En busca de respuestas sencillas a
una pregunta compleja
MARGARITA
ZORRILLA
En las
últimas cinco o seis semanas varias personas me han planteado lo siguiente: “Tú
que conoces de educación, dime cuáles son las tres cosas que tendría que hacer
el presidente de México para elevar significativamente la calidad de la
educación”.
Sin
duda la pregunta es compleja, al menos así la veo. Por ello, no es posible, ni
es honesto, plantear respuestas simples.
La
pregunta me ha dejado con las ideas y las evidencias disponibles dando vueltas
y vueltas en mi cabeza. Con más calma he tratado de ordenar algunas ideas y
proponer un camino.
Hace
seis años escribí: “Con el inicio de un nuevo periodo de gobierno a nivel
federal, se vuelve abrir la posibilidad de la transformación de la educación,
así como impedir que se instale la desesperanza. La sociedad, a través de
grupos organizados, exige, los maestros esperan y los niños y jóvenes se
merecen que las medidas de política educativa que se definan bajo la rectoría
de la SEP tengan la capacidad de dar cauce a un conjunto articulado de
decisiones y acciones que modifiquen las raíces del sistema educativo nacional
(SEN) para lograr su eficacia social y educativa.
Estoy convencida
de que el desarrollo de la sociedad en cada país es un asunto fundamental y
transita por las personas que lo integran. Por esta sencilla razón, la
educación es un factor que no debe ni puede ser soslayado, además de ser un
derecho inalienable de todos los individuos.
Tres
premisas:
1) “Dad al César lo que es del César y a Dios
lo que es de Dios”. Con todo respeto, en nuestro caso el César está
representado por los políticos gobernantes y Dios, por la educación. Se
requiere dar atención a ambos.
2) Distinguir la educación obligatoria (que
hoy incluye la educación básica y la educación media superior) de la educación
superior, la ciencia y la tecnología.
3) Distinguir los qué, el para qué y los cómo
(recordar que la forma es fondo).
Una
pregunta: ¿Para cuáles metas, cuáles medidas de política? Me parece que no es
necesario abundar en la importancia de saber a dónde vamos. Propongo estas
metas, que a mi juicio son inobjetables:
a) Todos los mexicanos de 3 a 17 años de edad
están en la educación obligatoria en los grados escolares que corresponden a la
edad.
b) Los mexicanos en edad de estudiar la
educación superior tendrán oportunidades para hacerlo
c) Todos los alumnos logran aprendizajes que
son relevantes para su vida presente y futura.
Un
trabajo que no haré en este momento, pero que es necesario, tiene que ver con
la definición de indicadores que permitan valorar en el tiempo el nivel de
logro de estas metas. Lo ideal es que los indicadores se definan por consenso y
que cada entidad federativa defina el valor que buscaría alcanzar en cada
indicador. La resultante de todas las entidades se convertiría en la definición
del valor de los indicadores a nivel nacional.
Propongo
cuatro ámbitos de medidas prioritarias. Una aclaración: no son exhaustivas.
1.-
Formación de docentes: la educación es un proceso interpersonal.
a.
Formación inicial de docentes para la educación básica. Transitar de la
formación normalista a la formación universitaria. Iniciar con 5 o 10
universidades distribuidas en el país. Esto implicaría un trabajo de diseño
importante que recupere la mejor tradición del normalismo mexicano con lo mejor
de las universidades.
b.
Profesionalización docente y directiva en las instituciones de educación media
superior. Explorar diversos modelos de formación con una vinculación eficaz con
instituciones de educación superior.
c.
Ampliar la habilitación de docentes con grados académicos de doctorado y de
experiencia de postdoctorado en todas las instituciones de educación superior.
Sin
lugar a dudas, ofrecer oportunidades del más alto desarrollo profesional a
quienes tienen en sus manos la educación de los niños y jóvenes de México no es
una trivialidad.
2.-
Recursos financieros para la educación
a.-
Crear un Fondo presupuestal específico para la Educación Media Superior
(bachillerato y sus equivalentes). No se trata sólo de montos sino de
especificación de destinos y de rendición de cuentas. Un destino relevante
sería para la innovación pedagógica y organizacional.
b.-
Fondos concursables para promover la innovación en los tres niveles de
educación básica. Innovaciones a nivel de la gestión estatal, innovaciones a
nivel subestatal, innovaciones a nivel escolar que atiendan la mejora
pedagógica y de la gestión.
c.
Fondos concursables renovados para la educación superior. Continuar con la
modernización de infraestructura, bibliotecas y equipamiento; formación
continua del profesorado; movilidad de alumnos de licenciatura y de posgrado;
movilidad de profesores y fondos específicos para promover la innovación
pedagógica.
3.-
Evaluación y USO de resultados
a.-
Evaluación del diseño sustantivo de los programas derivados de la política
pública, así como de su implementación y resultados.
b.-
Revisión y replanteamiento de los programas y proyectos de evaluación de la
educación que permita contar con una política de evaluación consensuada entre
las autoridades educativas de la federación y de las entidades, entre las
organizaciones de la sociedad civil, entre especialistas y entre los docentes.
4.-
Descentralización real
a.-
Diseñar un nuevo orden institucional en el sector educativo: empezando por la
relación entre la SEP y las entidades federativas; la relación de la SEP con el
Sindicato magisterial; las instituciones de educación superior con las
instituciones científicas y tecnológicas, con las empresas, por enunciar algunas
de los vínculos relevantes.
d.-
Renovar la estructura presupuestal de la educación a nivel federal y en
consecuencia del nivel local.
c.-
Renovar el marco legal.
Por
último, se trata sin duda de definir prioridades, de establecer lineamientos
para la acción gubernamental y de manera enfática incluir la vigilancia cercana
de los procesos de diseño e implementación de las distintas acciones de tal
manera que sea posible abatir la simulación. Solicitar y dar cuentas, así como
identificar a los líderes que harán posible una educación distinta en cada
estado y en cada región de nuestro México.
*Margarita
Zorrilla es Profesora investigadora del Departamento de Educación de la
Universidad Autónoma de Aguascalientes.