano Hernández Palacios, ex rector de la Universidad Veracruzana, ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de Veracruz, así como un excelente educador y brillante escritor defensor de la lengua, ya un poco más serena por el paso de los días, recomienda a todos los lectores y escuchas que debemos todos de tratar de sobrevivir en este clima de violencia, pero sin acostumbrarnos: “Sobrevivir pese a la impunidad significa que debemos hacer lo que nos corresponda”.
La Maestra Hernández Palacios, crítica literaria, escritora, poeta, ensayista, pero sobre todas las cosas Madre, cumplió ya con lo que debía. Su niña Irene desde las alturas debe extrañarla mucho, sí, pero debe estar aun mas orgullosa de ella, su madre. Nosotros, aunque pocos, de una u otra forma apoyaremos ésta y otras causas. Ahora sólo falta escuchar y ver qué dicen y hacen los encargados de la justicia. No tanto de la divina, sino la de los hombres.
sagare32@hotmail.com
La figura paterna en las escuelas
Gilberto Nieto Aguilar
(Escritores por la Educación, A.C.)
En la familia tradicional, era común que el padre fuese un personaje serio, impasible y autoritario. Con el tiempo esa imagen ha cambiado. Hoy el padre es más accesible y realiza actividades que antes no hubiera realizado, bajo el riesgo de perder su autoridad. Suele ser más amable y cariñoso, les escucha cuando exponen sus ideas, acepta que disientan, pero ahora el problema es otro: la falta de tiempo de ambos cónyuges.
Señaló Denise Cascio, Psy.D., en “El padre: un elemento esencial para el éxito académico” (http://www.aboutourkids.org/espanol), que algunos estudios indican que la participación activa temprana de los padres reduce los problemas de conducta en la escuela, aumenta el logro académico y conduce a mejores resultados en la vida adulta, que cuando únicamente la madre atiende los asuntos escolares de los hijos. La participación del padre influye en la actitud del niño o la niña y afecta positivamente el concepto que el menor tiene de sí mismo.
Cuando el padre o la madre sólo dejan a los niños en la puerta de la escuela, el menor suele asumir una actitud frente a los padres que dista mucho de la que asumen en el interior del plantel. Los padres no se involucran lo suficiente para darse cuenta de esa diferencia y los maestros desconocen lo que piensan los padres. Lamentablemente las medidas de seguridad que se han tenido que reforzar en algunas instituciones, dificultan el intercambio de padres y docentes a las horas de entrada y salida.
El padre cómplice de sus hijos, que urde tramas para exigir mejores calificaciones a los maestros, los está perjudicando en lugar de ayudarles. Debiera mejor revisarles las tareas y pedirles que le expliquen cómo ocuparon el día en el salón de clase. El tiempo que dedican los niños a la escuela es parte de un proceso de maduración física y psicológica y de un desarrollo cognitivo donde el menor aprenderá a socializar sus inquietudes, a convivir con los demás y a contrastar los valores familiares.
Tanto las madres como los padres desempeñan un papel valioso en el desarrollo de los hijos, a pesar de que las relaciones materna y paterna difieren; las dos influencias son importantes, pero los mejores resultados se observan cuando ambos padres demuestran verdadero interés por la educación y el comportamiento de los pequeños.
Si el padre biológico no está, es conveniente la cercanía de una figura masculina, que puede ser el tío, el padrastro o el abuelo, independientemente de si vive o no en la misma casa que el niño. Un padre atento, afectuoso y dedicado suele elevar la autoestima, mejorar las relaciones sociales y familiares y ayudar a un desarrollo más sano en función del sexo, que aquellos sin este apoyo y modelo de conducta. En general, los padres que se involucran más en la educación de sus hijos éstos obtienen mejores calificaciones, con más actividades extracurriculares y con una mejor actitud hacia la escuela y la vida.
Culturalmente el papel tradicional del padre ha sido el de proveer el sostén económico, impartir disciplina y ser el pilar del hogar. Los padres suelen asumir el papel de supervisores de sus hijos en lugar de involucrarse en los detalles de las actividades cotidianas. Aun cuando los padres son activos en áreas importantes de la vida del niño, los estudios señalados indican que por lo general se involucran menos en asuntos relacionados con su aprendizaje escolar.
Los padres son menos propensos a leer con sus hijos, a asistir a las reuniones escolares, a llevarlos a la escuela o pasarlos a buscar, a ayudar con las tareas, a concurrir a reuniones con maestros. Junto con el cambio del modelo de familia, el papel del padre también cambió. Se incrementó el número de familias monoparentales y el padre vive en otra casa. O como ahora sucede, ambos padres trabajan fuera del hogar. Esto obliga a redoblar el esfuerzo, si realmente queremos que los hijos se desarrollen sanamente.
gilnieto2011@hotmail.com
Gilberto Nieto Aguilar
(Escritores por la Educación, A.C.)
En la familia tradicional, era común que el padre fuese un personaje serio, impasible y autoritario. Con el tiempo esa imagen ha cambiado. Hoy el padre es más accesible y realiza actividades que antes no hubiera realizado, bajo el riesgo de perder su autoridad. Suele ser más amable y cariñoso, les escucha cuando exponen sus ideas, acepta que disientan, pero ahora el problema es otro: la falta de tiempo de ambos cónyuges.
Señaló Denise Cascio, Psy.D., en “El padre: un elemento esencial para el éxito académico” (http://www.aboutourkids.org/espanol), que algunos estudios indican que la participación activa temprana de los padres reduce los problemas de conducta en la escuela, aumenta el logro académico y conduce a mejores resultados en la vida adulta, que cuando únicamente la madre atiende los asuntos escolares de los hijos. La participación del padre influye en la actitud del niño o la niña y afecta positivamente el concepto que el menor tiene de sí mismo.
Cuando el padre o la madre sólo dejan a los niños en la puerta de la escuela, el menor suele asumir una actitud frente a los padres que dista mucho de la que asumen en el interior del plantel. Los padres no se involucran lo suficiente para darse cuenta de esa diferencia y los maestros desconocen lo que piensan los padres. Lamentablemente las medidas de seguridad que se han tenido que reforzar en algunas instituciones, dificultan el intercambio de padres y docentes a las horas de entrada y salida.
El padre cómplice de sus hijos, que urde tramas para exigir mejores calificaciones a los maestros, los está perjudicando en lugar de ayudarles. Debiera mejor revisarles las tareas y pedirles que le expliquen cómo ocuparon el día en el salón de clase. El tiempo que dedican los niños a la escuela es parte de un proceso de maduración física y psicológica y de un desarrollo cognitivo donde el menor aprenderá a socializar sus inquietudes, a convivir con los demás y a contrastar los valores familiares.
Tanto las madres como los padres desempeñan un papel valioso en el desarrollo de los hijos, a pesar de que las relaciones materna y paterna difieren; las dos influencias son importantes, pero los mejores resultados se observan cuando ambos padres demuestran verdadero interés por la educación y el comportamiento de los pequeños.
Si el padre biológico no está, es conveniente la cercanía de una figura masculina, que puede ser el tío, el padrastro o el abuelo, independientemente de si vive o no en la misma casa que el niño. Un padre atento, afectuoso y dedicado suele elevar la autoestima, mejorar las relaciones sociales y familiares y ayudar a un desarrollo más sano en función del sexo, que aquellos sin este apoyo y modelo de conducta. En general, los padres que se involucran más en la educación de sus hijos éstos obtienen mejores calificaciones, con más actividades extracurriculares y con una mejor actitud hacia la escuela y la vida.
Culturalmente el papel tradicional del padre ha sido el de proveer el sostén económico, impartir disciplina y ser el pilar del hogar. Los padres suelen asumir el papel de supervisores de sus hijos en lugar de involucrarse en los detalles de las actividades cotidianas. Aun cuando los padres son activos en áreas importantes de la vida del niño, los estudios señalados indican que por lo general se involucran menos en asuntos relacionados con su aprendizaje escolar.
Los padres son menos propensos a leer con sus hijos, a asistir a las reuniones escolares, a llevarlos a la escuela o pasarlos a buscar, a ayudar con las tareas, a concurrir a reuniones con maestros. Junto con el cambio del modelo de familia, el papel del padre también cambió. Se incrementó el número de familias monoparentales y el padre vive en otra casa. O como ahora sucede, ambos padres trabajan fuera del hogar. Esto obliga a redoblar el esfuerzo, si realmente queremos que los hijos se desarrollen sanamente.
gilnieto2011@hotmail.com
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