¿No que no se podía?
BLANCA
HEREDIA
Un golpe
redondo, directo, certero a la mujer más odiada de México (-57% de opinión efectiva según datos de Parametría). Un golpe al hígado a “la maestra” que pone a todos sus secuaces, testaferros y amanuenses a
temblar.
Los que
tienen pasaporte, seguramente pusieron o están
poniendo pies en polvorosa. Los que no saben bien si pueden acabar inculpados,
seguramente se juraron no decir ni esta boca es mía
el mismo martes en la noche. Un golpe que, encima y al mismo tiempo, muy
probablemente anonada y enoja a muchísimos maestros del país. ¿Cómo podría, me pregunto yo, no enojarse
un maestro que, bien pagado, gana 10,000.00 pesos al mes al enterarse de que su
líder se gastó (con el dinero que la Secretaría de Hacienda le descuenta de su cheque, en automático, cada quincena por concepto de su cuota sindical), más del triple de esa cifra al DÍA en promedio, solamente en compras en la tienda americana
de lujo —Neiman Marcus— entre marzo de 2009 y enero de 2012?
En suma:
la detención de EEG sobre la base de la
presunta comisión de operaciones con recursos
de procedencia ilícita fue un tiro de precisión que la distancia, simultáneamente,
de sus cómplices y soportes, por un
lado, y de, al menos parte, de sus bases, por otro. Ningún otro golpe hubiera logrado dejarla tan sola y tan
expuesta. “Detenida por evasión al fisco” o, incluso, “Detenida por presunto asesinato” hubieran sido, en comparación,
dardos mucho menos letales.
La
precisión del tiro y su muy cuidada
ejecución han revelado que, al menos
hasta el momento, la autodenominada “guerrera” a la que diversos gobiernos —en
particular, los dos últimos encabezados por el PAN— tanto temían y tanto poder le entregaron
es y era, en buena medida, una tigresa de papel. Así lo indica la moderación extrema de las declaraciones
con respecto a su detención del liderazgo del SNTE y del
propio Panal. Así lo sugiere también el hecho de que, contra lo que durante tanto tiempo nos
dijeron los responsables de conducir al país, ponerle un alto a EEG no
haya significado poner en riesgo la paz social del país.
La
detención de la señora Gordillo, evidentemente, no resuelve los problemas de
gobernabilidad de México. Tampoco supone, en sí misma, el fin del corporativismo sindical gangsteril y
corrupto, ni asegura, en absoluto, el éxito de la reforma educativa
en curso. Lo que sí hace, sin embargo, es mostrar
que la política puede ser productiva, que
el gobierno puede ser eficaz y que la voluntad política es una variable fundamental en la conducción de la cosa pública. Mostrarlo no es cosa
menor, particularmente después de tantos años de desprestigio completo de la política y del gobierno, y de una sociedad que a fuerza de
mirarse en el espejo de políticos omisos y presuntamente
impotentes frente a la impudicia y la impunidad de los grupos de poder
concentrado, se había venido haciendo cada vez más cínica y menos capaz de imaginar
que era y es capaz de ponerles un hasta aquí.
Publicado
en La Razón