viernes, 22 de marzo de 2013


Educación, IP y gobierno, ¿dónde quedaron?
 por Marielena Vega

Uno de los grandes retos que adquirió el gobierno federal es la alianza que, se dijo en el sexenio pasado, estaban por hacer la Secretaría de Educación, la del Trabajo y el gobierno federal, hoy al mando de Emilio Chuayffet, Alfonso Navarrete y Enrique Peña Nieto, respectivamente.

¿Qué ha pasado?, ¿es un tema al que se le dará seguimiento en pro de mejorar las condiciones laborales y la competitividad del país?

Por lo pronto, los tipos de profesionistas que hay en el mercado laboral no ayudan a la productividad del país, porque a pesar de sus estudios no todos pueden insertarse en el campo de trabajo.

La razón es simple: en el momento en que la economía no crece de manera importante, el valor agregado de la misma tampoco lo hace, con lo cual el mercado reclama menos gente especializada y con mayores estudios.

Las oportunidades laborales para las personas con estudios y alta capacitación se traducen en muy pocos espacios en el país y, en segunda instancia, eso significa menores percepciones salariales.

De ahí la propuesta de ligar los programas de estudio y las carreras a las necesidades del país, pero sobre todo a la demanda del sector empresarial.

Se tienen que llevar a cabo acciones como las que han hecho otros países, para encaminar a los jóvenes hacia carreras del futuro.

De ahí la necesidad de generar un nuevo perfil productivo que esté más vinculado con el desarrollo tecnológico y la innovación.

Es muy claro que la limitante que tenemos es que el país en la parte industrial es altamente maquilador, no genera industria de innovación, estamos hablando de áreas electrónicas, microelectrónicas; más que maquilar, el desarrollo debe ser en la innovación.

El reto es que en los siguientes años, lo que se tiene que hacer es plantear los diferenciales económicos y productivos, porque a raíz de eso se puede generar un programa de desarrollo educativo y uno empresarial que fomente la creación de empresas.

En México, en los últimos años los pagos para las personas que ganan más de tres salarios mínimos han disminuido, lo cual implica que las personas de mayores estudios no tengan posibilidades de ganar mejor.

Contrario a ello, la gente que gana de uno a dos salarios al mes ya representa una cuarta parte de la población trabajadora en el país, según cifras del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, al mando de Eduardo Sojo.

En fin, habrá que ver si en este sexenio sí salen adelante los programas o el programa necesario que detone las profesiones que el mercado empresarial está demandando, de la mano de nuevos mecanismos que se reflejen en mejores condiciones, salarios y profesionalismo que resulte en productividad, de lo contrario seguiremos dando pasos lentos e incluso para atrás. No habrá que perder de vista los movimientos en torno a este tema, pues en el sexenio pasado se quedaron en buenos deseos.