miércoles, 7 de agosto de 2013

El factor de impacto de las revistas como indicador de la calidad de la investigación científica, cuestionado a nivel mundial
Alfonso Larqué Saavedra*

“Detener el uso del llamado factor de impacto de las revistas científicas para evaluar la calidad del trabajo de los investigadores” se señala en el editorial de la revista Science en su número 340 del 17 de mayo del 2013. En ese texto relacionado con el Índice de Impacto, se hace referencia y se resalta la importancia de la Declaración de San Francisco de la Evaluación de la Investigación, conocido con el genérico de DORA.

Dicha declaración nace el 16 diciembre de 2012, durante la reunión de Sociedad Americana de Biología Celular cuando un grupo de editores y representantes de casas editoriales de revistas especializadas reconocen como urgente la necesidad de mejorar la evaluación de los productos de la investigación científica y corregir la distorsión causada por realizar dictaminaciones basadas en el índice de impacto de las revistas en donde aparecen los artículos de los investigadores. Al respecto el Profesor Bruce Albert, editor en jefe de la famosa revista Science declara en su editorial, que “el objetivo de la Declaración es corregir distorsiones en la evaluación de la investigación científica y que el factor de impacto de las revistas, no puede ser el tamiz que defina la calidad de los artículos de investigadores y ser utilizado, para promociones, para definir financiamientos o para contratar personal”.

Leyendo la información relacionada con la citada DORA, se puede transcribir que el espíritu tiene el objetivo central de evaluar de la manera más justa posible la calidad y el impacto de los productos de la investigación tales como artículos científicos, patentes y formación de recursos humanos, entre otros.

En el documento se señala enfáticamente que el factor de impacto de las revistas se creó por Thomson Reuters para ayudar a los bibliotecarios a decidir la compra de revistas y nunca tuvo la intención de ser el indicador de la calidad de artículos de los investigadores. El factor de impacto, se reitera, tiene un gran número de deficiencias que están debidamente documentadas, para ser considerado como el evaluador de la calidad de los artículos científicos. Dentro de estas resalta el que los datos que se utilizan para calcular dicho factor, no son transparentes y no están disponibles al público. También se señala que los factores de impacto de las revistas pueden ser manipulados por políticas editoriales.

La recomendación central del planteamiento de la Declaración, es la de eliminar la métrica basada en revistas, como el factor de impacto, para medir la calidad de los artículos de la investigación y tomar decisiones relacionadas con promociones académicas, nombramientos, financiamientos, entre otros. Enfatiza la necesidad de evaluar la investigación científica por sus propios méritos. La declaración propone las citadas reflexiones y otras específicas sobre el mismo tema a las agencias que financian la ciencia, a las instituciones, a las casas editoras de revistas y a los investigadores involucrados en comités o cuerpos colegiados que definen promociones, financiamientos, nombramientos y contrataciones. La Declaración anexa además, once referencias clave de análisis sobre el tema central de la evaluación de la investigación, anotando uno fundamental publicado en 1997 por Saglen.

Dicha Declaración es pública y está abierta para que investigadores y agencias relacionadas con el quehacer científico, se informen y la analicen y los que estén de acuerdo con la misma, manifiesten su apoyo. Al momento se anota que esta iniciativa ha recibido el respaldo de más de setenta y cinco organizaciones científicas, dentro de las que destaca la Sociedad Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), y también ha recibido el apoyo de numerosos científicos de diferentes partes del mundo.

Para nuestro país, debo suponer que el contenido de la citada Declaración debe de ser lectura obligada para el Conacyt quien debe considerarla y, si la encuentra conveniente, se hagan las adecuaciones correspondientes en el programa de captura del llamado CVU, ya que el usuario tiene que anotar el nombre de la revista y el índice de impacto de la misma. La invitación a su lectura también debe ser materia de análisis de los evaluadores del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), quienes en ciertas áreas han utilizado el factor de impacto de las revistas en donde publican los investigadores, como índice de la calidad de la investigación de los miembros del SNI.

Al analizar lo publicado en torno a esta muy importante Declaración podemos anotar que la innovación de los métodos de evaluación de la actividad de los investigadores, ha empezado una nueva etapa. En nuestro país se está trabajando en el nuevo marco conceptual de lo que se desea promover en el futuro cercano para la ciencia en México. Los comisionados que están elaborando el esperado documento, deben de reaccionar a este tipo de pronunciamientos que hacen las sociedades científicas y científicos de los países que invierten más de 2% de su PIB en apoyo a la ciencia y en donde sabemos las contribuciones e impactos de la calidad de la investigación son distinguidas con reconocimientos como los premios Nobel.

Seguramente hay antecedentes en el Sistema Nacional de Investigadores de nuestro país, de cuestionamientos a la evaluación de sus integrantes vía el índice de impacto de las revistas donde publican sus integrantes. Como ejemplo se puede hacer referencia al comunicado hecho por la comisión de la llamada área VI, que conscientes de que la evaluación de la calidad del trabajo realizado por los investigadores, basado únicamente en artículos publicados en donde se da preferencia el índice de impacto de las llamadas revistas indizadas, no despeja con claridad la calidad ni la aportación realizada. El comunicado se entregó en noviembre del 2012 al entonces director del SNI y se pedía que en futuras convocatorias se solicitara a los investigadores una carta introductoria del trabajo realizado en el que anotaran tres puntos medulares para una mejor evaluación, a saber: primero, un resumen de su aportación realizada; segundo, cómo fue transmitida dicha aportación al sector académico o social (vacunas, patentes, artículos científicos, desarrollos tecnológicos, entre otros); tercero, que sugiera el solicitante cómo medir dichas aportaciones.

El análisis de este y otros puntos clave para medir la calidad e impacto de la investigación que hacemos en México deberá ser motivo de reflexión para alimentar una innovación que permita a los cerca de 20 mil miembros del Sistema Nacional de Investigadores diseñar con mayor grado de libertad el modelo de cómo favorecer que sus contribuciones realmente contribuyan a impulsar a nuestro país a transitar a la era del conocimiento.

* Investigador del Centro de Investigación Científica de Yucatán, Coordinador de Agrociencias, Academia Mexicana de Ciencias, Miembro del Consejo Consultivo de Ciencias.