lunes, 18 de marzo de 2013


La integración y el rol de la Junta de Gobierno del nuevo INEE
MARIA DE IBARROLA

El licenciado Emilio Chuayfett ha hecho una amplia convocatoria entre los investigadores educativos del país con la finalidad de conocer su opinión acerca de las personas que consideramos las mejores propuestas para ocupar los cinco cargos de consejero que exige la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, que a partir de febrero de 2013 ha sido recreado para gozar de plena autonomía.

Afortunadamente, después de más de cincuenta años de impulsar de manera sistemática el conocimiento, la reflexión, la investigación y la evaluación de nuestro sistema educativo no faltan candidatos plenamente meritorios para ello.

En mi opinión, la junta de gobierno deberá constituirse de manera plural en cuanto a las miradas y enfoques que permitirían al pleno de la misma una apreciación integral del sentido y el significado que deben tener los objetivos, programas, modelos, criterios, instrumentos, finalidades y usos de la evaluación que llevará a cabo el Instituto, dentro de una claridad de miras respecto del sentido y significado de la educación en nuestro país y de la problemática que la aqueja.

En ese sentido, mi propuesta, que ha sido solicitada por el Secretario (al igual que la solicitó a muchos colegas) es la siguiente:

a) personas con un elevado conocimiento de nuestro sistema educativo nacional, en todos sus niveles, en todas las dimensiones de su problemática, que han tenido experiencia en el manejo nacional de la educación básica, que no sólo conocen los límites y las oportunidades que abre la evaluación sino que tienen propuestas innovadoras al respecto (por orden alfabético): Olac Fuentes Molinar, Gilberto Guevara Niebla, Silvia Schmelkes;

b) personas que han tenido en los últimos años un importante aprendizaje y desempeño en los temas específicos de la evaluación, en sus aspectos cuantitativos y cualitativos, en sus aspectos nacionales e internacionales, que conocen los límites y las posibilidades de la evaluación y que además ciertamente reúnen un gran conocimiento sobre nuestro sistema educativo: Eduardo Backhoff, Teresa Bracho, Angel Díaz Barriga, Lucrecia Santibáñez y por supuesto los directores previos del INEE: su fundador, Felipe Martínez Rizo, su directora por varios años recientes: Margarita Zorrilla, y el presidente actual, que ha sostenido la labor del instituto entre las confusiones jurídicas del período de cambios constitucionales: Mario Rueda Beltrán.

c) personas con un elevado conocimiento del magisterio nacional, no solo de la naturaleza de la profesión docente, las exigencias del desempeño cotidiano, las condiciones de trabajo de los maestros, según la diversidad de nuestras escuelas y contextos locales, regionales y nacionales, sino también de los rasgos gremiales, laborales y políticos de su organización sindical, puesto que entre los objetivos que se le asignan destaca en primerísimo lugar la evaluación personal de los maestros para el ingreso, promoción, permanencia: Alberto Arnaut, Aurora Loyo, David Calderón, Juan Luis Hidalgo Guzmán, Carlos Ornelas, Sylvia Ortega Salazar, Etelvina Sandoval; varios de ellos son maestros normalistas de origen e incluso se siguen desempeñando como tales.

Desde mi punto de vista, la Junta de Gobierno del INEE, que tiene una nueva institucionalidad y ampliación de responsabilidades, deberá contrarrestar los efectos nocivos que una evaluación cada vez más burocrática y punitiva ha generado en contra del necesario consenso social que requiere la magna empresa educativa del país; que logre la comprensión de los límites de la evaluación en el mejoramiento de la calidad de la educación, y la sostenga en el lugar -claramente relativo y mucho menos protagonista – que le corresponde dentro de la enrome complejidad de los procesos educativos. Que contemple como parte de su fortaleza técnica, política y ética la capacidad de dialogar con los maestros de todo el país para el diseño y establecimiento de las estrategias que mejoren no los resultados de las evaluaciones, sino efectivamente la enseñanza, el aprendizaje, la formación integral básico de nuestros niños y jóvenes, el desarrollo profesional de los maestros y por ende la irradiación de una educación de calidad para el país que queremos.

En lo personal encuentro varios “genes de excelencia” del INEE tal y como se ha desarrollado en sus diez años de vida, que caracterizan una sana impronta genética institucional y propiciarán un noble desarrollo a futuro:

- Su estructura de gobierno inicial su junta directiva y su consejo técnico, garantizaron una autonomía técnica en los hechos y permitieron la defensa de la evaluación entendida como transparencia, rendimiento de cuentas, democratización; ciertamente la autonomía plena ahora concedida podrá apoyarse en esos antecedentes;

- el modelo de evaluación que adoptó desde el principio, integral de la educación y de los factores que la determinan;

–El Instituto ha logrado contrarrestar la supuesta aridez de la construcción de sistemas de indicadores, con la claridad en la exposición de los criterios y procedimientos que siguieron para ello y con la honestidad intelectual de los límites que tienen.

–La evaluación de los recursos y procesos escolares ha sido una de las aportaciones más necesarias que el INEE ha hecho a las políticas de evaluación al informar también sobre las difíciles condiciones en las que trabajan los maestros del país.

-los compromisos y los hechos de preparar a su personal académico: investigación, difusión y formación de recursos humanos; el Instituto ha sido el mayor formador de los recursos humanos en evaluación que el país requiere;

–El personal del Instituto, que afortunadamente pasa a formar parte de la nueva institución como lo señala el decreto, ha sido especialmente cuidadoso en identificar los problemas y los retos que todavía enfrentan en este rubro, en particular en la deseada relación entre los resultados y las políticas educativas, en lo referente a la alineación de las pruebas con los curricula, en los usos pedagógicos de las pruebas, en la comparación a lo largo del tiempo.

-la apertura –no subordinada- a los avances internacionales del desarrollo de la temática, a través de sus consejeros;

–La participación de México en las pruebas internacionales ha sido uno de los logros del Instituto, que para ello aprovechó al máximo a sus consejeros internacionales, participación no solo permitida sino recomendada en organización anterior y que debería conservarse. La participación de México en esas pruebas, de haber sido negada, de haber sido ocultados sus resultados durante la última década del siglo pasado, ha sido aprovechada ahora no solo para tener indicadores para la comparación internacional sino para ampliar la muestra mexicana con la finalidad de contar elementos para comparaciones nacionales por entidades de la república, por modalidades escolares, incluyendo la distinción público/privado, por nivel socioeconómico de los alumnos.

-la estrategia institucional que propicia la publicación de todos los resultados que alcance,

-y a la vez la prudencia en la difusión de los mismos y la constante y profunda búsqueda de razonamiento sobre el alcance y los usos de los resultados encontrados.