Educación,
IP y gobierno, ¿dónde quedaron?
por Marielena Vega
Uno de los
grandes retos que adquirió el gobierno federal es la alianza que, se dijo en el
sexenio pasado, estaban por hacer la Secretaría de Educación, la del Trabajo y
el gobierno federal, hoy al mando de Emilio Chuayffet, Alfonso Navarrete y
Enrique Peña Nieto, respectivamente.
¿Qué ha pasado?,
¿es un tema al que se le dará seguimiento en pro de mejorar las condiciones
laborales y la competitividad del país?
Por lo pronto,
los tipos de profesionistas que hay en el mercado laboral no ayudan a la
productividad del país, porque a pesar de sus estudios no todos pueden
insertarse en el campo de trabajo.
La razón es
simple: en el momento en que la economía no crece de manera importante, el
valor agregado de la misma tampoco lo hace, con lo cual el mercado reclama
menos gente especializada y con mayores estudios.
Las oportunidades
laborales para las personas con estudios y alta capacitación se traducen en muy
pocos espacios en el país y, en segunda instancia, eso significa menores
percepciones salariales.
De ahí la
propuesta de ligar los programas de estudio y las carreras a las necesidades
del país, pero sobre todo a la demanda del sector empresarial.
Se tienen que
llevar a cabo acciones como las que han hecho otros países, para encaminar a
los jóvenes hacia carreras del futuro.
De ahí la
necesidad de generar un nuevo perfil productivo que esté más vinculado con el
desarrollo tecnológico y la innovación.
Es muy claro que
la limitante que tenemos es que el país en la parte industrial es altamente
maquilador, no genera industria de innovación, estamos hablando de áreas
electrónicas, microelectrónicas; más que maquilar, el desarrollo debe ser en la
innovación.
El reto es que en
los siguientes años, lo que se tiene que hacer es plantear los diferenciales
económicos y productivos, porque a raíz de eso se puede generar un programa de
desarrollo educativo y uno empresarial que fomente la creación de empresas.
En México, en los
últimos años los pagos para las personas que ganan más de tres salarios mínimos
han disminuido, lo cual implica que las personas de mayores estudios no tengan
posibilidades de ganar mejor.
Contrario a ello,
la gente que gana de uno a dos salarios al mes ya representa una cuarta parte
de la población trabajadora en el país, según cifras del Instituto Nacional de
Estadística Geografía e Informática, al mando de Eduardo Sojo.
En fin, habrá que
ver si en este sexenio sí salen adelante los programas o el programa necesario
que detone las profesiones que el mercado empresarial está demandando, de la mano
de nuevos mecanismos que se reflejen en mejores condiciones, salarios y
profesionalismo que resulte en productividad, de lo contrario seguiremos dando
pasos lentos e incluso para atrás. No habrá que perder de vista los movimientos
en torno a este tema, pues en el sexenio pasado se quedaron en buenos deseos.