viernes, 5 de abril de 2013


Universidades indígenas, sin reconocimiento del Estado
Por Margarita Warnholtz -
Primera parte -

Hace dos semanas tuve oportunidad de asistir al Encuentro Internacional sobre Educación Superior y Pueblos Indígenas. Era un evento cerrado en el que realmente no tenía yo nada qué hacer, pero como había varias amigas y amigos míos entre los participantes, como quien dice, “me colé”. Y ya estando ahí, viendo lo interesante del asunto, les pedí permiso de compartir algunas cuestiones con ustedes.

Fue una reunión a la que asistieron básicamente rectores y rectoras de diversas universidades indígenas e interculturales de Latinoamérica para discutir sobre su situación, logros, desafíos y problemas que enfrentan, y sobre el papel de la epistemología indígena en la educación superior. Además de los rectores, estuvieron presentes, entre otros, Mirna Cunningham, actualmente integrante del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU; Benecio Quispe, viceministro de educación superior de Bolivia; José del Val, director del Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC)de la UNAM; Miguel Ángel Candanedo, Secretario General de la Universidad de Panamá, y Daniel Matto, del Instituto Internacional de la UNESCO para Educación Superior en América Latina y el Caribe.

La mayoría de estas universidades han sido creadas por organizaciones indígenas, respondiendo a la necesidad de contar con una educación superior para los jóvenes de sus comunidades y, sobre todo, de una educación que incluya los saberes de sus pueblos, una educación que combine el conocimiento originario con el conocimiento occidental. Algunas después de un tiempo han conseguido apoyo gubernamental, otras funcionan con sus propios recursos y aportes de las comunidades.

Me llamó la atención en particular el caso de la Universidad Intercultural de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas «Amawtay Wasi» de Ecuador, por sus planteamientos y porque siendo una de las más consolidadas, está a punto de perder el reconocimiento del Estado.

En la exposición que hizo el rector Luis Fernando Sarango contó que se fundó en 2004 y en 2005 entró a formar parte del sistema nacional de educación superior de su país. Relató, entre otras cosas, que antes de crearla llevaron a cabo todo un proceso de reflexión sobre los paradigmas civilizatorios de los pueblos indígenas, sobre su filosofía  y sobre cómo establecer metodológicamente un diálogo de saberes y ciencias entre culturas diversas en igualdad de condiciones y la importancia de este diálogo. Decía que el proyecto fundamental de los pueblos originarios tiene que ver con la vida; no con el mercado, el comercio, la eficiencia o eficacia, sino con vivir bien. Habló del método vivencial simbólico, “camino de sabiduría que dejaron nuestros mayores” que consiste en “vivenciar para poder reflexionar, de ahí teorizar y luego aplicar”.  Comentó, por ejemplo, que en la cultura europea empezaron por las matemáticas y de ahí llegaron a la geometría y en la cultura de los pueblos originarios de Ecuador fue al revés, comenzaron por la geometría y de ahí llegaron a las matemáticas. Habló también de la importancia de utilizar las tecnologías de información, de usar la televisión y las computadoras para enseñar y aprender. Y bueno, afirmó que en función de éstas y otras reflexiones, se creó la universidad. En ella imparten carreras como agroecología, arquitectura con especialización en arquitectura ancestral y ciencias de la educación.

Esta universidad lleva casi 10 años funcionando, y si bien al inicio obtuvo el reconocimiento del Estado, a los pocos años comenzó a tener problemas porque el órgano de evaluación del gobierno la encasilló en la categoría de “universidades empresariales” y obviamente no pasaba las evaluaciones. Según me contó Sarango después de su exposición, en 2009 quisieron cerrar la universidad y ellos acudieron a la Corte Constitucional, donde ganaron el caso, pues, en síntesis, de acuerdo a las leyes de su país y a los convenios internacionales sobre el tema, los pueblos indígenas tienen derecho a crear y operar sus propias instituciones educativas. A pesar de la sentencia a su favor,(aquí hay un resumen del documento) en lugar de evaluar a la universidad con parámetros interculturales, continúan evaluándola como si fuera una universidad convencional y la están sacando del sistema de educación nacional y quitándole la acreditación. Obviamente esto afecta a la universidad, pero me decía Sarango que de todas formas van a continuar trabajando pues “vamos hacia la sabiduría, no hacia la acreditación”. Pareciera ser (y esto ya es deducción y opinión mía), que el problema de fondo es político y no académico, pues casualmente la mayoría de las organizaciones indígenas de Ecuador han estado protestando contra el presidente Correa. Esperemos que el problema se solucione, pues realmente me parece muy valioso el trabajo que hace esa institución.

Hay otras universidades interculturales, como la de Colombia y la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur, de Guerrero, México, que tampoco tienen reconocimiento, lo que impide que los egresados obtengan un título con validez oficial. Éste fue uno de los temas más mencionados en la reunión, el asunto de la necesidad de contar con la acreditación a los estudios de estas universidades. En mi opinión, el hecho de que no lo haya es una contradicción más entre las leyes y la realidad en relación a los pueblos indígenas, ya que en la mayoría de los países hay un reconocimiento constitucional a la multiculturalidad pero en la práctica (en este caso respecto a la educación superior) no se está reconociendo.

Entre los puntos de la declaración final del evento se menciona el compromiso de crear un sistema de evaluación y acreditación internacional específico para este tipo de universidades, de acuerdo a sus características particulares. Ojalá lo hagan pronto pues realmente por lo que ví son instituciones de educación serias y consolidadas, que ofrecen diversos tipos de conocimiento.

También hay en la declaración un punto que se refiere a que continuarán trabajando en “la interculturalización de la educación superior como un eje central para las transformaciones estructurales que requieren nuestros países” y se hace un llamado a todas las universidades del continente a sumarse a esta iniciativa. Este tema también me parece fundamental, pues creo que sería muy bueno que en todas las universidades se enseñaran también los saberes de los pueblos originarios. En ese sentido, hubo un reconocimiento particular al trabajo que se está realizando en la UNAM a través del PUMC, que por cierto fue anfitrión y uno de los organizadores del evento junto con la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN), el Colegio Superior para la Educación Integral Intercultural de Oaxaca (CSEIIO), el Fondo Indígena, el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU y la Fundación Ford.

Hablando de organizadores del encuentro, me llamó la atención la ausencia de la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe (CGEIB) de la SEP, pues es la instancia encargada de la mayoría de las universidades interculturales de México. En la inauguración estuvo como invitado Fernando Salmerón Castro, coordinador de la CGEIB, pero solamente saludó y agradeció la invitación, y se retiró en cuanto terminó el acto protocolario. Sí estuvieron presentes en el encuentro algunos rectores de estas universidades que dependen de la SEP, pero de éstas y otras hablaremos la próxima semana. Artículo publicado en Animal Político.