La
educación americana
EMILIO
ZEBADÚA
Nueva
York.- El actual Secretario de Educación, Arne Duncan, que antes dirigió el
sistema educativo de esta ciudad, ha alertado que en Estados Unidos “tenemos
una crisis en múltiples niveles” en la educación. El Presidente Barack Obama
busca llevar a cabo una reforma de la política educativa, pero enfrenta restricciones
de diversa índole —financieras, laborales y regulatorias, entre otras—.
El
gasto educativo de este país es el más alto en el mundo (como una tercera parte
del total: más de un billón 300 mil millones de dólares anuales) y, sin
embargo, los resultados en PISA son preocupantes. En matemáticas Estados Unidos
ocupa el lugar 25 de los 34 países de la OCDE, el 17 en ciencias y el lugar 14
en comprensión lectora. Para el país que liderea al mundo, la crisis educativa
impacta su competitividad global.
En
varios entidades del país se han registrado conflictos diversos: en Chicago con
el sindicato de maestros sobre las condiciones de trabajo; en Nueva Jersey
entre la Suprema Corte estatal y el Gobernador por recortes en el gasto
educativo; en Texas y Arizona, los conflictos involucran política partidista y
movilizaciones sociales.
En
el sistema educativo de Estados Unidos conviven resultados extremos —de calidad
y rezago—. Capas de estudiantes brillantes en todas las disciplinas científicas
y sociales junto a índices significativos de deserción, analfabetismo funcional
y niveles de competencia inferiores. Una quinta parte de los adolescentes no
tiene conocimientos elementales en ciencias, y casi una cuarta parte de la
población jóven no puede aplicar las matemáticas en la vida cotidiana.
Como
en México, el reto para Estados Unidos es cómo transitar de un modelo educativo
basado en el triángulo “maestro-alumno-escuela” a uno que introduzca un esquema
global basado en el uso de nuevas tecnologías del conocimiento y la información
(internet, lap-tops, i-pads, etc.) En palabras de Stacey Childress,
Subdirectora de la Fundación Bill y Melinda Gates: “Mejor información y más
datos; es como logramos acelerar el aprendizaje en las escuelas.”
En
la práctica, mientras el gobierno enfrenta problemas en la administración del
sistema, la propia dinámica del mercado genera cambios ya. En los últimos diez
años empresarios han invertido más de 34 mil millones de dólares en la
educación; la mitad de estos en los tres años más recientes. (“Reeducating
Education”, Michael Noer, Forbes, 19 Nov.)
Las oportunidades que han generado el uso de las nuevas tecnologías,
dentro y fuera de las escuelas, han sido el detonante de estos grandes flujos
de capital de inversión.
La
comparación de México con Estados Unidos no es lineal; sin embargo, como lo ha
hecho Juan Carlos Palafox (en “La disputa por la educación”, editorial Aguilar)
en una fórmula que descuente el factor socio-económico en las Prueba PiSA en
cada uno de los dos países, muestra que sus respectivos sistemas educativos
tienen grados de “eficiencia” más cercanos de lo que se esperaría. Aun así, la
restructuración de cada uno de ellos tiene sus retos, desafíos y lógicas
políticas distintas. Publicado en Educación a debate