Ciencia y tecnología a
juicio de todos
AXEL DIDRIKSSON
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- En un hecho inédito que hay que celebrar, el pasado miércoles
7 arrancó la Agenda Ciudadana de Ciencia, Tecnología e Innovación, como una
consulta nacional por Internet, abierta a todo público, a través de la cual
quien lo considere conveniente podrá opinar respecto a 10 retos, alusivos a la
construcción de soluciones derivadas de la investigación científica.
Su
organización cuenta con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt), la Academia Mexicana de la Ciencia, las cámaras de Senadores y de
Diputados, la UNAM, otras instituciones de educación superior y un nutrido
grupo de científicos que han elaborado los contenidos de estos 10 retos, que
abarcan temas cruciales como educación, cambio climático, medio ambiente,
seguridad alimentaria, agua, energía, salud mental y adicciones, entre otros.
Esta
Agenda Ciudadana va más allá de la divulgación científica, porque se orienta a
conocer la opinión del público en general sobre las posibilidades que tienen la
educación y la ciencia para contribuir al mejoramiento de la vida democrática y
al bienestar de todos.
Cuando
los conocimientos son el factor fundamental del desarrollo de este siglo, se
requiere propiciar la participación e intervención de la sociedad para que
aquéllos se orienten al beneficio de ésta, como un bien público y no sólo
privado, en donde predomine el aprendizaje colectivo y no el oscurantismo o la
ignorancia.
Si tales
objetivos no se logran a través de la Agenda Ciudadana, podrá ser relevante
impulsar cambios en las instituciones y en la política pública, propiciando una
nueva cultura interesada en la vigilancia y el control de la ciencia y la
tecnología, lo que son sus innovaciones genéricas, pues en los hechos éstas
impactan fuertemente a la sociedad, que tradicionalmente ha sido excluida como
un actor significativo en cuestiones que la afectan de manera directa.
La
participación pública en las decisiones científico-tecnológicas y de innovación
ha sido promovida y exigida por la sociedad en muchos países (véase Ciencia,
tecnología y sociedad. Editores: Eduard Aibar y Miguel Ángel Quintanilla.
Editorial Trotta, Madrid, 2012), pero no en el nuestro. Se han hecho presentes,
sin embargo, movimientos sociales emergentes alrededor de temas tecnológicos o
mediáticos que aportan un punto de vista crítico, por ejemplo, respecto de la
energía nuclear, la ecología, las telecomunicaciones, la manipulación genómica
y alimentaria, pero no se habían abierto con tal amplitud, alcance y eficacia
mecanismos de participación directa, como la que se propone conseguir esta
consulta ciudadana.
Tal y
como se tenía programada, la agenda ha arrancado y los interesados podrán
estudiar y dar preferencia a algunos de los temas de la manera más directa
posible. La consulta nacional estará abierta hasta el 30 de enero de 2013, y
esperamos que sus resultados sean tomados en cuenta en serio. Poca relevancia
tendrá si al poco tiempo se le empieza a ocultar en los recovecos de la
burocracia y de los discursos grandilocuentes, sin presentar compromisos para
que el conocimiento se vuelva relevante para el ciudadano común y tenga
notoriedad en la política pública, en la cuantía de los recursos que se
orientan hacia la ciencia, la tecnología y la innovación, así como en la
solución a los grandes problemas nacionales. Para participar, el portal de la
Agenda Ciudadana (www.agendaciudadana.mx) está a la disposición de todos. Publicado
en Proceso.