Escribir,
(poder y
libertad)
Luis Gerardo
Martínez García
Escribir es
poder; pero el poder va acompañado de libertad. Si se tiene libertad se puede
ejercer ese poder a través de escribir sin censura. Porque ser hombre libre es
pensar y escribir en libertad. Aquel hombre que escribe en libertad ejerce el
poder para pensar en libertad; para crear espíritus libres. Escribir conlleva
ciencia y conciencia; se funde con algarabía y silencio; se confunde cuando se
difama; se vende cuando se prostituye; se entiende y se malentiende. El poder
de escribir es de unos y el escribir para el poder es de otros. Escribir exige
libertad y el poder exime libertad. El escritor elige y decide entre libertad y
sometimiento.
El peor error de
aquellos que venden sus plumas al mejor postor es que jamás tendrán poder (éste
será de sus superiores); jamás podrán formar opinión; jamás tendrán el valor de
llamar las cosas por su nombre; jamás serán libre. Vender la pluma es vender la
libertad y empeñar el pensamiento; es vivir en el oasis del poder; es siempre
ser súbdito del poder. Vender la pluma es meter en alcabala las ideas; es
someter el espíritu contra su propia naturaleza. Escribir en una sociedad libre
es ser libre en concordancia con la vida y el pensamiento; escribir en una
sociedad sometida es sobrevivir en las sombras del riesgo, la incertidumbre.
Escribir conlleva
lectura; significa valor y filosofía de vida. Escribir en una hoja de papel en
blanco es el reto más grande de la razón. Escribir y leer son el binomio del poder.
Escribir y leer son verbos y sustantivos a la vez, son arte y ciencia, son vida
y muerte; ambos son las representaciones del trabajo intelectual. Escribir es
reescribir y leer es revivir. Escribir y leer son la fórmula para poder pensar
libremente. Quienes incursionan en ambas luchan constantemente contra las
injusticias del poder y sus actores principales. Escribir y leer son el
antídoto ideal contra la perversidad del poder; son el canal casi perfecto para
crecer en comunidad cuidando las formas y los fondos, los significados y los
significantes, los contextos y los sujetos.
Quien escribe
protagoniza una de las realidades más indescriptibles en su encuentro virtual
con el lector. ¿El escritor piensa en el lector?, ¿el escritor escribe para sí
o para alguien?, ¿quién busca a quien?, ¿hay escritores sin lectores o lectores
sin escritores?, ¿el escritor existe en tanto el lector? El encuentro se dá y
ya. El escritor posiblemente imagine al lector, pero lo leerá aquel en quien
nunca pensó. El lector posiblemente encuentre al escritor que jamás buscó.
Ambos están ahí, en algún lugar, sin rostro, sin lugar fijo; ambos existen, así
como la libertad, como el poder, como el pensamiento. Sólo hay que valorarlos y
hacerlos propios. Escribir por algo rima con vivir, discernir, reescribir…
sobrevivir.
El escritor puede
tener el poder o vivir de él, defenderlo o someterlo, refundarlo o refundirlo.
El escritor puede estar en el dilema de vivir en libertad o coartarla
consciente de ello a cambio de algo diferente. El escritor puede convivir con
el poder o coexistir con él, denunciarlo o solaparlo, reflexionarlo o
ignorarlo. Éste puede decidir por escribir o callar.
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