miércoles, 23 de enero de 2013


La promesa de la reforma educativa: Construir un futuro distinto (segunda parte)
MARGARITA ZORRILLA

Ayer se se cumplió un mes de que la reforma del artículo Tercero constitucional fue aprobada nuevamente por la Cámara de Diputados y enviada a los Congresos de los 31 estados a fin de contar con su aprobación y así promulgar la reforma educativa. Hasta el viernes 18 de enero veinte estados habían manifestado su apoyo a la reforma, con ello la Reforma será promulgada y publicada en el Diario Oficial de la Federación.

Desde el día 21 de diciembre hemos sido testigos en la prensa de la opinión de distintos analistas que en lo general manifiestan su apoyo a la reforma anunciada y expresan sus expectativas sobre sus bondades y beneficios. Otros, quizá los menos, hablan de algunas implicaciones legales que no han sido explicitadas, como es el caso de la Ley Federal de Trabajadores al Servicio del Estado, o el Reglamento de las Condiciones Generales de Trabajo del Personal del año 1946.

En todo caso, es importante señalar  distintas implicaciones que subyacen a la reforma constitucional que será publicada en los próximos días. En este artículo me referiré a algunas de esas implicaciones.

Cualquier reforma educativa ha de tener presente que la educación es un derecho humano de todas las personas, el cual se reconoce por el Estado Mexicano en el artículo primero de la Constitución. Además de expresar dicho reconocimiento, el tercer párrafo del citado artículo es muy claro al afirmar que: “Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.”  En particular, como bien lo sabemos el derecho a la educación está establecido en el Artículo Tercero de la Carta Magna.

No pretendo hacer una exégesis del derecho a la educación en el texto constitucional, pero sí decir que hoy día se tiene una comprensión más amplia de lo que este derecho significa tanto el Estado y sus instituciones, como para las personas.  Estoy convencida de que la actual reforma del artículo tercero constitucional adquirirá un mayor valor, al que de suyo ya tiene, si es vista desde la perspectiva de los derechos humanos.

Así, toda persona en México tiene derecho a recibir educación, pero no cualquier educación, sino una que sea de calidad y equitativa tanto por lo que se refiere al acceso a la escuela, como a la permanencia, a los aprendizajes relevantes y también a los resultados educacionales.

Desde esta perspectiva, la reforma plantea transformar varios factores que inciden e incluso determinan  el mejoramiento de la calidad de los servicios educativos referidos a la educación obligatoria, es decir, los tres niveles de la educación básica y la educación media superior. Dichos factores son: el servicio profesional docente, la evaluación del sistema educativo, la evaluación docente para el ingreso, promoción y permanencia en el servicio. Como estrategias se plantea la autonomía del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), así como la autonomía de las escuelas comprendida como un elemento esencial para su buen funcionamiento.

Conversemos sobre el servicio profesional docente, la evaluación docente y el INEE. Estos tres elementos existen en el sistema educativo, asimismo, ha habido programas y proyectos para orientarlos y fortalecerlos de una u otra manera, a lo largo del tiempo.

A mi juicio, Lo que la Reforma establece implica ir más allá de lo que hasta ahora existe. Entonces, se trata de introducir innovaciones relevantes que a su vez consideren la tradición existente. Internacionalmente se reconoce que las reformas en educación tienen más probabilidades de éxito cuando la innovación se plantea a partir de la tradición.

El servicio profesional docente y la evaluación docente deberán estar estrechamente vinculados con lo que conocemos como la formación inicial de docentes, así como aquella formación que se realiza durante el servicio profesional y a la que denominamos formación continua. Implícitamente, la presente reforma constitucional exige construir una vinculación eficaz entre estos elementos relacionados con la profesión docente. Además, se requerirá trabajar en las  leyes secundarias sobre las especificidades de la educación básica y de la educación media superior.

¿Dónde se forman los docentes?, ¿cómo se forman?, ¿qué instituciones participan o deben participar en la formación de docentes?, ¿qué es necesario establecer para garantizar la calidad de la formación de los docentes de la educación obligatoria? Estas y otras preguntas es necesario responder en las fases siguientes de concreción de la Reforma Educativa.

Sobre la evaluación coloco dos elementos: el sistema nacional de evaluación de la educación y el INEE. La Reforma establece un INEE autónomo que será responsable de la evaluación “de la calidad, desempeño y resultados del sistema educativo nacional en la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior”, así como de la dirección, coordinación y funcionamiento del sistema nacional de evaluación de la educación obligatoria.

Lo anterior implica un replanteamiento en la Ley General de Educación respecto a la distribución de la función de evaluación, esto es: qué le corresponde al órgano central del gobierno federal (la SEP), qué le corresponde a los estados y al Distrito Federal y que le corresponde al INEE. Por su parte, la Ley del Instituto que está por diseñarse deberá de definir los rasgos específicos de su “autonomía”, así como las nuevas atribuciones y funciones.

La nueva normatividad que se establezca para el INEE autónomo deberá atender la definición de funciones diversas tanto por la cantidad de ellas, como por su naturaleza. Me explico: no es lo mismo establecer lineamientos y criterios para evaluar el sistema educativo, que establecerlos para evaluar a los docentes en lo individual según sea que se trate del ingreso al servicio, de la promoción o de la permanencia. Además, lo anterior deberá formar parte de una conceptualización clara y operacional del “sistema nacional de evaluación de la educación obligatoria”.

La promesa de la Reforma Educativa, en el sentido de construir un futuro distinto, podrá realizarse y cumplirse en la medida en que seamos capaces de definir los cambios legales que se encuentran implicados, traducirlos en una planeación es estratégica en la que se visualice con responsabilidad, los tiempos, los recursos financieros, los equipos de trabajo y la coordinación entre ellos, los productos y los resultado. La Reforma exige de una estrategia sistemática y prolongada

Construir un futuro distinto para las nuevas generaciones de mexicanos a través de la educación, bien vale. Publicado en Educación a debate