jueves, 27 de septiembre de 2012


Justo Sierra y la educación como un todo unitario
Por Lisardo Enríquez L.

Uno de los grandes valores mexicanos por su contribución a la educación y a la cultura, por su pensamiento visionario de la historia de México, a quien le tocó participar en la época en que gobernaba el Gral. Porfirio Díaz, realizando una labor trascendente que lo mantuvo en una posición que estaba por encima de las delicadas circunstancias de aquellos años, fue Don Justo Sierra Méndez.Nació en la Ciudad de Campeche el 26 de enero de 1848 y falleció en Madrid, España el 13 de septiembre de 1912, es decir, se cumplen cien años de su muerte.
El maestro Justo Sierra fue poeta, crítico, periodista, maestro e historiador. Se graduó de abogado en 1871, como su padre Justo Sierra O’Reilly. Fue diputado en varias ocasiones, y en la tribuna se distinguió siempre como brillante orador, fue ministro de la suprema corte de Justicia, Subsecretario de Justicia e Instrucción Pública  (encargado especialmente del ramo educativo), y Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes de 1905 a 1911, después de la iniciativa de ley que él mismo formuló para reformar esta dependencia. En su gestión como funcionario de educación dio un fuerte impulso a los Jardines de Niños. A él se debe también la iniciativa para crear la Universidad Nacional en 1881, institución a la que, decía, “corresponderá la máxima de las tareas: la de señalar, perfilar, la nacionalidad mexicana”. Pensaba que la tarea de la educación era “crear el alma nacional”.
El maestro Sierra inició en 1880 la reforma constitucional sobre enseñanza obligatoria y  gratuita, pero es durante el Primer Congreso Nacional de Instrucción Pública celebrado entre 1889 y 1890 (en el cual es electo presidente del mismo), donde da la batalla más importante para “uniformar en lo posible la instrucción nacional, empezando por la uniformidad de la enseñanza primaria, sobre su triple base de obligatoria, gratuita y laica”. Don Justo Sierra buscó darle un sentido nacional a la educación mediante un plan unitario que abarcaba desde la educación infantil hasta la universidad.
Escribió libros como Historia patria, para las escuelas primarias, e Historia general, para la escuela preparatoria, así como Evolución política del pueblo mexicano y Juárez, su obra y su tiempo. Este último contiene lo que todo mexicano necesita saber sobre el movimiento social de Reforma.
Termino esta breve nota citando unas certeras palabras de Don Justo Sierra. Dijo: “el maestro. . . debe aprovechar incesantemente las oportunidades para ejercer sobre el niño una influencia moral, más bien que para darle lecciones o para enseñarle máximas que el niño debe inferir de su propia conducta; así con el carácter se va desenvolviendo la conciencia”.