Columna Acentos
El cantautor Herme el güero
Ocaña
Por Luis Gerardo Martínez García
Profesor
porque para eso estudió; cantautor porque para eso nació, eso es Hermenegildo
Ocaña Hernández. Universitario (pedagogo) dedicado a cantar y a componer
canciones infantiles, de protesta y boleros que nació en la ciudad de Xalapa,
Veracruz, el día 7 de enero de 1967.
Herme el güero Ocaña tiene motivos suficientes
para escribir canciones que hablan del amor, del sufrimiento, del triunfo, del
desengaño, de la familia, de la escuela; pero también de política, de
educación, de religión, de cultura y de tradiciones, porque la vida le ha dado
la inteligencia y la facilidad de ver la vida a través de las almas de los que
aspiramos un mundo mejor.
El güero tiene motivos como su familia,
especialmente su madre doña Alicia Hernández Zárate, originaria de Jilotepec y
quien falleciera hace algunos años. “Un ángel (dice) que nos diera Dios por
madre, quien sufrió y luchó sola lo inimaginable por sacarnos adelante, a mí y
mis hermanos.” Aprovecha para agradecer a Joaquín, su hermano mayor, a quien
quiere como su padre: “Él cambió juguetes por obligaciones.” Todo lo vivido, a
Herme le dio la fortaleza y el conocimiento como cantautor de esa calidad
humana para poder ser un intérprete y un compositor identificado con el sentir
del pueblo de nuestros días.
Originario
de Banderilla, Veracruz, su padre, don Hermenegildo Ocaña Jiménez (ya
fallecido) fue un extraordinario barítono, cantante de ópera en la Orquesta
Sinfónica de Xalapa, trabajando por muchos años bajo la batuta del maestro
Mateo Oliva Oliva. Esa herencia genética seguramente la lleva el güero en su esencia y en su alma, por
eso tiene una de las voces más privilegiadas de Veracruz, además de tocar la
guitarra con peculiar habilidad, creo que es uno de los virtuosos de este
instrumento de cuerdas en el género de la música popular.
Como
profesor en una escuela de educación preescolar, Ocaña Hernández ha dedicado
tiempo para escribirle a los niños de esa edad, compartiéndoles sus saberes
sobre ecología, la vida, las letras, los números, el respeto, los colores, los
padres y la ciencia.
Es fácil
encontrarnos a Herme el güero Ocaña
en las calles de la ciudad con su inseparable guitarra… caminando la esperanza,
soñando lo diferente, creyendo en sus convicciones: podemos verlo a un costado
del parque escribiendo una canción para alguien especial o para alguien
singular o para alguien sinnombrar. Y también podemos escucharlo por horas
cantando sus canciones y platicando su vida, riéndose y haciendo reír de lo
inesperado, de aquello que todos queremos decir y no lo hacemos con esa peculiar
ironía y alegría. Herme el güero Ocaña
dice lo que piensa, a lo que no muchos oídos están habituados, aunque todos
estén de acuerdo.
Tres son
las razones por las que Hermenegildo Ocaña Hernández ama la música: “La primera
porque responde a un mundo maravilloso en el que para viajar necesitas alma,
mente, sensibilidad, creatividad, aptitud y actitud, porque existe comunión
entre Dios y la música; la segunda, porque la música es un canalizador de emociones,
energías y estados de ánimo, cubre la necesidad de expresar lo que se piensa y
siente; y, la tercera razón, por la innegable necesidad económica,” afirma
contundente.
Siendo
estudiante de educación secundaria empezó a tocar guitarra. A Hermenegildo eso
le ayudó a pagar sus estudios y a vivir de ahí en adelante. Le gusta
interpretar diferentes géneros musicales. Particularmente le gusta la música de
los años 50 al 2000, “Porque es hermosa y evoca a la gente adulta bellos y
mágicos recuerdos.” Prefiere a los compositores de antaño como José Alfredo
Jiménez, Manuel Esperón. Álvaro Carrillo y Alberto Aguilera Valadez porque
escribieron sus canciones con música del corazón, dice, y con lágrimas del alma.
Aún
siendo niño escribía ya versos, poesías, acrósticos y calaveras “Con eso me
ganaba el desayuno y el afecto del maestro,
por eso me he dedicado en cuerpo, alma, mente y corazón a componer
canciones de tipo ecológico, social, espiritual y popular,” ganándose así el
reconocimiento de sus amigos más cercanos.
Varias
composiciones están en espera de una grabación digna y remunerable. El trabajo
músico-intelectual de Herme el güero
Ocaña toca puertas que abrirán en su momento, ese que nadie sabe cuándo llegará
y de la mono de quien. Y por lo que veo, el
güero lleva compuestas más de trescientas canciones, de las cuales
cincuenta aproximadamente son infantiles. Incansable, siempre tiene una canción
nueva.
Pero las
satisfacciones que le han quedado son varias, entre otras, el poder contribuir
a la población infantil con un mensaje. Con sus canciones, su charla, su
alegría, su tristeza y valiosa amistad, Herme el güero Ocaña nos da siempre una lección de vida. Sus letras no
son palabras que se lleva el viento, son pensamientos que quedan para vivirse.
Un amigo así es para siempre. sinrecreo@hotmail.com