La promesa
de la reforma educativa: Construir un futuro distinto (segunda parte)
MARGARITA
ZORRILLA
Ayer
se se cumplió un mes de que la reforma del artículo Tercero constitucional fue
aprobada nuevamente por la Cámara de Diputados y enviada a los Congresos de los
31 estados a fin de contar con su aprobación y así promulgar la reforma
educativa. Hasta el viernes 18 de enero veinte estados habían manifestado su
apoyo a la reforma, con ello la Reforma será promulgada y publicada en el
Diario Oficial de la Federación.
Desde
el día 21 de diciembre hemos sido testigos en la prensa de la opinión de
distintos analistas que en lo general manifiestan su apoyo a la reforma
anunciada y expresan sus expectativas sobre sus bondades y beneficios. Otros,
quizá los menos, hablan de algunas implicaciones legales que no han sido
explicitadas, como es el caso de la Ley Federal de Trabajadores al Servicio del
Estado, o el Reglamento de las Condiciones Generales de Trabajo del Personal
del año 1946.
En
todo caso, es importante señalar
distintas implicaciones que subyacen a la reforma constitucional que
será publicada en los próximos días. En este artículo me referiré a algunas de
esas implicaciones.
Cualquier
reforma educativa ha de tener presente que la educación es un derecho humano de
todas las personas, el cual se reconoce por el Estado Mexicano en el artículo
primero de la Constitución. Además de expresar dicho reconocimiento, el tercer
párrafo del citado artículo es muy claro al afirmar que: “Todas las
autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de
promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad
con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y
progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar
y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que
establezca la ley.” En particular, como
bien lo sabemos el derecho a la educación está establecido en el Artículo
Tercero de la Carta Magna.
No
pretendo hacer una exégesis del derecho a la educación en el texto
constitucional, pero sí decir que hoy día se tiene una comprensión más amplia
de lo que este derecho significa tanto el Estado y sus instituciones, como para
las personas. Estoy convencida de que la
actual reforma del artículo tercero constitucional adquirirá un mayor valor, al
que de suyo ya tiene, si es vista desde la perspectiva de los derechos humanos.
Así,
toda persona en México tiene derecho a recibir educación, pero no cualquier
educación, sino una que sea de calidad y equitativa tanto por lo que se refiere
al acceso a la escuela, como a la permanencia, a los aprendizajes relevantes y
también a los resultados educacionales.
Desde
esta perspectiva, la reforma plantea transformar varios factores que inciden e
incluso determinan el mejoramiento de la
calidad de los servicios educativos referidos a la educación obligatoria, es
decir, los tres niveles de la educación básica y la educación media superior.
Dichos factores son: el servicio profesional docente, la evaluación del sistema
educativo, la evaluación docente para el ingreso, promoción y permanencia en el
servicio. Como estrategias se plantea la autonomía del Instituto Nacional para
la Evaluación de la Educación (INEE), así como la autonomía de las escuelas
comprendida como un elemento esencial para su buen funcionamiento.
Conversemos
sobre el servicio profesional docente, la evaluación docente y el INEE. Estos
tres elementos existen en el sistema educativo, asimismo, ha habido programas y
proyectos para orientarlos y fortalecerlos de una u otra manera, a lo largo del
tiempo.
A
mi juicio, Lo que la Reforma establece implica ir más allá de lo que hasta
ahora existe. Entonces, se trata de introducir innovaciones relevantes que a su
vez consideren la tradición existente. Internacionalmente se reconoce que las
reformas en educación tienen más probabilidades de éxito cuando la innovación
se plantea a partir de la tradición.
El
servicio profesional docente y la evaluación docente deberán estar
estrechamente vinculados con lo que conocemos como la formación inicial de
docentes, así como aquella formación que se realiza durante el servicio
profesional y a la que denominamos formación continua. Implícitamente, la
presente reforma constitucional exige construir una vinculación eficaz entre
estos elementos relacionados con la profesión docente. Además, se requerirá
trabajar en las leyes secundarias sobre
las especificidades de la educación básica y de la educación media superior.
¿Dónde
se forman los docentes?, ¿cómo se forman?, ¿qué instituciones participan o
deben participar en la formación de docentes?, ¿qué es necesario establecer
para garantizar la calidad de la formación de los docentes de la educación
obligatoria? Estas y otras preguntas es necesario responder en las fases siguientes
de concreción de la Reforma Educativa.
Sobre
la evaluación coloco dos elementos: el sistema nacional de evaluación de la
educación y el INEE. La Reforma establece un INEE autónomo que será responsable
de la evaluación “de la calidad, desempeño y resultados del sistema educativo
nacional en la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior”,
así como de la dirección, coordinación y funcionamiento del sistema nacional de
evaluación de la educación obligatoria.
Lo
anterior implica un replanteamiento en la Ley General de Educación respecto a
la distribución de la función de evaluación, esto es: qué le corresponde al
órgano central del gobierno federal (la SEP), qué le corresponde a los estados
y al Distrito Federal y que le corresponde al INEE. Por su parte, la Ley del
Instituto que está por diseñarse deberá de definir los rasgos específicos de su
“autonomía”, así como las nuevas atribuciones y funciones.
La
nueva normatividad que se establezca para el INEE autónomo deberá atender la definición
de funciones diversas tanto por la cantidad de ellas, como por su naturaleza.
Me explico: no es lo mismo establecer lineamientos y criterios para evaluar el
sistema educativo, que establecerlos para evaluar a los docentes en lo
individual según sea que se trate del ingreso al servicio, de la promoción o de
la permanencia. Además, lo anterior deberá formar parte de una
conceptualización clara y operacional del “sistema nacional de evaluación de la
educación obligatoria”.
La
promesa de la Reforma Educativa, en el sentido de construir un futuro distinto,
podrá realizarse y cumplirse en la medida en que seamos capaces de definir los
cambios legales que se encuentran implicados, traducirlos en una planeación es
estratégica en la que se visualice con responsabilidad, los tiempos, los
recursos financieros, los equipos de trabajo y la coordinación entre ellos, los
productos y los resultado. La Reforma exige de una estrategia sistemática y
prolongada
Construir
un futuro distinto para las nuevas generaciones de mexicanos a través de la
educación, bien vale. Publicado en Educación a debate