Por la UACM
Manuel
Pérez Rocha
Hay
conflictos estériles, otros son ocasión de progreso. Incontables avances de la
humanidad han sido resultado de duras pugnas y antagonismos. Desde su
nacimiento, la UACM ha vivido diversos conflictos: algunos internos, otros con
funcionarios del Gobierno del Distrito Federal, con algunos miembros de la
Asamblea Legislativa, con intereses privados, con negociantes inescrupulosos,
con algunos medios de comunicación. El actual es el más difícil, delicado,
riesgoso y el único causante de un prolongado paro de actividades; los demás
fueron resueltos de manera institucional. Solamente hubo otros dos paros en sus
primeros nueve años de vida, se restringieron a un plantel y duraron dos horas
uno, y el otro media hora.
No es
posible predecir cuál será el desenlace de la complicada situación actual de la
UACM (iniciada hace año y medio) pero sin duda, además de los costos muy
lamentables, ha rendido como fruto valioso la expresión de ideas y la
comunicación de experiencias. Véanse, por ejemplo, los textos publicados en el
blog Por la UACM de la Academia de Creación Literaria de la propia universidad.
En ellos se reflexiona acerca de los valores académicos, humanos y sociales de
esta joven casa de estudios. En todos los escritos hasta ahora publicados (40)
se manifiesta con claridad la sólida formación de los estudiantes, la profunda
vocación de sus maestros y el compromiso inteligente de los trabajadores.
Aporto una brevísima muestra.
Berenice
Reza, estudiante de la tercera generación, escribe: “(…) en agosto de 2009 me
titulé con un trabajo que contiene una novela y una poética personal. Casi en
seguida partí a Francia (donde aún me encuentro) para desempeñarme en un puesto
de asistente de lengua española en la Universidad de Perpiñán, en la costa
mediterránea. El año escolar pasado hice en esta universidad una maestría en
estudios hispánicos y este año he comenzado el doctorado en literatura comparada
en la Universidad de París III, bajo la dirección de una reconocida mexicanista
(…) La UACM me dio la posibilidad de descubrir mis capacidades y habilidades y
me enseñó a formarme una propia disciplina. No me fue tan fácil. La UACM es una
universidad exigente. En mi tránsito por ella hube de activarme y ayudar a
construirla”. Sin duda lo hizo, fue una de las organizadoras de aquel paro de
media hora y trabajó creativamente dos años en el Consejo General Interno.
Hugo
Hiriart, escritor, dramaturgo, premio Xavier Villaurrutia, premio Nacional de
Letras y Literatura (entre otros), explica con entusiasmo por qué eligió
enseñar en la UACM y nos advierte: “(…) estos pleitos también pueden crecer,
enredarse y arrojar lamentables consecuencias. En este sentido sería muy
iluminador que se hiciera en la universidad una distribución masiva de la gran
historia de Tucídides, al fin de cuentas todos somos universitarios, que narra
cómo los enconos y discordias subjetivas y ratoneras destruyeron la antigua y
milagrosa Hélade. Si Grecia fue destruida, qué no le puede pasar a nuestra
pequeña y reciente universidad”. Con oportuno tino sintetiza después seis
recomendaciones de expertos en la solución de conflictos. Es necesario leerlas.
Ernesto
Aréchiga (licenciado, dos maestrías, un doctorado en marcha en El Colegio de
México) ha sido promotor y coordinador de Letras Habladas, programa pionero de
la UACM para dar formación universitaria a personas con discapacidad visual. De
su experiencia como profesor nos dice: “En esta universidad he conocido a
estudiantes comprometidos, hombres y mujeres, jóvenes y no tanto. Ellas y ellos
me han enseñado más de lo poco que yo les he podido enseñar. De ellas y ellos
he recibido grandes lecciones (…) Arhemí y Elena ya egresaron y estudian
maestría. Vero, José y Beatriz escriben sus tesis, las demás caminan a paso
lento pero seguro en la vereda de la licenciatura. Lejos de ser un signo de
fracaso, este andar lento es un signo de triunfo para una institución que se
asegura de educar a quienes en otras universidades nunca habrían tenido la
oportunidad de hacerlo”. Aréchiga, maestro, con frecuencia se convierte en
estudiante: En la UACM he tenido la enriquecedora experiencia de asistir a los
cursos del poeta David Huerta, poseedor de una profunda sabiduría y mayor
sensibilidad, quien acepta en su aula lo mismo a poetas reconocidos que a
estudiantes de doctorado, a estudiantes de licenciatura y a neófitos como yo.
Patricia
Blancarte, secretaria en la UACM, ahora secretaria y estudiante, escribe:
“Siempre me pregunté cómo sería estudiar una carrera en la UACM, ahora me puedo
contestar: bueno, pues es verdaderamente fabuloso (…) No defraudemos tantos
sueños y trabajo, sigamos cumpliendo metas, fue así como se nos mostró el
camino. Las personas vamos y venimos, pero el conocimiento y el aprendizaje
prevalecen, la formación de ciudadanos íntegros es un gran logro. Sigamos
adelante en la construcción de una gran casa de estudios y lo que un día empezó
como un proyecto, concluyámoslo con una visión positiva en la preparación y
formación de mejores personas”.
Quien
quiera conocer a la UACM hará bien en leer, para empezar, los textos de ese
blog. La UACM no es sólo un proyecto académico sólido y avanzado, es una
realidad construida por estudiantes, profesores y trabajadores entusiastas
¿Cómo recibirán todos ellos tanto vituperio proferido por gente de casa y de
fuera? La UACM, ha dicho con insistencia la propia rectora, se diseñó como un
proyecto político al cual intencionalmente se le dejó sin normas. ¿Qué es esto?
¿Amnesia? ¿Autismo? ¿Esquizofrenia? ¿Perversidad? ¡Ella fue durante ocho años
parte del consejo asesor encargado de poner en marcha el proyecto y de elaborar
sus normas! Opinadores de la prensa mercantil y de los medios de comunicación
han aprovechado la campaña de la rectora para decir cuanto quieren con falta
total de ética y ausencia del más mínimo sentido de responsabilidad
profesional. Incluso en el programa Primer Plano de Canal Once la doctora María
Amparo Casar, sin aportar dato alguno, calificó a la UACM de proyecto de
partido.
El
conflicto de la UACM tiene otro saldo: una radiografía de los sectores y
personas que han intervenido en él con sus opiniones y dicterios. Publicado en La Jornada