lunes, 11 de febrero de 2013


Evaluar a los maestros
LUCRECIA SANTIBAÑEZ

La evaluación docente se perfila para ser uno de los principales temas de la reforma educativa que iniciará su instrumentación este año. Afortunadamente para México, muchos otros países, entre ellos Estados Unidos, han recorrido muchos kilómetros en ese camino. Aunque el contexto es distinto, los estudios y evaluaciones de diversos programas de evaluación docente en el vecino país pueden informar los esfuerzos que haga México en el futuro.

Un resumen de los casos más importantes de reformas en el tema de evaluación docente en Estados Unidos acaba de ser publicado por RAND (http://bit.ly/WzVVly).

La Figura 1 muestra cómo diversos distritos escolares en Estados Unidos eligieron una combinación de medidas de evaluación docente que satisfaga las exigencias hechas por el colectivo docente (representado por sindicatos locales en todos estos casos) y las autoridades. Presento los factores de evaluación y pesos relativos de Carrera Magisterial como comparación (consultar aquí: http://bit.ly/14MISzc)

En el caso de México, la evaluación también es multi-dimensional pero completamente distinta. No se mide ganancia educativa, por ejemplo, sino los resultados anuales de los alumnos en ENLACE. No se hacen observaciones en el aula, sino que se incluyen medidas indirectas de la práctica docente, como el examen de preparación profesional y la participación en cursos de actualización.

Figura 1. Diferentes Sistemas de Evaluación Docente



Fuente para programas de Estados Unidos: Steele, J., Hamilton, L. y Stecher, B. (2013) Fair Assessments. Distinctive Teacher Evaluation Programs Could Provide Lessons for Others RAND Review, Winter 2012-2013. Fuente para Carrera Magisterial: Lineamientos Generales de Carrera Magisterial, 2011.

Una de las lecciones que se resaltan en el reporte de RAND es la necesidad de contar con un sistema integral de evaluación docente que incluya múltiples medidas de la efectividad de los maestros.

¿Cuáles son estas medidas? El mes pasado, La Fundación Bill and Melinda Gates reportó los resultados de su estudio Measures of Effective Teaching (medidas de docencia efectiva) (www.metproject.org) y concluyó que hay evidencia suficiente para recomendar tres medidas de efectividad docente que, cuando son utilizadas en conjunto, gozan de alta validez y confiabilidad técnica. El estudio ha sonado mucho a nivel mundial y recientemente fue discutido por PREAL.

Después de estudiar a maestros y alumnos en diversos estados de la Unión Americana durante tres años, el estudio comisionado por la Fundación Gates recomendó que los sistemas de evaluación docente incluyan: (1) medidas de la ganancia en los aprendizajes de los alumnos (via resultados en pruebas estandarizadas), (2) observaciones de la práctica docente en el aula, y (3) opiniones de los alumnos sobre la instrucción recibida (via encuestas de percepción).

El estudio concluyó además que para ser válidas y justas, el cálculo de ganancia educativa debe hacerse con varios años de resultados para el mismo maestro (y no únicamente los resultados del año de la evaluación); Los indicadores de práctica docente en el aula deben incluir los resultados de observaciones de diversas lecciones dadas por el maestro y ser realizadas por el director y por otros observadores externos a la escuela; y los resultados en las encuestas deben representar las percepciones de la mayoría de los alumnos del maestro y deben utilizar rúbricas ya probadas que logren captar las dimensiones relevantes del proceso de enseñanza-aprendizaje.

¿Podríamos el día de hoy evaluar a los docentes como se describe anteriormente en México? No.

Aunque tenemos resultados de ENLACE desde el 2006 necesitaríamos integrar esa base de datos con una que incluya las características socio-económicas de los alumnos y sus escuelas. Tendríamos también que asegurarnos que los directores escolares cuentan con el entrenamiento suficiente para realizar una adecuada observación del aula, aún y cuando se utilicen rúbricas bien conocidas como el Danielson Framework. Tendríamos además que asegurarnos de que hubiera otros observadores externos a la escuela (los ATPs?) que pudieran también realizar esta labor. Por último, tendríamos que contar con un sistema de información que capte toda esta información y la reporte año con año de forma que pueda ser utilizada para una amplio espectro de decisiones desde decisiones sobre actualización y desarrollo profesional continuo, hasta estímulos y promoción.

¿Podríamos ir tomando pasos para movernos en esa dirección en el futuro? Ciertamente sí. Los estudios realizados tanto en México como en otros países pueden ser el punto de partida para avanzar por un camino que nos lleve a un sistema más justo, válido y con beneficios para maestros y alumnos. Por ejemplo, la SEP podría ir viendo con qué información cuenta para implementar, al menos en algunos estados o niveles educativos, un proyecto piloto de cálculo de ganancia educativa.

Los datos que no están disponibles podrían irse consiguiendo. Se podría diseñar un proyecto piloto de observación en el aula, siguiendo diversas rúbricas aceptadas a nivel mundial que pudieran adaptarse al contexto mexicano. Hay en México muchas universidades y facultades de educación que podrían apoyar este esfuerzo. Se podría iniciar un proyecto piloto para validar instrumentos de percepción de los alumnos sobre sus maestros. Y sobre todo, se puede aprovechar la experiencia de casi 20 años de Carrera Magisterial para saber qué es más probable que suceda (y que no suceda) cuando hay una reforma de este tipo. En México, afortunadamente, no se está empezando desde cero. Aunque haya todavía un largo trecho por recorrer. lucrecia@rand.org
* Economista e Investigadora en temas de Educación en RAND Corporation