Banda Ancha y Educación: Un nuevo reporte de la
UNESCO
(2 y último)
JUDITH KALMAN
Hace dos semanas la Unesco
presentó en México un reporte reciente con el siguiente título en inglés:
Broadband And Education: Advancing The Education For All Agenda, [La Banda
Ancha y el Avance de la Educación: Agenda de la Educación para Todos] elaborado
por el Grupo de Trabajo sobre Banda Ancha y Educación (Broadband Commission
Working Group on Education). Esta es la
segunda parte de mis notas sobre su contenido, con la intención de resumir
desde mi lectura algunas de las ideas, datos y propuestas que llenan sus
páginas.
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Como referí la semana
pasada, el problema central de este
reporte es que sin que sean directamente abordados como temas, tanto las políticas
educativas para la incorporación de la tecnología digital a la educación en
general, como la creencia de que la tecnología por si sola es capaz de provocar
grandes cambios se encuentran subyacentes al mismo. En la presentación del
documento, Irina Bokova, Directora General de la UNESCO caracteriza a las
tecnologías de información y comunicación (TIC) como capaces de “aportar
soluciones efectivas y sustentable para erradicar la pobreza, promover la
salud, avanzar la equidad de género y
asegurar una educación de calidad para todos”.
Aquí la tecnología aparece como un agente libre
que transforma, gestiona y analiza; de
esta manera se neutralizan las TIC y dan la impresión de que son ajenas a los
intereses económicos, a las agendas o
programas políticos y a las condiciones sociales; como si la tecnología
por si sola fuera responsable de grandes transformaciones.
Sin embargo, una lectura más
cercana demuestra que esto no es del todo cierto, pues la intencionalidad, la
fuerza motora de las políticas es la diseminación de ideas como la de que las
TIC son tecnologías transformativas y portadoras del desarrollo sustentable; y
que la educación con tecnología es necesaria para el “éxito económico”.
Es esto lo que está presente
en este documento de la Unesco, así como en los de otras agencias
internacionales. En 2013, la OCDE en el documento Bridging the digital divide
[Superando la brecha tecnológica ], afirma: Ahora que entramos al siglo XXI,
las características de la “Nueva Economía” son visibles en todas partes. En el
centro de estos cambios están las innovaciones posibilitadas por la tecnología
de la información y la comunicación, mismas que están transformando las formas
en las que las economías trabajan dentro de ellas. Las TIC se han convertido en
uno de los motores principales del crecimiento (OECD, 17 feb 2013).
Y si bien se puede hacer una
lectura transformadora y democratizadora de estas políticas, también existe la
contra versión sobre la agudización de las diferencias socio económicas donde
el 90% de la riqueza se sigue concentrando en un 10% de la población mundial
mientras que al 90% de la población sólo llega el 10% de la riqueza.
Evidentemente una discusión
de la llamada sociedad del conocimiento rebasa los límites de estos
comentarios. Aquí solo subrayo la importancia y el peso que se da a las TIC
como motor del desarrollo y la inclusión como si esto fuera inherente a la
tecnología. Desde mi perspectiva, esto depende más del uso que les demos a las
TIC y del acceso a prácticas sociales transformadoras que de la disponibilidad
de los dispositivos.
La distribución de equipos
es necesaria, pero no es garantía de cambios profundos en la educación ni en la
distribución del conocimiento.
Si bien el documento de la
Unesco considera a las TIC como capaces de transformar los modelos pedagógicos
existentes sin una discusión a fondo del significado de esta afirmación, mi
reseña del citado documento no sería completa sin reconocer que en él también
se encuentran comentarios críticos acerca del uso de las TIC en la educación.
Se reconoce que no existe ninguna evidencia empírica que
demuestre que su uso mejore los logros de aprendizaje (y aquí entiendo que
con logros, los autores del documento
quieren decir mejoría en los resultados de exámenes estandarizados). Así mismo
reporta que la investigación actual sugiere que en la mayoría de los casos, en
países ricos y pobres por igual, el uso más diseminado de las TIC es la
búsqueda de información, en lugar de su procesamiento y socialización.
Plantea que los gobiernos
deben ir más allá de proveer a las escuelas de máquinas y banda ancha y propone
que “el verdadero reto está en ayudar a los profesores y a los alumnos a
utilizar la tecnología y la banda ancha de manera relevante y auténtica de tal
manera que la educación mejore”. Pero allí se queda el documento y no da muchas
pistas sobre lo qué esto quiere decir o sobre cómo esto se podría lograr.
Y como lo he dicho ya muchas
veces en este espacio, allí está el detalle.
Sin propuestas concretas fundamentada en trabajo con los profesores en
sus escuelas, todo queda en buenos deseos, creencias y supuestos.