Los temores del SNTE
Por Luis Gerardo
Martínez García
Indiscutiblemente el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
vive una crisis como en sus peores momentos. No es tanto que sea imprescindible
el liderazgo de Elba Esther Gordillo Morales, sino que se evidencia la ausencia
de un nuevo líder. A manera de encargado de la
secretaría general y la presidencia del SNTE está
Juan Díaz de la Torre, sin el visto bueno (aún)
del presidente de la República; todavía
no le delegan el poder en plenitud. Necesariamente Juan Díaz
deberá entender que el sindicato es un
Aparato Ideológico de Estado, como bien lo decía
el filósofo
francés Louis Althusser, y como bien lo tuvo
presente la profesora desde el inicio. En este contexto es que el SNTE vive
ciertos temores, propios de sus circunstancias y fragilidades. Veamos algunos,
que requieren de un análisis más
puntual con el tiempo:
1. La posibilidad de fraccionarse a nivel
nacional. Ante la ausencia de un liderazgo respaldado plenamente por el Estado,
el sindicato empieza a irse por varios causes tendiendo a dividir al sindicato
magisterial más grande. Existen posibilidades de
creación de pequeños
sindicatos que respondan a intereses regionales y muy localistas.
2. La preocupante situación
de seguir en decremento su reconocimiento social. La imagen del sindicato hacia
a afuera es de corrupción y falto de transparencia y rendición
de cuentas. La sociedad tiene al sindicato (no a los maestros) en un catálogo
de desprestigio que urge revertir.
3. La idea de que el magisterio se
manifieste en contra de las reformas educativa y laboral, tal y como está
sucediendo ya en diferentes estado de la república
mexicana: Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Distrito Federal y
Veracruz. El SNTE ahora habla de infiltrados
y de células anarquistas. A toda costa el sindicato está
evitando que los maestros repudien las letras chiquitas de la reforma. Es
cierto que este año muchas manifestaciones estarán
a la orden del día porque ni el sindicato ni el Estado
están preparados, al menos con políticas
públicas o con estrategias políticas
para enfrentar el descontento de los maestros.
4. La transparencia y rendición
de cuentas que en su momento pudiese exigir el magisterio. Ya los trabajadores
de la educación están
reclamando a su sindicato transparencia en los procesos, para evitar así
la discrecionalidad en el uso de los recursos y la asignación
de plazas, así como el esclarecimiento de la deuda a
las empresas y el mal uso de los recursos en la construcción
de casa para maestros. También exigen información
en la asignación de puestos y funciones dentro de las
secretarías de educación
(federal y estatales).
5. El hecho de que el Estado insista en
quitarle poder en breve. Chuayffet, secretario de educación
pública viene insistiendo en que el Estado debe recuperar la
rectoría de la educación;
y es que las negociaciones (cualesquiera que fueran) entre ambas entidades
siempre han estado presentes, intercambiando favores. Eso al Estado le restó
autoridad en los grupos que toman decisiones al interior de las secretarías;
la postura ahora es recuperar lo perdido por años.
6. Temor a que quede fuera de la asignación
de plazas. La falta de transparencia y de mecanismos serios, permitió
por muchos años que el Estado asignara plazas
docentes y administrativas, en complicidad con el sindicato sin mayor rubor. El
anteproyecto de la iniciativa de la Ley General del Servicio Profesional
Docente señala “Las
organizaciones sindicales reconocidas para los efectos del ejercicio de sus
funciones de atención laboral de sus agremiados, serán
informadas del inicio de los procesos de promoción
y recibirán facilidad para la realización
de tareas de observación”, y elimina las plazas automáticas
para los egresados de las normales.
7. El endeudamiento del SNTE con la
lniciativa Privada. Por lo menos tres secciones en diferentes estados se han
declarado en bancarrota frente al endeudamiento acumulado por años
con empresas que le prestaron sus servicios u ofrecieron mercancías.
Muchas secciones del SNTE están en situaciones riesgosas por el mismo
motivo.
8. Que el liderazgo nacional siga acéfalo.
El SNTE está pensada como una organización
que responde a las indicaciones de un solo líder.
No necesariamente significa que los maestros así
lo quieran, sino que la estructura organizacional y estatutaria así
lo planeó desde los inicios del sindicato,
respondiendo al corporativismo del momento. Vemos cómo
en estos momentos de crisis, el sindicato no tiene un líder,
si acaso un dirigente temporal.
9. Temor a que la ausencia académica
siga rondando los edificios de las secciones en todos los estados del país.
Después de casi 70 años
de vida, se tiene claro que el sindicato no requiere de perfiles académicos
para subsistir; ocasionalmente recurren a sus académicos
destacados para intervenir en eventos por periodos muy cortos, pero no para
intervenir en la toma de decisiones.
10. Fractura entre el SNTE y el PANAL.
Gordillo estando al frente del sindicato y después
de haber roto relación alguna con su partido de origen, el
revolucionario institucional, tomó la iniciativa de crear un nuevo
partido valiéndote de todo su capital político
y financiero; le funcionó pues fundó
con sus más cercanos colaboradores y familiares
el PANAL. Ante la ausencia de Gordillo se habla de una descomposición
en la relación vital entre ambas organizaciones.
11. Temor a que se sigan saliendo
profesores de este sindicato para agremiarse a otros. Por razones diferentes,
en estados de la república donde existen sindicatos
diferentes al SNTE se viene presentado un fenómeno
preocupante para dirigentes y ex dirigentes: el gran porcentaje de trabajadores
de la educación que están
desertando de sus filas.
Por los pronto
mencionamos estas problemáticas sindicales que son hoy en día
los temores del SNTE. Tanto el comité ejecutivo nacional como los estatales,
además de estar preocupados por sus temores, deben ocuparse por
repensar el sindicalismo del siglo XXI que ya nos alcanzó,
reformando sus estatutos, sus principios, sus valores, sus estrategias y
acciones, no sin antes escuchar a los verdaderos profesores y trabajadores de
la educación. Es momento de que el SNTE ya no
cometa sus mismos errores; puede revalorarse a partir de recapitular su
historia... aún con temores.
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