La
masonería en el poder
Luis Gerardo
Martínez García
¿Qué presidentes
de la República pertenecieron a Logias Masónicas? ¿Miguel Hidalgo y Costilla
fue masón? ¿Fueron Grandes Luminares Valentín Gómez Farías y Benito
Juárez? Siempre, preguntas de este tipo
despiertan interés especial en cierto sector de la sociedad. Algunos buscan por
intereses profesionales información al respecto, otros por cultura general y
otros más por pertenecer a Logias Masónicas. Esas dudas y esas búsquedas han
coadyuvado a sacar a la luz pública datos, nombres y relaciones de poder entre el gobierno y los ritos que por tiempo
se guardaron en secrecía.
Por años, mucho
se especuló sobre la masonería; mucho se dijo sobre los nombres de sus
integrantes; mucho se intentó traducir los lenguajes, rituales, discursos y
mensajes. No fue sino hasta el México contemporáneo en que (hasta masones)
escritores e investigadores hicieron estudios serios que después fueron
publicados en la prensa o en libros especializados. Incluso, no es extraño
encontrar ya revistas especializadas como aquella Revista Supremo Consejo, órgano
oficial del Supremo Consejo de México del grado 33o del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado.
Ni tampoco
extraña encontrar trabajos en el extranjero como aquel facsímil electrónico de
la Universidad de California digitalizado por Microsoft de Edwin Allen Sherman Brief
history constitution and statutes of the masonic veteran associations of the
pacific coast, San Francisco, California, de 1901. Hoy podemos, incluso
encontrar logias masónicas anunciadas en Facebook o en Twitter.
Recientemente
recibí de Wenceslao Vargas Márquez su libro La masonería en la presidencia de
México que puede considerarse una de las investigaciones más serias y
más completas. En el marco de los centenarios de la Independencia y de la
Revolución mexicanas, el autor enriquece esta nueva cultura por difundir la
filosofía masónica a través de ensayos con una narrativa muy bien estructurada,
y de fichas que dan cuenta de las historias de vida de cada uno de los
gobernantes mencionados.
Wenceslao Vargas
Márquez explora ejes de investigación y construye vasos comunicantes entre
hechos históricos y personajes destacados de la política para armar un texto
que abarca de 1759 hasta el 2006, incluyendo el ensayo "Miguel Hidalgo y
Costilla, ¿masón?". El autor, quien no sólo sabe del tema sino que además
lo conoce, refiere como uno de sus puntos nodales que la masonería mexicana
adoptó en sus filas a la política y a los políticos militantes, y que ésta
"entendió a las logias como células que defendían o cuestionaban posturas
ideológicas y planes de trabajo de la política y de la administración pública
nacional". El texto testimonia una búsqueda exhaustiva de las
transformaciones que vivenciaron los grupos masónicos a lo largo de la historia
mexicana, refiriendo relaciones de poder, a favor o en contra, de los políticos
y sus proyectos.
"Una
conclusión importante es que cerca de un 90 o 95% de los gobernantes mexicanos
desde 1760 han tenido contacto con la masonería; o han militado en ella o la
han auspiciado o la han perseguido actuando como fiscales sobre todo en el
virreinato y la primera república federal", señala el autor. Además
evidencia que no todo fue placentero en esa relación entre gobiernos y masonería.
Señala que tanto Madero como Ortiz Rubio y el propio Alemán para llegar a la
presidencia de la República fueron impulsados por las logias masónicas; cuando
habla de Cárdenas, dice que impulsó de forma importante la masonería, pero
también profundiza en el hecho de que no hay evidencia de una relación
definitoria para lograr las presidencias de Echeverría, López-Portillo, De la
Madrid o Salinas. Expresa también la decadencia de la masonería en ciertos
periodos de la historia en México.
Finalmente, y en
virtud de los acontecimientos que enmarcan el libro La masonería en la presidencia de
México de Wenceslao Vargas Márquez, éste dice "Masones fueron
muchos de los directores de la Independencia, de la Reforma y de la Revolución.
El Rito Nacional Mexicano sólo enlista a
dos presidentes como Grandes Luminares de esa agrupación: a Valentín Gómez
Farías (1846-1847) y a Benito Juárez (1869)". Ilustra el autor los
orígenes, logias y ritos de la masonería a profundidad. Es un libro que
requiere leerse sin prejuicios, a detenimiento. Como académico, el autor
reviste el libro de análisis a partir de datos, anécdotas y descubrimientos,
pero sobre todo de una dedicada investigación bibliográfica y hemerográfica que
le merece la categoría de altamente recomendable. Es cuanto.
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