miércoles, 10 de abril de 2013


Disyuntiva en CNTE: gremio o partido
Carlos Ramírez -

El conflicto magisterial tiene orígenes históricos en el tiempo pero un común denominador en sus objetivos: la educación como aparato de control ideológico, antes a favor de la ideología de la Revolución Mexicana y hoy como definición de nuevos proyectos políticos.

El colapso del SNTE ocurrió en los años 50, cuando la izquierda comunista -liderada por el Partido Comunista Mexicano- tomó el control de sindicatos de empresas o servicios públicos. La mano dura de los gobiernos de Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos, con Gustavo Díaz Ordaz como el operador político desde la Oficialía Mayor de Gobernación y luego la titularidad de la dependencia, aplastó a la disidencia.

El punto central del conflicto actual radica en el viejo modelo de sindicalismo mexicano controlado por el Estado vía el PRI y el sistema político priista, hoy en proceso de redefinición: los sindicatos ya no constituyen estructuras de poder alterno al PRI. El aplastamiento de la disidencia magisterial en 1958 prohijó la estructura de cacicazgos en el SNTE: Jesús Robles Martínez, Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo. Sólo que la decisión oficial se centró en el control de masas y abandonó el bienestar; por eso el nacimiento de la disidencia sindical seccional en diciembre de 1979 se dio en torno a 3 grandes banderas: democracia sindical, deterioro salarial y sindicatos como parte de otro proyecto de nación.

El problema en el SNTE fue la incapacidad de los cacicazgos para mantener el control de los maestros y de las secciones, sobre todo porque los caciques centraron su acción sólo en el afianzamiento de poderes personales y no en función de las estructuras del sistema. El nacimiento de la CNTE en 1979 por conflictos seccionales en Oaxaca y Chiapas se dejó suelto: Jonguitud se desentendió del problema y Gordillo pactó la autonomía en el control seccional a cambio de no romper la organización del SNTE.

El problema se agudizó con la modernización educativa de Salinas en 1993, quien federalizó la educación trasladando a los estados el presupuesto en el sector y la relación con las secciones sindicales pero mantuvo al SNTE como sindicato nacional. En este escenario, los gobernadores quedaron atrapados en la pinza del SNTE de Gordillo y de las secciones estatales disidentes, en una doble negociación laboral. Ante las protestas en cada revisión contractual, el gobierno federal miraba hacia otro lado obligando a los gobernadores a una agenda secundaria con sus secciones. La razón oficial fue obvia: el SNTE era parte de la estructura de poder del sistema político priista.

La crisis en Oaxaca en 2006 desbordó al gobierno estatal, obligó al gobierno federal panista a buscar una salida institucional y al final la insurrección popular violenta sólo en el Centro Histórico y en la zona de la Universidad Benito Juárez condujo a la intervención de la Policía Federal. La Sección XXII, con astucia política, se alió a la coalición antipriista formada por partidos opositores al PRI y sobre todo a la élite priista que se salió del tricolor para tomar el control de todas las organizaciones políticas opositoras, para poner gobernador en 2010.

La victoria electoral de la alianza antipriista en Oaxaca en 2010 se centró en el papel de la Sección XXII ya no como organización gremial sino como movimiento popular de masas, financiada con dinero público por las revisiones contractuales. En Oaxaca no hubo una lucha de maestros por la dignidad ni contra la represión sino la organización de una nueva hegemonía política popular antipriista -aunque liderada por expriistas, sobre todo el exgobernador priista y ahora figura panista Diódoro Carrasco Altamirano-.

De ahí que la crisis político-magisterial en Oaxaca nada tiene que ver con la evaluación magisterial sino que Oaxaca vive, subterránea pero vívidamente, un conflicto de disputa por la hegemonía entre los grupos que derrotaron al PRI en 2010. La disputa en Oaxaca -ajena a la crisis en Guerrero- se origina en los compromisos asumidos por Gabino Cué Monteagudo con los grupos sociales disidentes para ganar las elecciones. El problema radica en el hecho de que la agenda social de la alianza de la XXII con organismos antisistémicos pasa por la conformación de un gobierno popular de dominio directo del poder por las organizaciones radicales comprometidas por una forma de gobierno de ejercicio directo del poder por esas militancias.

Los maestros de Oaxaca y Guerrero han asumido el tema de la evaluación como el punto de ruptura de sus organizaciones gremiales como liderazgos populares del poder popular. El gobierno federal busca reducir el papel de los sindicatos justamente a la defensa de derechos obreros y ya no como en los viejos tiempos del PRI en los que los sindicatos eran las estructuras de movilización del poder político contra los grupos empresariales.

Ahí es donde se debe centralizar el tema del conflicto magisterial, los profesores con las movilizaciones de masas en busca de víctimas y banderas de lucha que obligan al endurecimiento policiaco y el gobierno federal moviéndose hasta ahora en los gelatinosos límites de la aplicación de la ley. Luego de la intervención policiaca de la semana pasada en Guerrero, el balón del conflicto se asentó en el nivel local de los gobernadores perredista en Guerrero y perredista-panista en Oaxaca.

El debate sobre el enfoque educativo no es nuevo; los maestros disidentes de la CNTE quieren una educación en contra del modelo neoliberal, un poco como recuperación de aquel diciembre de 1934 cuando el presidente Lázaro Cárdenas reformó el artículo 3 de la Constitución para decretar que "la educación que imparta el Estado será socialista". La reforma de diciembre de 1946 del presidente Miguel Alemán cambió el concepto y estableció que "la educación que imparta el Estado" no sería socialista sino que "tenderá a desarrollar todas la facultades del ser humano", además de ser democrática como sistema de vida.

La educación, al final de cuentas, es un aparato de reproducción ideológica. Por ello el conflicto magisterial tiene que ver con la redefinición del proyecto de nación.

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