Millonaria
prueba para laptops
Jana
Palacios (*)
Uno de
los compromisos de campaña firmados por Enrique Peña Nieto fue entregar una
computadora a cada alumno de 5° y 6° de primaria de todas las escuelas públicas
del País. Quienes conocen cómo trabaja el Presidente, consideran que los
compromisos de campaña son inamovibles.
Durante
el cambio de Gobierno, algunas ONGs recomendamos que antes de llevar a cabo un
proyecto de esta magnitud, se debería realizar una prueba piloto para conocer
los costos y beneficios de esta política. Partiendo de esta recomendación, la
Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció un programa previo al nacional en
todas las escuelas públicas de Colima, Sonora y Tabasco. Para este “piloto”, la
SEP entregará 240 mil computadoras.
¿Para qué
hacer un piloto tan grande? ¿Quién le va a vender las computadoras al Gobierno?
Primero,
creemos que no es necesario comprar 240 mil computadoras para conocer su uso y
el impacto del programa sobre el rendimiento académico de los alumnos
mexicanos. A nivel internacional, la experiencia de programas de este tipo
muestra tanto efectos positivos como negativos o nulos sobre los resultados
escolares. Mientras que una evaluación en Uruguay muestra una mejora pequeña en
los resultados de la prueba estandarizada de matemáticas, otra evaluación en
Perú no encuentra un efecto significativo del programa sobre el aprendizaje. En
otras pruebas vemos que lo que aumenta es la cantidad de horas que los alumnos
dedican a las redes sociales.
Para
evaluar si una computadora que se pueda llevar un alumno a casa mejora la
eficiencia escolar, recomendamos una prueba piloto en la que se elijan
aleatoriamente entre 10 y 15 escuelas de los tres Estados. La mitad, el grupo
de tratamiento, recibe una computadora y la otra mitad, el grupo de control, no
recibe una. Es un piloto con miles de menos computadoras.
Nos
aventuramos con esta recomendación porque esperaríamos que la instrucción del
Presidente es que la SEP transforme una decisión política -un compromiso de
campaña- en una política pública informada que reduzca la brecha tecnológica a
la vez que mejora la calidad del aprendizaje. Ahora, si es demasiado tarde para
que la SEP se retracte del piloto de 240 mil computadoras, al menos pedimos una
explicación de lo siguiente: ¿cuál es el objetivo del programa?, ¿cómo se
eligieron los 3 Estados? y ¿por qué entregar computadoras a todos los alumnos
de esos Estados y no crear un grupo de tratamiento y otro de control?
Otra
pregunta es: ¿a quién y cómo se van a comprar las 240 mil computadoras?
La
respuesta no es trivial, ya que el Presupuesto de Egresos de la Federación 2013
destina mil millones de pesos para este programa (suficiente para cubrir a más
de 100 mil familias con Oportunidades en un año).
El pasado
11 de marzo, la SEP dio a conocer en Compranet las pre-bases de la licitación.
¿Qué nos preocupa de las pre-bases? Parecen estar diseñadas para favorecer a un
solo proveedor.
Las
especificaciones técnicas de las computadoras que el Gobierno quiere comprar
son muy precisas. Por ejemplo, piden una pantalla de 10.1 pulgadas o una cámara
de exactamente un megapixel. Cuando se compran bienes con especificaciones tan
precisas, hay que procurar la máxima competencia entre los pocos fabricantes.
Sin embargo, hay tres temas en las pre-bases que van exactamente en sentido
contrario.
La
licitación pública es de carácter nacional, además de que exige como mínimo 65
por ciento de contenido nacional. Esto de un plumazo cierra la puerta a
cualquier empresa con producción en otro país.
Segundo,
cada participante deberá ofertar las 240 mil computadoras para que su
proposición se considere solvente. Esto limita la participación a fabricantes
nacionales con el músculo para proveer el paquete completo.
Para
acabar de rematar, requieren que la computadora tenga un sistema operativo
específico y venga precargada con un software particular. En Uruguay, donde se
implementó un proyecto similar, la licitación permitió a los participantes
decidir sobre el sistema operativo y el software, garantizando mayor
competencia.
Ponemos
el dedo sobre el renglón para que el compromiso de campaña no se convierta en
un desacierto de gobierno.
(*)
Directora de Proyectos de Buen Gobierno del Instituto Mexicano para la
Competitividad. Su correo electrónico es: jana.palacios@imco.org.mx