viernes, 22 de febrero de 2013


¿Qué hacer con los resultados del EGEL según la SEP?
ADRIÁN DE GARAY

Para información de los lectores, conviene iniciar quizá indicando en términos muy generales que es el EGEL. El Examen General de Egreso de Licenciatura (EGEL), es una prueba de cobertura nacional, que pretende evaluar el nivel de conocimientos y habilidades académicas de los recién egresados de diversas licenciaturas que se imparten en las Instituciones de Educación Superior en México.
El EGEL, según el A.C., que es el organismo que formula y aplica el instrumento mencionado, permite identificar si los egresados de una licenciatura cuentan con los conocimientos y habilidades necesarios para iniciarse eficazmente en el ejercicio profesional.
Dicho examen, lo diseñó y aplica el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (CENEVAL), y existe desde 1999. El Centro es una asociación civil que tiene por objeto contribuir a mejorar la calidad de la educación media superior y superior y programas especiales mediante evaluaciones externas de los aprendizajes logrados en cualquier etapa de los procesos educativos, conforme a los objetivos y funciones que se establecen en su Estatuto. Actualmente el Centro tiene elaborados, ofrece y aplica exámenes a 40 licenciaturas del País. No son todas, pero incluye a varias de las que tienen el mayor número de estudiantes y egresados como derecho, administración, contaduría, psicología, ingeniería electrónica, ingeniería civil y medicina.
Los instrumentos de medición que diseña el Centro proceden de procesos estandarizados de diseño y construcción y se apegan a las normas internacionales; en su elaboración participan numerosos cuerpos colegiados integrados por especialistas provenientes de las instituciones educativas más representativas del país y organizaciones de profesionales con reconocimiento nacional. Comparto la opinión de Wietse de Vries quien hace unos días señaló en esta página que “los exámenes del CENEVAL están bien hechos, a partir de mucho trabajo de muchos académicos a lo largo de más de una década. No cabe duda”.
La semana pasada, el CENEVAL dio a conocer los resultados del EGEL, que aplicó de forma voluntaria a 130 mil de los 400 mil egresados de la educación superior en 2012. Los resultados evidenciaron que la mitad de los graduados de universidades públicas y privadas, carecen de los conocimientos básicos al momento de egresar de sus respectivas instituciones. Esta información ha provocado diversas reacciones de los expertos y de la propia autoridad educativa. Para algunos académicos, dados los desastrosos resultados, cuestionan la eficacia de la prueba del EGEL como instrumento útil para evaluar los conocimientos de los profesionistas, razón por la cual proponen la revisión de los instrumentos de evaluación que emplea el CENEVAL.
Por su parte, el Subsecretario de Educación Superior, Fernando Serrano, declaró que las pruebas del CENEVAL, si bien no son “las únicas” ni son “100 por ciento veraces”, sí son un buen instrumento para conocer la calidad en los aprendizajes de los alumnos. El propio Subsecretario agregó que esta problemática constituye “uno de los elementos básicos de la reforma educativa: la capacitación de los profesores y elevar el nivel del aprendizaje de los alumnos”.
Es decir, para la máxima autoridad educativa del subsistema de educación superior, los magros resultados que arroja el EGEL en amplias zonas de nuestras licenciaturas que se imparten, tanto en universidades privadas como en las públicas, se podrán solventar con una mejor capacitación a los docentes.
Al respecto, permítanme formular algunas interrogantes. Si el problema está en la capacitación de los académicos que imparten clase en las universidades e instituciones de educación superior, cabría preguntarle al Subsecretario qué opinión le merece los millones de recursos financieros invertidos en los últimos quince años, así como los esfuerzos de miles de docentes para conseguir elevar su nivel formativo, al punto que hoy en día un poco más de las tres cuartas partes de los docentes universitarios a nivel nacional cuentan con estudios de posgrado. ¿Quiere decir que no sirvió de mucho?, ¿Hay que formarlos de nuevo?
Por otro lado, de acuerdo a los datos oficiales del 2011 a 24 mil 571 profesores se le había otorgado el llamado perfil deseable del PROMEP, pedigrí que se les confiere a profesores que cumplen, con eficacia y equilibrio sus funciones de profesor de tiempo completo, como atender la generación y aplicación del conocimiento, ejercer la docencia y participar en actividades de tutorías y gestión académica. ¿Los resultados del EGEL significan que dicho perfil es indeseable y debería de retirársele a los docentes que lo tienen?
Finalmente, en los últimos años hemos sido testigos de la importante cantidad de programas educativos que logran su acreditación por parte de los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior. (CIIEES), o por algún organismo acreditador del Consejo para la Acreditación de la Educación Superior, A.C. (COPAES). Uno de los elementos centrales que se consideran para otorgar la acreditación a un programa educativo es justamente la formación y capacitación de su planta docente. ¿Los resultados del EGEL significan entonces que las acreditaciones son una simulación de calidad de las instituciones y que tanto los CIIEES como el COPAES no hacen bien su trabajo?
Evidentemente, uno de los factores que incide en el mal desempeño de nuestros estudiantes en el EGEL está relacionado con los docentes. Pero reducir la problemática a ello, y peor aún, pretender que se resuelve con más capacitación, muestra de parte de la autoridad educativa federal un desconocimiento acerca de la complejidad de nuestro subsistema educativo.