miércoles, 24 de octubre de 2012


Elba para rato
Carlos Ornelas*

El ejercicio del poder es una droga tan poderosa como la adrenalina o, más aún, porque es perdurable; proporciona todo: riqueza, influencia, lealtades y hasta prestigio, al menos en ciertos círculos. La señora Gordillo lo sabe y lo disfruta al máximo de su capacidad.

El poder es adictivo y seductor. Se equivocaron quienes pensaban que en el Sexto Congreso Nacional Extraordinario del SNTE, Elba Esther Gordillo anunciaría su retiro. Ella no “quiere salir por la puerta grande”, no está en sus planes, nunca lo ha estado. El ejercicio del poder es una droga tan poderosa como la adrenalina o, más aún, porque es perdurable, proporciona todo: riqueza, influencia, lealtades y hasta prestigio, al menos en ciertos círculos.

La señora Gordillo lo sabe y lo disfruta al máximo de su capacidad. Un hotel de lujo en la Riviera Maya fue el lugar que escogió para refrendar su poder. “El control del SNTE lo tengo yo”, parecía decir con su pieza oratoria. Estaba al abrigo de las muestras de “cariño” que sus allegados le consagraban, hasta se peleaban el lugar por estar cerca de ella en la foto. Los tenía cautivados.

Los mensajes importantes, sin embargo, se dirigieron a otros actores. Detrás de su arenga estuvo el cambio de estatutos y su nuevo título, presidenta del Consejo General Sindical para el Fortalecimiento de la Educación. Lo hizo en un Congreso y, por lo tanto, es factible que su reconocimiento transite sin trabas legales y el gobierno le otorgará la toma de nota. También fue una muestra de músculo con el fin de defender la autonomía que los sindicatos corporativos lograron durante los gobiernos del PAN.

Sin mencionarlo por su nombre, le respondió a Leo Zuckermann, quien la propuso como secretaria de Educación Pública para que asuma la responsabilidad del cargo: “No busco puestos, que nadie se preocupe, nunca he pensado ser secretaria de Educación, ni sirvienta de nadie, salvo del SNTE”. Mandó un mensaje de conciliación y reproche al gobernante que pronto se irá: “No se puede ni se debe, como tampoco tengo rubor en decir que muchas cosas buenas se lograron en el gobierno del presidente Calderón, pero no somos responsables de tantos cambios en la SEP y que llegaran con aspiraciones de ser presidentes”.

Lo más sonado y desparpajado fue cuando la señora Gordillo, con voz destemplada, anunció que en el SNTE “no caben los líderes morales y menos los vitalicios, los que estamos hoy damos la cara, ese adjetivo lo han dado nuestros adversarios” (como se sabe, los vitalicios nunca dan la cara). Ella lo expresó con la sinceridad de quien al día siguiente sería electa presidenta del nuevo órgano por aclamación, aunque con urnas de por medio. ¡El voto secreto!

El recado trascendente, donde tal vez cometió un error, lo mandó al presidente electo, Enrique Peña Nieto: “También desde aquí le decimos al que anda por Europa, que tendrá en este gremio respeto, compromiso, profundo amor a la patria y compromiso con él, sin rubores, para un buen gobierno”. Luego moderó su retórica. Acaso se dio cuenta de que vilipendió al futuro tlatoani; quizás haya sido una demostración de su desasosiego porque él no la ha recibido. Para de inmediato ponerse a sus órdenes, “sin rubores”.

Muchos observadores independientes recibieron con fastidio el desenlace. Si el futuro gobierno le hace caso y se cree las amenazas del corporativismo, la educación nacional estará condenada al estancamiento. Para quienes no son del gremio mas simpatizan con la señora Gordillo por el poder que irradia, piensan que se firmará otro pacto que esta vez sí arrojará beneficios para los niños y las familias de México. Otros la ven como el mal menor, consideran que sus adversarios (los de la CNTE, Bases Magisteriales y grupos menores) despertarían a la bestia que devastaría al sistema educativo mexicano, como en Oaxaca, Michoacán y Guerrero.

Hoy es un hecho. Tenemos Elba para rato. Pero el futuro no está escriturado para nadie. Si Peña Nieto desea gobernar, ser y no nada más pasar, sospecho que tendrá que tomar medidas contra los sindicatos corporativos. Si no lo hace, será prisionero de esos poderes que se incrustaron en el poder del Estado.

Retazos

Nunca creí el asunto de que Elba Esther Gordillo preparaba su retirada y dejaría el poder a Juan Díaz de la Torre, como algunos lo anunciaban. Pienso con mala leche. Mi intuición me dice que prepara a su nieto, René Fujiwara Apodaca, para que se haga cargo del SNTE en el futuro. Ya forma parte del Comité Ejecutivo Nacional, en el Colegiado de Formación Cívica. Todo quedará en familia.
*Académico de la UAM.