viernes, 19 de julio de 2013

La diferencia está en escribir
                       
Andrés Roemer

La comunicación es una de las características de las que gozamos los humanos (aunque no exclusivamente). Cada día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos necesitamos y gozamos de alguna manera de comunicación. Ya sea preguntar una dirección, platicar con algún amigo, leer instrucciones, escuchar las noticias, mirar la televisión, etcétera. Y en particular, la comunicación por medio de la escritura es importante. Hoy no se puede entender la historia de la civilización sin la escritura. Es de hecho a partir del surgimiento de la escritura que llamamos historia a la historia (antes, es prehistoria).

Seguramente usted también se ha enfrentado a la desafiante tarea de escribir. Se trata de sentarse frente a la computadora mientras un cursor parpadea sin parar impacientemente esperando que sus dedos se posen sobre las teclas y comiencen a teclear el siguiente escrito ya sea carta, cuento, pensamiento, poema, o cualquier cosa. Escribir no se trata de solamente de una secuencia de palabras seguidas, son palabras que significan algo y que se pueden entender.

Escribir, como cualquier otra acción comunicativa, tiene como primordial objetivo el de darse a entender, el de expresarse. Una idea por poderosa y valiosa que sea está prácticamente condenada a desaparecer si no llega a expresarse, o más aún si no llega a entenderse. La capacidad primero de expresarse y luego de ser entendido es una habilidad que todos debemos desarrollar si queremos ser escuchados y entendidos. No deberíamos correr el riesgo de que nuestras ideas desaparezcan por estar faltos de estas características.

Ahora bien, expresarse no es fácil, y no hace falta voltear a ver la desesperación del tartamudo, basta con situarnos en nuestras propias situaciones. En ocasiones puede haber personas que no nos entienden, por lo que nos desesperamos rápidamente culpando rápidamente a su estupidez, siendo que la estupidez puede ser toda nuestra por no ser capaces de comunicar lo que queremos. Esto sucede en el nivel relativamente fácil de comunicación que es el habla, pero sin duda, el problema se agrava cuando se trata de un texto escrito.

Escribir es importante porque es nuestra conexión comunicativa principal con personas que no conversamos. Además, un texto puede ser leído mil veces, y cada vez por una persona diferente, aumentando el poder de nuestras ideas más que una conversación. La capacidad de un texto de desplazarse e inseminar cerebros es asombrosa. Además, escribir nos enseña también a leer. Como en el caso de una preparatoria en Nueva York, en la que aprender a escribir salvó a sus alumnos de la condena de no poder aprender (véase The Writting Revolution en The Atlantic).

Sin embargo, para que el texto pueda tener tal poder, debe de ser entendible y  expresar lo que uno quiere, de lo contrario, está destinado o bien al fracaso, al olvido, o a la malinterpretación. Para lograrlo, no es necesario ser Miguel de Cervantes. Usualmente queremos expresarnos con palabras elevadas y que denoten elegancia, pero cuando no sabemos cómo expresarnos poética o artísticamente, lo mejor que podemos hacer es escribir tal y como si conversáramos. Finalmente, lo más importante es darnos a entender. De hecho hay herramientas que hoy ayudan a la comunicación escrita sin saberlo: las redes sociales y el internet.

Las redes sociales nos obligan diariamente a escribir: comentarios en Facebook, tuits, chats o blogs. Si bien es una escritura un tanto accidentada en cuanto a la gramática y puntuación, cumple el objetivo final que es el de comunicar. Es más necesario hacer de cada texto una idea, que hacer de cada texto un arte (aunque sin duda éste último también es importante y sería un segundo paso).  No es necesario escribir un ensayo en tono aburrido, rebuscado, seco o demasiado formal.  Voltee a ver blogs en internet. La mayoría no son obras de arte en lo que respecta a palabras, pero la mayoría sí son ideas efectivamente comunicadas.

¿Esto significa que no hay necesidad de prestar atención a la gramática, ortografía o al arte describir? No, al contrario, pero primero lo primero. En la medida en que se cumpla el objetivo de expresar una idea de manera efectiva, podemos pensar en el siguiente paso de adornarla, y trabajarla para hacerla más convincente y bella.

Un ensayo, un cuento o hasta una carta puede resultar difícil, más cuando el cursor de la computadora parece juzgarnos cada vez que parpadea. Pero piense que si no es difícil escribir un comentario en Facebook, o chatear con sus amigos, tampoco debería ser difícil expresar una idea en un tono de conversación. La comunicación lo es todo, la comunicación forma las percepciones y alimenta las ideas. Y en este sentido, escribir sí hace la diferencia.
@RoemerAndres
ars@pridigy.net.mx