Prueba Enlace: simulación
y discriminación
Luis
Hernández Navarro
Este lunes
comenzó a aplicarse en el país la prueba Enlace. A las autoridades educativas
no les importó que el Consejo Nacional para prevenir la Discriminación
(Conapred) la considere un instrumento de discriminación indirecta. Tampoco que
cientos de miles de maestros piensen que se trata de un modelo de evaluación
injusto y antipedagógico. Menos aún que destacados especialistas aseguren que
genera grandes problemas. Les tuvo sin cuidado que se hiciera pública la
denuncia de ventas masivas de la prueba. Simple y sencillamente los
funcionarios siguieron adelante.
Enlace es el
acrónimo de Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares, una
prueba estandarizada de opción múltiple de 120 preguntas que se aplica a casi 15.7
millones estudiantes. Entre 2006 y 2012 se efectuaron 84 millones de esos
exámenes.
Desde hace
varios años el sistema educativo nacional padece una grave enfermedad: la
evaluacionitis. Este mal consiste en pretender resolver los grandes problemas
de la enseñanza que aquejan al país realizando continuas mediciones
estandarizadas masivas. A través de ellas se promueve un modelo de educación
mercantilizado. Enlace es una de las expresiones más acabadas de este mal.
Enlace es
una herramienta de medición que etiqueta a estudiantes y maestros, y los pone a
competir por recursos, estímulos salariales e insumos. A través suyo se
establece cuáles son las buenas escuelas y cuáles son las malas. Distingue a
los profesores que valen la pena y los que no sirven. Separa a los alumnos
ejemplares de los burros.
Como señala
el investigador Manuel Gil Antón, Enlace se ha convertido en el plan de
estudios real de la educación básica, el que orienta la labor de los maestros
día a día. El proyecto educativo se ha vaciado. Los resultados de la prueba se
han transformado en el objetivo principal de la política educativa mexicana.
En los
hechos, Enlace promueve la simulación educativa. Como la labor de los
profesores es medida y en parte gratificada económicamente a partir de este
examen, muchos dedican sus clases no a que sus estudiantes aprendan los
conocimientos que requieren para enfrentar los retos de la vida y del mundo del
trabajo, sino a prepararlos para que respondan satisfactoriamente la prueba.
Sucede que
hay maestros que animan a los alumnos menos aventajados a que no asistan a la
escuela el día del examen para que no bajen el promedio del grupo. Otros
proporcionan a sus estudiantes la respuesta correcta a las preguntas. Como
demostró la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), están
a la venta de manera ilegal copias de la prueba que pueden ser adquiridas en
Internet.
Alrededor de
Enlace ha surgido así un próspero negocio privado. De un lado se encuentran las
compañías que elaboran y editan la prueba, o que producen guías para preparar a
estudiantes y docentes. Del otro está la red de funcionarios educativos y
líderes sindicales corruptos que la venden de manera fraudulenta.
Muchos
expertos han hecho notar que Enlace es un instrumento de medición que no ha
sido realmente evaluado. No comprende las distintas realidades educativas que
existen en el país. El lenguaje que utiliza para formular las preguntas de la
prueba es, con mucha frecuencia, inadecuado, confuso y carente de sentido.
Usualmente, muchas de las preguntas son meras ocurrencias o tienen varias
respuestas posibles.
Además,
Enlace discrimina a los pueblos y comunidades indígenas. El 21 de junio de
2008, los docentes de la escuela primaria bilingüe El Porvenir, de la comunidad
de Nichteel en el municipio de San Juan Cancuc, en Chiapas, presentaron una
demanda ante el Conapred, contra la Secretaría de Educación Pública (SEP) por
discriminación lingüística y cultural en la aplicación de esta prueba.
Casi tres
años después, el 28 de febrero de 2011, el Conapred hizo una Resolución por
Disposición, en la que estableció que la SEP cometió un acto de discriminación
indirecta, al ser responsable de diseñar e implementar la primera versión de la
prueba Enlace como un medio de evaluación estandarizado en todo el país. Ello,
en razón de que se omitió adecuar esta evaluación a las necesidades,
características propias y a la diversidad cultural de los pueblos y comunidades
indígenas del país.
Según la
Conapred, al aplicar exámenes estandarizados, Enlace generó entre niños y niñas
de las escuelas de comunidades indígenas, donde predomina su lengua materna y
con un contexto cultural distinto al de la comunidades urbanas, un tratamiento
inequitativo.
A pesar de
que formalmente la SEP aceptó la resolución de Conapred, la misma prueba, con
distintos cambios, se sigue aplicando a escuelas y alumnos indígenas. La
comisión resolvió que la secretaría junto al Instituto Nacional de Lenguas
Indígenas (Inali), y el Instituto Nacional de Geografía y Estadística realizaran
un estudio documental y de facto, respecto de las lenguas maternas que
predominan por ubicación geográfica del país. Este estudio no se ha efectuado.
La Comisión
General de Educación Intercultural Bilingüe (Cgeib) fue designada por el
secretario de Educación para atender la resolución. Sin embargo, el Congreso
Nacional de Educación Indígena e Intercultural, una amplia convergencia de
organismos indios, escuelas y asociaciones civiles sostiene que la Cgeib
mantiene con ellos una relación poco receptiva e irrespetuosa respecto de las
propuestas que se discuten, obstaculizando la participación social, decidiendo
unilateralmente sobre asuntos no discutidos, e interpretando de manera
antojadiza y poco documentada las acciones gubernamentales (...) que vulneran
el derecho de los pueblos indígenas a una educación con pertinencia cultural.
En Chiapas,
cansados de esta situación, las sociedades de padres de familia de la comunidad
tzotzil de Jocosic, en Huixtán, y de Jerusalén, en Las Margaritas, presentaron
dos nuevas solicitud de amparo contra Enlace.
Enlace no
sólo no ha resuelto los problemas educativos nacionales, sino que los ha
agravado sensiblemente. En lugar de permitir comprender la variedad de los
conocimientos y aprendizajes realmente existentes, elabora una radiografía
sesgada y discriminatoria de la realidad educativa nacional, al tiempo que
impone un currículo insensato. Ya es hora de abandonar ese barco. Un barco que
ha hecho naufragar la educación nacional. (La Jornada)