lunes, 3 de diciembre de 2012


Lo que puede hacer una reforma educativa
OTTO GRANADOS

Más allá de los alcances y la instrumentación, que en ocasiones es el cuello de botella de las reformas, el planteamiento del Presidente de la República en materia educativa marca un principio importante. Veamos.

Dadas las actuales condiciones del sistema educativo nacional, una reforma de fondo debe producirse en dos etapas. Una es propiamente la gestión de la educación, el funcionamiento de la SEP, el papel de los gobiernos estatales y la endiablada trama normativa sobre la que se sostienen, por ejemplo, la relación laboral con el SNTE y la influencia de éste en las decisiones cotidianas de la Secretaría; el esquema salarial y de gasto educativo, o la falta de rendición de cuentas de los docentes. La razón es simple: lo más urgente es que el Estado recupere la conducción del conjunto de la política educativa y de la institución encargada de operarla.

Y la otra es la sustancia educativa, lo que significa dirigir las políticas hacia la calidad y por ende abordar, entre otras cosas, las innovaciones en el modelo de enseñanza/aprendizaje; la generalización de las tecnologías aplicadas a la educación; la introducción obligatoria de una segunda lengua, o el desarrollo de talento.

Lo que Peña ha ofrecido toca algunas prioridades de la primera fase y en ellas habrá que invertir una enorme concentración política. ¿Cuáles? La primera es no sólo la reforma al artículo 3º constitucional y en consecuencia a la Ley General de Educación (LGE) sino la modernización integral del marco legal y reglamentario. Hay docenas de acuerdos, reglamentos, circulares y decretos en los cuales se expresa el virtual cogobierno de la SEP que hace que todo trabajador docente y no docente dependa, para efectos prácticos, no de su empleador sino de su gremio. Dos ejemplos: las ¿70 u 80? comisiones SEP-SNTE teóricamente establecidas para negociar o, más bien, congelar cualquier cantidad de cosas; y el otro: la salvedad contenida en el artículo 75 de la LGE que blinda a los docentes de ser sancionados si se oponen “a las actividades de evaluación…”.

Una segunda consiste en modificar la relación laboral SEP-SNTE y en consecuencia la propia LGE, el apartado “B” del artículo 123 constitucional, el Reglamento de las Condiciones Generales de Trabajo del personal de la SEP de 1946, la obligatoriedad de las cuotas sindicales o la descentralización de dicha relación.

La tercera, en congruencia con la propuesta del propio presidente de ordenar las finanzas públicas subnacionales, consiste en introducir en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2013 una disposición para regresar a la negociación salarial nacional y únicacon el magisterio y un candado para evitar así la “doble negociación” con los estados.

Y la cuarta es revisar la fórmula del Fondo de Aportaciones a la Educación Básica, un grave motivo de discordia entre federación y estados, y proceder de una vez a la descentralización al gobierno del DF.

Una reforma educativa que sea verdadera y consistente dependerá de una cirugía mayor. og1956@gmail.com Publicado en La Razón