¿Hay política
educativa en el DF?
PEDRO
FLORES CRESPO
La
semana pasada, el Consejo de Evaluación del Desarrollo social del Distrito
Federal (Evalúa) organizó una serie de seminarios temáticos para discutir la
política social de la Ciudad de México. Para ello, elaboró el borrador, Balance
de la Política Social del Distrito Federal 1997-2012, que contiene ocho
capítulos que describen acciones en rubros como: (1) economía, trabajo y
desarrollo, (2) derecho a la salud, (3) derecho a la educación, (4) protección
social, (5) participación ciudadana y cohesión social, (6) indígenas, (7)
vivienda y desarrollo urbano y (8) gestión de la política social.
Gracias
a la invitación de Evalúa, tuve la oportunidad de comentar el capítulo dedicado
al derecho a la educación y sobre todo, de discutir con colegas de distintas
instituciones académicas y gubernamentales, los avances y retrocesos de la
política educativa del gobierno de la Capital. Sirva este texto para reiterar
mi agradecimiento al Consejo y a los participantes del seminario. A continuación
expondré algunos de mis comentarios, los cuales en parte han sido reformulados
gracias al debate surgido en ese magnífico encuentro.
¿Existe
o no política educativa en el DF? Este fue uno de los puntos más discutidos en
el seminario debido a que el documento de Evalúa señala que pese a la
existencia de programas, proyectos y leyes, hay una “ausencia” de política
educativa en la Ciudad de México. Tal observación está basada en que en la
capital aún existe un proceso “inconcluso” de descentralización educativa, una
carencia de un Programa Sectorial de Educación, una “compleja” colaboración
entre los diversos niveles de gobierno (federal, “local” y delegacional) y una
“débil” actuación entre las distintas dependencias encargadas de la cultura,
deporte y juventud.
Si
tomamos en cuenta que una política pública es un curso de acciones implícitas y
explícitas surgido primordialmente desde el gobierno, pero recreado de manera
constante por los diversos actores sociales y políticos con el propósito de
cumplir con las finalidades que el Estado se va fijando, entonces podemos
afirmar que sí existe una política educativa en el DF. La falta de
descentralización, así como la complejidad en las relaciones
intergubernamentales, ausencia de documentos programáticos y debilidad en la
forma de actuación de dependencias gubernamentales no borran la existencia de
una política educativa, al contrario, la definen. Los vacíos y debilidades de
una política educativa – que pueden derivar en distintas consecuencias para los
habitantes de la ciudad – son características del proceso de gobierno.
Otro
punto que era inevitable tratar en el seminario fue el de la descentralización
de los servicios educativos. Como se recordará, el DF es la única entidad
federativa que no se hace cargo de las escuelas de educación básica, a pesar de
los intentos reiterados de los gobiernos electos democráticamente (1997, 2000,
2006 y 2012). Sin embargo, es de destacarse que el Gobierno del Distrito
Federal (GDF) no se ha “dormido en sus laureles” esperando a que llegue la
descentralización para atender a la población de las escuelas preescolares
(3,800), primarias (3,334) y secundarias (1,401) de la capital. Las
dependencias del GDF han intervenido y puesto en marcha diversos programas que
brindan gratuitamente desayunos, uniformes y útiles escolares, y sobre todo,
una amplia oferta de becas para menores en condiciones de vulnerabilidad,
niñas/os con “talento” y jóvenes de bachillerato (Prepa Sí). Asimismo, destacan
los programas de bachillerato a distancia para personas sordas, el de no
violencia en las escuelas, el de Escuela con Ángel, y el de actualización,
certificación y profesionalización docente para las personas que imparten
educación preescolar en los Centros de Atención a la Infancia (CAI) del DF.
Evalúa,
como órgano externo, tiene ahora la tarea de mostrar, objetivamente, si cada
uno de estos esfuerzos está produciendo beneficios directos para los usuarios
de los programas y no sólo para sus operadores. En el apartado sobre Gestión de
la Política Social, Evalúa habla de la “cultura clientelar tradicional” que se
produce al poner en marcha instrumentos de política “social” en cualquier nivel
de gobierno. A este respecto, varios miembros de la mesa observamos que así
como el programa de becas Prepa Sí podría estar generando beneficios a los
jóvenes y sus familias, también está reproduciendo los viejos vicios de los
programas sociales emprendidos por partidos y gobiernos distintos al de la
ciudad.
La
necesidad de evaluar la política educativa de la Ciudad de México se hizo más
evidente al momento en que varios miembros del público, integrado en parte por
funcionarios del GDF, tomaron la palabra para enfatizar las acciones realizadas
en esta entidad. La “evidencia de los ojos” (Sen) no puede ser la base para la
toma de decisiones políticas y de políticas; se requiere de una base
informativa plural que contenga los resultados de evaluaciones de impacto y
comparaciones intrarregionales e internacionales. Estos resultados se deben
presentar con imparcialidad para poder discutir cómo asegurar el derecho a la
educación de calidad para todos en una ciudad que, a pesar de su riqueza y
centralidad en la vida nacional, está aún lejos de alcanzar.
Profesor-investigador
de la Universidad Iberoamericana.