jueves, 2 de mayo de 2013


Los temores del SNTE
Por Luis Gerardo Martínez García
  
Indiscutiblemente el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación vive una crisis como en sus peores momentos. No es tanto que sea imprescindible el liderazgo de Elba Esther Gordillo Morales, sino que se evidencia la ausencia de un nuevo líder. A manera de encargado de la secretaría general y la presidencia del SNTE está Juan Díaz de la Torre, sin el visto bueno (aún) del presidente de la República; todavía no le delegan el poder en plenitud. Necesariamente Juan Díaz deberá entender que el sindicato es un Aparato Ideológico de Estado, como bien lo decía el  filósofo francés Louis Althusser, y como bien lo tuvo presente la profesora desde el inicio. En este contexto es que el SNTE vive ciertos temores, propios de sus circunstancias y fragilidades. Veamos algunos, que requieren de un análisis más puntual con el tiempo:

1.    La posibilidad de fraccionarse a nivel nacional. Ante la ausencia de un liderazgo respaldado plenamente por el Estado, el sindicato empieza a irse por varios causes tendiendo a dividir al sindicato magisterial más grande. Existen posibilidades de creación de pequeños sindicatos que respondan a intereses regionales y muy localistas.
2.    La preocupante situación de seguir en decremento su reconocimiento social. La imagen del sindicato hacia a afuera es de corrupción y falto de transparencia y rendición de cuentas. La sociedad tiene al sindicato (no a los maestros) en un catálogo de desprestigio que urge revertir.
3.    La idea de que el magisterio se manifieste en contra de las reformas educativa y laboral,  tal y como está sucediendo ya en diferentes estado de la república mexicana: Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Distrito Federal y Veracruz. El SNTE ahora habla de infiltrados y de células anarquistas. A toda costa el sindicato está evitando que los maestros repudien las letras chiquitas de la reforma. Es cierto que este año muchas manifestaciones estarán a la orden del día porque ni el sindicato ni el Estado están preparados, al menos con políticas públicas o con estrategias políticas para enfrentar el descontento de los maestros.
4.    La transparencia y rendición de cuentas que en su momento pudiese exigir el magisterio. Ya los trabajadores de la educación están reclamando a su sindicato transparencia en los procesos, para evitar así la discrecionalidad en el uso de los recursos y la asignación de plazas, así como el esclarecimiento de la deuda a las empresas y el mal uso de los recursos en la construcción de casa para maestros. También exigen información en la asignación de puestos y funciones dentro de las secretarías de educación (federal y estatales).
5.    El hecho de que el Estado insista en quitarle poder en breve. Chuayffet, secretario de educación pública viene insistiendo en que el Estado debe recuperar la rectoría de la educación; y es que las negociaciones (cualesquiera que fueran) entre ambas entidades siempre han estado presentes, intercambiando favores. Eso al Estado le restó autoridad en los grupos que toman decisiones al interior de las secretarías; la postura ahora es recuperar lo perdido por años.
6.    Temor a que quede fuera de la asignación de plazas. La falta de transparencia y de mecanismos serios, permitió por muchos años que el Estado asignara plazas docentes y administrativas, en complicidad con el sindicato sin mayor rubor. El anteproyecto de la iniciativa de la Ley General del Servicio Profesional Docente señala Las organizaciones sindicales reconocidas para los efectos del ejercicio de sus funciones de atención laboral de sus agremiados, serán informadas del inicio de los procesos de promoción y recibirán facilidad para la realización de tareas de observación, y elimina las plazas automáticas para los egresados de las normales.
7.    El endeudamiento del SNTE con la lniciativa Privada. Por lo menos tres secciones en diferentes estados se han declarado en bancarrota frente al endeudamiento acumulado por años con empresas que le prestaron sus servicios u ofrecieron mercancías. Muchas secciones del SNTE están en situaciones riesgosas por el mismo motivo.
8.    Que el liderazgo nacional siga acéfalo. El SNTE está pensada como una organización que responde a las indicaciones de un solo líder. No necesariamente significa que los maestros así lo quieran, sino que la estructura organizacional y estatutaria así lo planeó desde los inicios del sindicato, respondiendo al corporativismo del momento. Vemos cómo en estos momentos de crisis, el sindicato no tiene un líder, si acaso un dirigente temporal.
9.    Temor a que la ausencia académica siga rondando los edificios de las secciones en todos los estados del país. Después de casi 70 años de vida, se tiene claro que el sindicato no requiere de perfiles académicos para subsistir; ocasionalmente recurren a sus académicos destacados para intervenir en eventos por periodos muy cortos, pero no para intervenir en la toma de decisiones.
10. Fractura entre el SNTE y el PANAL. Gordillo estando al frente del sindicato y después de haber roto relación alguna con su partido de origen, el revolucionario institucional, tomó la iniciativa de crear un nuevo partido valiéndote de todo su capital político y financiero; le funcionó pues fundó con sus más cercanos colaboradores y familiares el PANAL. Ante la ausencia de Gordillo se habla de una descomposición en la relación vital entre ambas organizaciones.
11. Temor a que se sigan saliendo profesores de este sindicato para agremiarse a otros. Por razones diferentes, en estados de la república donde existen sindicatos diferentes al SNTE se viene presentado un fenómeno preocupante para dirigentes y ex dirigentes: el gran porcentaje de trabajadores de la educación que están desertando de sus filas.


Por los pronto mencionamos estas problemáticas sindicales que son hoy en día los temores del SNTE. Tanto el comité ejecutivo nacional como los estatales, además de estar preocupados por sus temores, deben ocuparse por repensar el sindicalismo del siglo XXI que ya nos alcanzó, reformando sus estatutos, sus principios, sus valores, sus estrategias y acciones, no sin antes escuchar a los verdaderos profesores y trabajadores de la educación. Es momento de que el SNTE ya no cometa sus mismos errores; puede revalorarse a partir de recapitular su historia... aún con temores.

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